lunes, 20 de diciembre de 2010

ENTREVISTA A JAVIER COMPÁS, AUTOR DE "LA PLAYA DE LOS ALEMANES"

Javier Compás
Escritor, presidente de la A. C. Ademán, Sumiller.

Entrevista de Félix J. Machuca. ABC 20-12-2010

No hace tiempo de playa. Pero sí lo hace para adentrarse en aquellos litorales gaditanos donde se esconden secretos nazis. Esa es "La Playa de los Alemanes" que acaba de escribir Javier Compás. (Jirones de Azul).

Con Vargas Llosa

Paseando por el centro, en el escaparate de la librería Céfiro, Javier Compás vió su novela "La Playa de los Alemanes" justo al lado de la última de Vargas Llosa y por encima de la de Eduardo Mendoza. Eso no se ve siempre. Y para que conste en acta fotografió el escenario y se lo envió a su editora, Rosa G. Perea (Jirones de Azul) como una de esas bromas que nos deparan el deseo y la realidad cuando se guiñán el ojo y se vuelven amables cómplices de los sueños de autor. Compás prepara ya su próxima entrega, que va de arte, pintores y antigüedades mientras me insiste en un aspecto de su reciente novela: no es solo un relato de nazis. Sevilla, la Sevilla del centro histórico, es también un personaje que aparece en la novela y no solo como un escenario.


- En la portada de su novela hay un trozo de costa y, arriba, amenazante, la cruz gamada. ¿Está ud. en disposición de asumir ciertos riesgos?

—Llevo asumiéndolos bastante tiempo. Y siempre es ingrato moverse en una situación liberal, abierto a todo, a criticarlo todo y a poner bien, aunque sea políticamente incorrecto, al que haya que poner bien.

—Se lo digo porque estoy convencido de que algunos, que no leen mucho e interpretan sesgadamente, intentarán crucificarlo…

—Un libro que en la portada tiene la cruz gamada puede ser que defienda o ataque lo que representa ese símbolo. Últimamente es usual criticar lo que representa esa cruz. Para descubrir lo que pasa en mi libro con esa bandera habrá que leerlo.

—Dejemos el tema y vayamos a su novela. ¿Realidad, ficción, fifty fifty, literatura al fin y al cabo?

—Literatura al fin y al cabo, con sustrato de realidad, pasajes históricos reales pero con una poderosa aportación fantástica creada por mi calenturienta mente.

—Pero siempre ha existido ese runrún de nazis escondidos en la costa y en la sierra andaluza, tras la caída de Hitler. ¿Ud bucea históricamente en aquellas peripecias?

—Algunas noticias tengo de ellos. Pero de escondidos nada. Vivían a cara descubierta, habían sido aliados durante la guerra civil y España fue pro eje hasta la mitad de la segunda Guerra mundial, cuando le empezó ir mal a Alemania.

—No se ocultaban pero tampoco lo pregonaban…

—Si es así. León Degrelle fue reclamado por el gobierno belga para ser juzgado y por una cosa o por otra nunca fue entregado a los aliados. Se quedó aquí, en Constantina.

—Es capaz de adelantarme un título periodístico sobre aquellos nazis en Andalucía más real que literario…

—La costa andaluza fue un refugio de antiguos nazis tras la segunda guerra mundial.

—Por cierto, usted sigue siendo miembro y ahora presidente del grupo cultural «Ademán», últimamente empeñado en la loable tarea de derribar ciertos mitos guerracivilistas entre los escritores literarios de la época. ¿Se entiende ese deseo o no?

—El que haya asistido a nuestros actos culturales de este año y ha escuchado lo que allí se ha dicho, no tendrá la menor duda de que, efectivamente, tenemos ese espíritu: el de superar antiguas rencillas culturales por motivos políticos y normalizar el mundo literario en España.

—¿Están ustedes agradecidos a la intolerancia absoluta de IU municipal que boicoteó un homenaje literario a Foxá y os proyectó, en cambio, como asociación cultural?

—No. Yo hubiera preferido que se hubiera tratado a «Ademán» con todos sus derechos de asociación cultural y, por tanto, de libre acceso a un centro cívico, antes de que se nos amordazara por sectarismo político.

