lunes, 4 de julio de 2011

Otro que fue ministro

  •  Por su interés, reproducimos este artículo de La Gaceta.

    Rafael Sánchez-Mazas

    Otro que fue ministro

    20-06-2011
    Estos días toca hablar de buenos escritores que se comprometieron con la políticaHay temas impuestos por la actualidad, inevitables, y estos días toca hablar de buenos escritores que se comprometieron con la política, y que incluso acabaron ministros. El mejor ejemplo, sin duda, es Rafael Sánchez-Mazas. Formaba junto a Agustín de Foxá la mejor aristocracia de eso que llamaron la corte literaria de José Antonio.


    Eran los tiempos en los que el falangismo se asemejaba más a un movimiento poético que a una algarada revolucionaria, cuando en el Madrid de las tertulias compartían café los intelectuales de izquierda y de derecha, sin creer ya nadie en esa distinción que parecía disolverse con la democracia, en un siglo entregado a lo totalitario. Los escritores se insultaban de mesa a mesa, y lo hacían con cierta elegancia y un indisimulable aprecio, porque la política no pasaba de ser un jeroglífico intelectual.
    La miopía histórica se acuerda ya sólo de Rafael Sánchez Mazas para encuadrarlo en la Falange, en la que participó con entusiasmo y para la que compuso una oración destinada a sus caídos, cuando los enfrentamientos se trasladaron del lance de tertulia al plomo callejero. Y a punto estuvieron los suyos de tener que entonarla por él mismo, esa oración, que se salvó muy milagrosamente de un fusilamiento en masa.

    Estudió Derecho sin entusiasmo, más enredado en sus primeros y aplaudidos versos, para luego dedicarse al periodismo con maestría. Además de prensa, escribió novelas como Rosa Kruger o La vida nueva de Pedrito de Andía, y sus sonetos –impresionante el creado ante el retrato de la condesa de Noailles– podrían pertenecer al mejor de nuestros siglos.
    Llegó a ser ministro sin cartera, pero abandonó el gobierno por propia voluntad, aunque ello le significase cierta penuria económica. Al poco heredó una fortuna, circunstancia que atrajo los aguijones de Foxá: “Antes eras un escritor y un ministro; ahora no eres más que un millonario”. No hay constancia de la réplica, pero debió de ser brillante: se dice que Rafael era un conversador excepcional.
Agustín de Foxá



http://www.intereconomia.com/noticias-opinion/otro-que-fue-ministro-20110620

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