sábado, 27 de diciembre de 2014

Ridruejo en la División Azul (Joaquín Albaicín en Cultura transversal)



(Joaquín Albaicín)


Primero, fue el icono de una Falange sólo ilusoriamente triunfadora. Después, el de esos mismos combatientes desengañados. Por fin, el de una cierta izquierda light. A los diseñadores y timoneles de la Transición les sonrió la suerte cuando Dionisio Ridruejo exhaló su último suspiro unos meses antes que Franco, pues sospecho que, en calidad de virtudes democráticas y en un momento en que –como en todos los cambios de régimen– no cotizaban al alza, su ecuanimidad y honestidad proverbiales les hubieran resultado de lo más tiquismiquis e incordiantes. De hecho, en 1976, Taurus publicó una colección de recuerdos debidos a quienes habían sido amigos y colaboradores del disidente (Juan Benet, Luis Rosales, Narciso Perales, Cela y Aranguren entre ellos) y en tan temprana fecha, con su cuerpo casi todavía caliente, ya se le situaba de modo tácito en un universo pretérito, por no decir que remoto. Cada elogio era como una paletada de tierra sobre un hombre que, en vez de con y contra Franco, hubiese luchado contra el Gran Turco o polemizado en el foro, en unos brumosos Idus de Marzo, con Cicerón.


(Dionisio Ridruejo)


Desde hace unos pocos años, pasados los suficientes para que de su figura ya se haya desprendido todo eventual ascendente intelectual o moral, se ha procedido a su exhumación. Memorias, biografías… La recuperación por Fórcola, en una impecable y desapasionada edición crítica de Xosé M. Núñez Seixas de sus Cuadernos de Rusia, los diarios de su tiempo de servicio –desde julio de 1941 hasta septiembre de 1942– en la División Azul, con trazas de haber sido en su momento pasados a limpio, pero no modificados, nos parece un acierto, y no sólo por su valor estrictamente literario. También, porque estas páginas vienen a esclarecer –o tal nos parece– la razón última de las dificultades para hallar encaje institucional a Ridruejo lo mismo en el escenario franquista que como comparsa de una burocracia democrática. Al calor de la experiencia directa del frente o del roce sin intermediarios con la gente, el campo, la calle o las páginas de un libro, Ridruejo –aquel poeta soriano recriado en Segovia y que, pese a su frágil constitución, se alistó y partió a Rusia a combatir a cuarenta grados bajo cero en Possad, el monasterio de Otenskij y la cabeza de puente del Volchov, en parte para callar bocas y en parte por su decepción con el nuevo orden– experimentaba sentimientos, es decir: le sobrevenían apreciaciones de conciencia, valoraciones templadas a la lumbre de principios éticos, se conmovía… Ridruejo estaba, en fin, totalmente incapacitado para llegar a ser lo que se entiende por un político, espécimen social al que –ya en su variante gélida, ya en la bravucona– únicamente importan el lucro económico y el disfrute de la erótica del poder.


(Voluntarios españoles en la División Azul)