—Los Tribunales también han hablado contra aquella arbitraria decisión y han condenado a la señora Medrano a pagar una seria fianza…

—«Ademán» jamás juzgará la decisión de un juez. Pero qué duda cabe que un político que se dice al servicio de los ciudadanos debe velar por los derechos cívicos y jamás cercenarlos

—Creo haberle oído al señor Torrijos que esa decisión jurídica le parece desproporcionada y no propia de estos tiempos…

—Lo que no es propio de estos tiempos es censurar actos culturales.

—Pero IU entiende que sus apuestas culturales son actuales y progresistas.

—La base de la posición de IU para prohibir el acto de homenaje a Foxá fue por motivos ideológicos. Y yo creo que por motivos ideológicos no se debería prohibir ningún acto cultural, salvo que exaltara el odio y la violencia, cosa que sí hacen grupos extremistas de ideas aberchales invitados a actuar en Sevilla.

—¿Le parece que olvidemos el asunto? Por qué no me indica un buen vino para brindar por su novela…

—(Risas) Para que no se enfade nadie y ya que estamos en Andalucía, un buen Tio Pepe frío sería aconsejable.

—¿Y otro para brindar por la buena literatura?

—El que más me gusta para leer es un buen amontillado

—Y, por favor, con este no se corte: recomiéndenos uno muy español para brindar por la libertad y contra las falsas alarmas…

—Lo voy a sorprender con un vino muy español: un cava catalán. Es el que mejor cuadra a estas fechas.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Conferencia de Mauricio Wiesenthal "Presencia de Tolstoi, cien años después"

jueves, 9 de diciembre de 2010


lunes, 6 de diciembre de 2010

La sonrisa del bárbaro


Boris Vian dio cuenta en 'Vercoquin y el plancton' del triunfo de lo irracional, de lo imprevisto, del absurdo y de la ferocidad de las vanguardias de principios del siglo XX.

Manuel Gregorio González

En Boris Vian se cruzan, de modo natural, dos violencias opuestas: la vocación demoledora de las vanguardias, su alegre desmembramiento de la tradición narrativa, y la agonía existencial de la posguerra. También florecerá en su obra aquella violencia, celérica y masiva, de la gran novela negra americana. Así, si en las tres primeras décadas del XX, la literatura se ocupó de fracturar cuanto de razonable, de premeditado, había en la escritura, la dilatada mortandad de los 40 abrirá un precipicio (el precipicio del interior humano), en el que el hombre ronda sus zonas abisales, hasta toparse con el absurdo. Es la hora de Beckett y Cèline, de Camus y de Sartre. Sin embargo, Vian es previo -en ningún caso ajeno- a este encapsulamiento literario. En Vercoquin y el plancton, como en Lobo-hombre en París, como en Escupiré sobre vuestras tumbas, lo que se ventila es una enérgica remoción del mundo, un fenomenal combate, pero nunca el abandono del hombre a sus propias y menguadas fuerzas.

Quizá la característica más obvia de Boris Vian sea la ferocidad. Una ferocidad que comparte, salvando las distancias, con el Henry Miller de los Trópicos y La crucifixión rosada. Si Miller, que también escribe al filo de los años 40, ha encontrado en el sexo una suerte de beatitud, de íntima vulneración del orden anodino y mostrenco de las cosas, en Vian encontramos que el sexo, junto con la violencia, son las rendijas humorísticas por las que el mundo recupera su esplendor: un esplendor, en cualquier caso absurdo, excesivo, salubre, en el que el hombre vindica su antiguo señorío, la primacía individual sobre la masa, ordenancista y mezquina. El referente inmediato de ambos es, obviamente, Rimbaud; aquel Rimbaud de las Iluminaciones que escribe: "Un día senté a la belleza en mis rodillas. Y la encontré amarga. Y la injurié". De igual modo, Vercoquin y el plancton es una refutación de lo bello usual, de las delicias mundanas, que acaba y comienza con el vértigo disparatado de una Surprise-party. La semana pasada, Braulio Ortiz daba noticia aquí, en este suplemento, de la reedición de algunas obras de Jardiel Poncela. En Amor se escribe sin hache, en ¡Espérame en Siberia, vida mía!, en Pero... ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?, escritas una década antes que Vercoquin..., lo que Jardiel nos ofrece es la juvenil trepidación de la Europa de entreguerras. Una trepidación hecha de copas tintineantes y profundos escotes, sobre un fondo movedizo de sport-men, yatch-clubs y hermosos descapotables. Ese mundo crepuscular, burbujeante, nacido de la fugacidad, es el mismo que asoma en estas páginas, o aquél que se rigoriza y vive, con calidades metálicas, en la pintura de Tamara de Lempicka.

Pasada la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, la literatura y el hombre prestarán atención a otros asuntos. Desde esta perspectiva, Vercoquin y el plancton, escrita en el 43, no deja de ser una anomalía, o la última brasa de una Europa extinta. Aunque en el París de los 50 aún existieran las jazz-band (Vian era trompetista en una de ellas), el jazzbandismo de Gómez de la Serna había quedado sepulto bajo los escombros. No obstante, es el humor de Apollinaire, de Alfred Jarry, de Jacques Vaché, de Arthur Cravan, lo que asoma a esta novela, cuya naturaleza disolvente radica, no tanto en la mordacidad y el desenfreno con que se dirigen sus protagonistas, como en el carácter irreal, maleable, congestivo y amorfo, con que la realidad se nos presenta. Sin duda, Vercoquin y plancton es una novela de amor. Pero un amor que participa, como el amor fou de Breton, de una ingente capacidad destructiva. Se trata, en suma, del triunfo de lo irracional, de lo imprevisto, sobre el apacible orden mesocrático. Las páginas dedicadas a la unificación de criterios, al fantasmal organismo de la CNU, donde trabaja el protagonista, son admirablemente absurdas. Y el vigoroso entusiasmo de las Surprise-party, transmite al lector una alegría salvaje. La alegría de demoler, destruir, laminar, de dar a luz un mundo nuevo... Esa fue la propuesta de las vanguardias, apenas empezado el XX. Vercoquin y el plancton es un magnífico y tardío ejemplo de ello. Luego, el siglo les daría la razón, innumerablemente.

EN RESPUESTA A HENRY KAMEN


FÉLIX MADERO
Día 06/12/2010

POR razones que los historiadores españoles soportan, son los británicos los que se empeñan en seguir contando nuestra historia. El empeño en el caso del hispanista Henry Kamen no sólo se queda en lo que hemos sido, sino en lo que somos y lo que no. Lo de Kamen resulta excesivo para un pueblo que es incapaz de digerir su historia, su gran historia. Puede que sea ésta la causa por la que desde fuera nos explican existencia y carácter. El caso es que Kamen, un hombre nacido en el mismo año en que nuestros abuelos decidieron darse garrotazos con los pies y el cerebro bajo la arena, nos dice ahora que España no es un país, que ni siquiera tenemos héroes. Curiosa forma de descubrir al lector lo poco que sabe de nosotros el autor de un libro que tituló Imperio, la forja de España como potencia mundial. Que alguien que ha entrado en las vidas de Gonzalo Fernández de Córdoba, Carlos I, Pizarro, Hernán Cortés o el Duque de Alba nos venga ahora con esto, con que desde la cuna nos acompaña un sentimiento de inferioridad, o que aún no nos hemos enterado de que ya no vivimos en el siglo XVI, dice mucho de aquellos que pretenden escribir nuestra historia.
Escribo desde Sevilla, y frente a mí tengo el río Guadalquivir, que me ayuda a imaginar qué fue esta ciudad en 1600. Quizá Kamen debería hacer lo mismo para, a continuación, tomarse un vaso de vino por el centro a ver qué hay de nuestro complejo de inferioridad, qué del reloj que se paró en el siglo XVI. Kamen, que se muestra resuelto y seguro, al decir que los españoles carecemos de una ética del patriotismo —¿cómo lo sabrá, él que nació en Birmania?— cree que nuestra vidas caminan en torno a El Cid —¡una ficción del pueblo español!— y el antihéroe don Quijote de La Mancha. Y eso si que ya no estoy dispuesto a aceptarlo. Primero porque Rodrigo Díaz de Vivar no es un invento, y segundo porque el Caballero de la Triste Figura no es sólo la concreción del antihéroe, es la esencia bien perfilada de la grandeza del ser humano. Y si me lo permite Kamen, del español. Es el olvido de Don Quijote lo que nos delata. Aunque resulta evidente que el historiador británico no sabe explicarlo.
Sin embargo el autor de Los desheredadosexplica que al no superar los españoles la Guerra Civil permanecen vivas las divisiones, y eso hace que nunca podamos ser una familia. No seremos una familia, pero supongo que Kamen no nos hurtará la condición de pueblo. Desde ahí bien podría buscar las raíces de un heroísmo compartido que nos permite estar unidos desde hace treinta y dos años. Más allá del pueblo, más allá de nosotros, están los que gobiernan. Pero esa es otra historia que, cada vez tiene menos que ver con el pueblo. ¿Me entenderá el venerable Henry Kamen?