Redactados por su autor a veces en la comodidad del hospital y a veces en la trinchera, mientras se frotaba las orejas con nieve para no perderlas y rodeado por los últimos románticos del falangismo (Enrique Sotomayor, Luis Nieto, Vicente Gaceo…), sumidos todos ellos en un piélago de dudas y cuya valentía e idealismo quedan en estos cuadernos tan de manifiesto como su muy deficiente comprensión de la realidad política internacional… los diarios de Rusia permiten entrever lo poco que los combatientes españoles sabían acerca de la drástica política de exterminio adoptada por el III Reich contra la población judía, y también las reacciones de repulsa que las inquietantes escenas que a veces presenciaban despertaban en sus conciencias. No obstante, Ridruejo ve las columnas de inocentes de ambos sexos, conducidos sin distinción de edades hacia destinos presumiblemente poco halagüeños, y expresa su compasión… pero matizando que eran judíos y, claro, esa compasión no significaba simpatía (¡!).
La «matización» de Ridruejo nos dejaría estupefactos de no saber bien que tal era el parecer característico del occidental medio de entonces, y en gran medida lo sigue siendo del de hogaño, aunque ahora los blancos de sus «matizaciones» puedan ser otras comunidades distintas de la hebrea. De hecho, y por varias razones, ni el III Reich ni el comunismo nos serían inteligibles de hacerse abstracción de la costra de antisemitismo subyacente en la sociedad europea de entreguerras (algunas poblaciones invadidas por los nazis, observa Ridruejo, odiaban menos a sus invasores que a su propia minoría judía). Tórnase inevitable pensar en que, más o menos mientras Ridruejo escribía estas meditaciones, Irene Nemirovsky era deportada a Auschwitz, donde ella y su marido fueron asesinados a la vez que, en París, la prensa colaboracionista con el ocupante nazi elogiaba sus virtudes como escritora y publicaba su última novela. Nemirovsky cometió el trágico error en el que nunca podemos permitirnos caer quienes pertenecemos a una minoría étnica: asumir, dar por sentado que debemos ponernos siempre en el lugar de la mayoría, sin exigir a ésta que, al menos de vez en cuando, se ponga en el nuestro.
Por debajo de un barniz de emociones y lecturas de escasa consistencia, Ridruejo nunca fue, en propiedad, un nazi. Confía en que Alemania habrá de renunciar a los aspectos más desagradables del nazismo: al «mito germánico-pagano», «la presión sobre la función libre de la inteligencia», «el utilitarismo dictatorial», su «política racional»… Y en que dichos lastres caerán o se morigerarán por su propio peso. Quizá sea demasiado fácil y muy poco justo enjuiciar con los libros de historia sobre la mesa y el tiempo oficiando de confidente las cualidades proféticas del natural de un continente –Europa– en el que por la democracia, cuyas instituciones sólo fueron restauradas en 1945 por la victoria de ejércitos de ultramar, prácticamente no combatía nadie. ¿Hubieran sucedido así las cosas, como pretendía él? Trasladado al caso del comunismo, el pronóstico de Ridruejo se mostró acertado: Andropov no era ya tan sangriento como Trotski, cierto. Pero la suavización del régimen precisó de tres generaciones de rusos y europeos orientales masacrados por la tortura, el asesinato, la humillación intelectual y el campo de concentración. ¿Mereció la pena?
Pienso que el propio Ridruejo, tal y como su trayectoria posterior ilustra, no tardó en darse cuenta de que no, de que no la merecía. Jamás renegó de su idealismo juvenil ni de su aventura bélica en las estepas, pero allá por 1955 ya se había adherido al: «No es esto, no es esto» de Ortega… Un poco a lo que el otro Ortega, Domingo, sentenciaba sobre el toreo mal planteado y peor puesto en práctica.
Quizá empezara ya Dionisio Ridruejo a entreverlo en alguno de los carteles de toros –seis para Juanito Belmonte, Gallito y Andaluz– que decoraban las chabolas de la División Azul, la única unidad de aficionados a los toros –y ya, sólo por eso, nos caería simpática– de todas las movilizadas por la Wehmacht… y que, como el Ortega de Borox, lidió y despachó con éxito toros cuya lidia parecía imposible.
Dionisio Ridruejo, o un matador condenado a lancear a la verónica a toros de nieve…

De Cultura Trnasversal https://culturatransversal.wordpress.com/category/autores/joaquin-albaicin-autores/

jueves, 25 de diciembre de 2014

'La Dama de mis Sueños', la última novela de Rocafort.

Acaba de publicarse "La Dama de mis Sueños: Vida y Amores del Conde de Salina, Don Diego de Silva y Mendoza", el último libro de Guillermo Rocafort. La novela toma como protagonista al último hombre del Renacimiento Español, de un Imperio donde no se ponía el Sol.

En este enlace puede oírse la entrevista que  la Cadena Ser hizo al autor (minutos 5 a 15).




LEGIÓN ESPAÑOLA DE VOLUNTARIOS EN RUSIA

"LEGIÓN ESPAÑOLA DE VOLUNTARIOS EN RUSIA : los últimos de la División Azul" es la historia unos españoles -poco más de dos mil- que luchaban en Rusia en el momento en que se desmoronaban los ejércitos de Hitler. Después de la gran batalla de Stalingrado, el Ejército soviético volcó todo su ímpetu y superioridad sobre el Grupo de Ejércitos Norte, al que pertenecía esta pequeña unidad. Un libro en gran formato e impreso a color. Un álbum fotográfico testimonio de aquella aventura española. Si es de su interés puede adquirirlo en su librería y en grandes superficies.


sábado, 13 de diciembre de 2014

Muere el poeta y escritor Rafael de Cózar.