domingo, 5 de diciembre de 2010

El historiador Henry Kamen afirma que "España no es un país, no tiene ni un sólo héroe"



Periodista Digital

"España no es un país, no tiene ni un sólo héroe", afirma a Efe el historiador británico Henry Kamen, quien lamenta que sigan existiendo los dos bandos surgidos hace dos siglos y que defiendan sus ideas con la misma "ferocidad" y "visceralidad".

Kamen (Birmania, 1936) hace esta reflexión en una entrevista al hilo la publicación de su nuevo libro, "Poder y Gloria. Los héroes de la España Imperial" (España), y lo hace con "tristeza" ante la evidencia de que "ni unos ni otros quieren cambiar su enfoque en la manera de ver la historia de su propio país".

El problema que subyace, en su opinión, es "una falta de patriotismo": "Si compartieran los mismos ideales, la misma bandera y el mismo himno, los españoles aceptarían sus divisiones como ocurre en las familias. España no es una familia".

España adolece de una "ética del patriotismo", dice, y, por eso, al héroe, añade, se le ha negado "un papel reconocible".

Los españoles se han sentido más atraídos por las ficciones ideológicas, como El Cid, o los personajes salidos de la literatura antiheroica, como el archifamoso Don Quijote de la Mancha, señala.

Para sacar a los héroes potenciales de la negación histórica, Kamen, especialista de la historia de Europa y de América, recupera la vida y obra de diez "héroes", diez personajes que tuvieron un papel protagonista en el Imperio Español de los siglos XVI y XVII.

Se trata, y por este orden, de El Gran Capitán, Hernán Cortés, Francisco Pizarro, Carlos V, Fernando Álvarez de Toledo, Duque de Alba; Don Juan de Austria, Alessandro Farnese, Ambrogio Spinola, el Cardenal Infante Fernando de Austria y el duque de Berwick.

"Esos hombres tuvieron un papel excepcional, fueron héroes y dejaron su huella en la historia", subraya Kamel, autor de una veintena de obras, entre ellas "El enigma de El Escorial".

Los diez tienen además en común el haber sido hombres de armas, muchos de ellos extranjeros, cuyas hazañas y reputación traspasaron fronteras, ya que los campos de batalla y los intereses del imperio español se encontraban sobre todo en Europa y también en América.

"Quería insistir en el tema militar -explica- porque interesa, muchos se identifican con militares de la misma manera que lo hacen con futbolistas porque son gente que juega a la vista de todos".

Algunos de los personajes que Kamen eleva al altar de héroe cayeron en el olvido o sus logros no fueron reconocidos en su época.

Para ver el alcance de su fama, al final de cada capítulo el autor refleja la iconografía que han dejado en la historia del arte.

Los museos son "las hemerotecas del pasado, aunque por desgracia -dice- no hay tantos retratos de estos personajes pero siempre son interesantes, y curiosamente casi todos son obra de extranjeros".

Las vidas de los diez héroes de Kamen se suceden cronológicamente y, aunque algunos son coetáneos, con cada capítulo el relato va avanzando en la historia, desde el inicio del imperio hasta su fin.

Y de la mano de historiador y atrapado por la apasionante vida de los protagonistas, el lector recorre Venecia, Nápoles, Milán, Túnez, Barcelona, Madrid y cruza el Atlántico para desembarcar y guerrear en México y Perú.

De Gonzalo Fernández de Córdoba, "El Gran Capitán" (1453-1515), Kamen destaca que es "el gran olvidado de la historia de Europa y de España", mientras que a Hernán Cortés (1484?-1547), el artífice de la conquista de México, le califica de "auténtico héroe", que "mereció más de lo que al final consiguió".

Francisco Pizarro (¿?-1541) es, dice, "un gran misterio", "logró una gran hazaña y desapareció en un baño de sangre, y al final no hizo mucho", pues la creación del virreinato de Perú fue después.