(ABC) 
El escritor y poeta Rafael de Cózar, falleció la noche del viernes  12 en un incendio ocurrido en su vivienda de la localidad sevillana de Bormujos, era doctor en Filología Hispánica y catedrático de Literatura Española en la Universidad de Sevilla y un estudioso del vanguardismo literario.
Nacido en Tetuán (Marruecos) en 1951, casado y con una hija, vivió desde los once años en Cádiz, ciudad donde ejerció como pintor y donde fue reconocido con diferentes premios. Aún así, dejó la pintura para dedicarse a la escritura como miembro fundador del grupo literario 'Marejada'.
Licenciado en Filología Hispánica, fue premio Extraordinario de Doctorado de la Universidad de Sevilla y premio 'Ciudad de Sevilla' para tesis doctorales, con la obra «Fundamentos históricos de la experimentación poética española».
En 1996 ganó el premio Vargas Llosa de Novela por «El corazón de los trapos», galardón instituido aquel mismo año por la Universidad de Murcia y la Caja de Ahorros del Mediterráneo.
Además fue finalista de premios como el Guernica de novela, mención especial del Premio Elisee de novela manuscrita y finalista de los premios de poesía Ricardo Molina de Córdoba y Rafael Montesinos de Sevilla, entre otros.
Muy amigo de Juan Eslava Galán y de Arturo Pérez Reverte, éste utilizó su nombre para uno de sus personajes de la serie del capitán Alatriste, donde Rafael de Cózar es un actor de teatro y marido de María de Castro, la actriz amante de Alatriste.

«Vanguardia o tradición»

En 2005, De Cózar presentó el ensayo «Vanguardia o tradición», en el que subrayaba cómo el vanguardismo ha sido una constante en la historia de la escritura: «la vanguardia ha existido siempre».
Esta obra supuso un buen complemento a las investigaciones que De Cózar comenzó en 1991, en las que trataba de establecer todas las conexiones que se producen dentro del vanguardismo en las distintas artes como la música, la pintura o la escritura.
En sus páginas se recogían las diversas definiciones de vanguardia, y también los formalismos de este movimiento, que también se han plasmado en otras artes según el autor, y analizando el lenguaje de esta tendencia «haciendo frente» a la escasa valoración que se tiene de los estudios de la vanguardia.
Rafael de Cózar también publicó ensayos sobre poesía experimental y fue colaborador de medios de comunicación como ABC, El País, Canal Sur y de los desaparecidos diarios Informaciones y Diario 16.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Cierra TeleSevilla. Triste noticia para la libertad.



En la triste hora del adiós a TeleSevilla , desde la asociación cultural Ademán,queremos recordar su independiente estela de defensa de la libertad con parte de la cobertura que ofrecieron del caso Foxá.

http://youtu.be/VygsoYch9Vo?list=UUZPLSxKpzcQ5djucvhaQ2zg

Santiago Carrillo estranguló a su primera mujer

En la novela «Con la piel de cordero», el periodista Josele Sánchez documenta un catálogo de atrocidades del dirigente comunista

 «Santiago Carrillo estranguló a su primera mujer»ABC

Día 07/12/2014

En la «Apología», Guillermo de Orange acusa a Felipe II de asesinar a su hijo Carlos y a su mujer, Isabel de Valois. Minucias. En «Con la piel de cordero», el periodista Josele Sánchez cuenta cosas peores de Santiago Carrillo. Hay muchas más víctimas. Con nombres, apellidos y piolets. Se trata de una novela documentada históricamente. «Llevo dos años estudiando a Carrillo. Son hechos demostrables porque si no, ahí están los juzgados. Evidentemente tengo que tener muy documentado lo que afirmo sobre Santiago Carrillo para hacerlo con esa contundencia. Santiago Carrillofue un genocida, un asesino y, además, absolutamente despreciable como ser humano. Y ha pasado a la historia como todo lo contrario», dice Josele Sánchez en conversación telefónica con ABC.
El protagonista de la novela editada por Círculo rojo y que sale a la venta el 19 de diciembre no es Carrillo. Es Marcos Larrazábal, un periodista que debe investigar al dirigente comunista y se va encontrando con los datos que sostiene en esta entrevista Josele Sánchez (Buñol, 1964). «Tenía una primera mujer que se llamaba Asunción, Chon, asturiana, que le acompañó en su huída de España. Primero a Francia y luego la dejó en Uruguay y a sus camaradas, encargados de que no la dejaran regresar a Europa. Pero vuelve y se la encuentra en Francia. Tienen una fuerte discusión en la casa de Dolores Ibarruri. La asesina, la estrangula y la entierra en el chalet de la Pasionaria. La historia estaba en “Así destruyó Carrillo el PCE”. El libro de Líster se publicó quitando esa parte».
Además, Josele Sánchez asegura que Santiago Carrillo fue el máximo responsable del asesinato de Leon Trotski en México. «Es una orden directa de Stalin. Santiago Carrillo es el supervisor de toda la operación. En la novela aparecen todos los detalles históricos. Diego Rivera y Pablo Neruda ofrecieron la cobertura necesaria para que Ramón Mercader asesinara a Trotski, después de un primer intento».
«Ya no se trata solo de lo que ocurrió en Paracuellos. En este libro se habla de una campaña selectiva de exterminio de militantes comunistas que discrepaban de su línea estratégica. Salen 122 nombres en España y 43 en territorio francés. Nombres, apellidos, lugar de ejecución, fecha de ejecución... Y la mayoría de ellos están considerados por el Ministerio de Cultura como asesinados por el franqusimo, como represaliados».
También aparece en la muerte de José Antonio Primo de Rivera. «Se produce una reunión en Valencia el 17 de noviembre del 36, donde intervienen Indalecio Prieto, el fiscal y el juez que tenían que llevar el proceso. Se presenta desde Madrid Santiago Carrillo, consejero de Orden Público, que nada tenía que ver con esa reunión. Llega con la orden clara de Stalin de que José Antonio sea fusilado. Y consigue cumplirla». Según el autor, hay un pacto previo a la Transición para proteger a Santiago Carrillo y blanquearle el pasado. «El único exiliado que no pudo volver a España fue Segundo Serrano Poncela, número dos de Carrillo en Paracuellos. Eso no fue casual».
Por lo demás, «Con la piel de cordero» es una novela con argumento. Con nudo, con desenlace. Y hasta con una historia de amor. Del periodista Larrazábal, no de Carrillo.

 http://www.abc.es/estilo/gente/20141207/abci-santiago-carrillo-estrangulo-primera-201412061750.html

Presentación del libro homenaje a Mercedes Fórmica

Se presentó en el Ilustre Colegio de Abogados de Sevilla el libro "Un grito en el silencio", obra colectiva impulsada por la Asociación Cultural Ademán como homenaje a la escritora y abogada gaditana Mercedes Fórmica, impulsora durante la segunda mitad del siglo XX de leyes en favor de la igualdad de derechos para la mujer. El libro, coordinado por Ademán y editado por Barbarroja, cuenta con la participación de varios documentados autores que abordan al personaje desde su faceta biográfica, jurídica y socio política, encuadrándola en su entorno histórico y valorando su obra en pro de los derechos de las mujeres.
El acto contó con la presencia de numeroso público que llenó el salón de actos del Colegio de Médicos de Sevilla. Fue presidido por el letrado José Manuel Sánchez del Águila, coautor de la obra y representante en el acto del Decáno del Colegio de Abogados, también en la mesa se encontraban Mercedes Valdivia, autora de un interesante capítulo biográfico en el libro y Javier Compás, Presidente de Ademán. Presentó el libro con una brillante y amena charla el letrado del Colegio de Madrid, Carlos Javier Galán, autor de varios artículos sobre la homenajeada.
El libro se encuentra a la venta en La Sala Cultural La Revuelta C/ Siete Revueltas, 33.
A. C. Ademán