Carlos V (1500-1558), por contra, fue "un gran hombre: humanista, artista, guerrero, amante de muchas mujeres, con una visón espléndida de las posibilidades de ser emperador. Fue un fuera de serie", subraya.

El Duque de Alba (1504-1582) fue "un gran militar, pero con una mente muy cerrada. Su regla básica era obedecer y al final lo único que consiguió fue que todo el mundo le odiara".

"Una gran estrella, pero una estrella fugaz" fue Juan de Austria (1547-1578), "un hombre -señala- con muchas posibilidades que nunca llegó a desarrollar porque murió muy joven".

El italiano Alessandro Farnesse (1545-1592) fue "el general más importante de España del siglo XVI y uno de los más admirados de su tiempo. Pasó su vida sirviendo a España pero sin ser reconocido".

Su compatriota Ambrogio Spinola (1569-1630) tuvo, por su parte, la mala fortuna de presidir "el derrumbe del imperio, pues dirigió el ejercito cuando todos los factores eran negativos".

El Cardenal Infante Fernando (1609-1642) fue, según Kamen, "el único soldado que España produjo" en el siglo XVII.

Y por último, James FitzJames, primer duque de Berwick, fue un "gran soldado internacional que amó tres países, Inglaterra, Francia y España, y acabó sin gloria en ninguno de ellos".

EL VALLE DE LOS CAIDOS, DOS ESTRELLAS MICHELÍN


Pedro Luis Serrera Contreras.

Unas consideraciones sobre el Valle de los Caídos
Como está de actualidad la suerte de este Conjunto, vamos a dedicarle unas líneas, las cuales prescinden del aspecto estrictamente político y del religioso, para centrarnos en la faceta monumental que también presenta.
Y decimos esto porque en la conocida Guía Michelin dedicada a España, ya en la edición de 1962 escrita en francés, se incluía a aquel Valle entre las curiosidades monumentales, y ese Conjunto se calificaba con dos estrellas. En aquel texto se leía que allí reposaban los restos de muertos en la Guerra civil, católicos de condición y cualesquiera que hubieran sido sus opiniones políticas. Lo primero resultaba congruente con el enterrarse en una Basílica cristiana, y lo segundo significaba que eran de ambos bandos los fallecidos.
La calificación con dos estrellas no era poca cosa. Por establecer una comparación piénsese que en aquella Guía, de todas las ciudades de nuestra Andalucía, solamente Sevilla, Córdoba y Granada merecían tres estrellas; dos se asignaban a las poblaciones de Úbeda, Baeza y Ronda; y nada más. Capitales tan bellas e importantes como Málaga o Cádiz aparecían con una sola estrella.
II. Cuando un conjunto o monumento se calificaba con dos, aquella Guía aclaraba que el visitarlo bien merecía dar un rodeo. Y ciertamente en la autopista de Madrid a La Coruña, a la altura de Guadarrama, un desvío a la izquierda era el que llevaba al Valle que nos ocupa. En el mismo lugar otro desvío semejante nos conduce al Monasterio de El Escorial. Esta construcción, obra de Juan de Herrera y calificada por algunos como la octava maravilla del mundo, se levantó en tiempo de Felipe II y para conmemorar la victoria de San Quintín frente a los franceses.
Pero, ¿fue buen Rey Felipe II? Posiblemente alguno contestará negativamente. Y ello aunque en su reinado, y más tras la unión de Portugal, pudo decirse con verdad que en sus dominios no se ponía el sol. De otro lado, aquel Monasterio fue enriquecido con un valiosísimo patrimonio pictórico y bibliográfico, fruto de las aficiones renacentistas de aquel severo monarca.
Más cerca de nosotros en el tiempo y en el espacio, tenemos en Sevilla el ejemplo del precioso puente de Isabel II que une Sevilla y Triana. ¿Fue buena aquella Reina que le dio nombre? Algo bueno haría, y concretamente de su tiempo, el tercio central del siglo XIX, data la modernización de España. Pero su reinado no terminó normalmente, sino con la Revolución de 1868, la llamada Gloriosa, que la expulsó del trono.
Y vamos al caso quizá más significativo, el del Museo del Prado. Se inició en tiempos de Carlos III por el arquitecto Juan de Villanueva y para destinarlo a gabinete de Historia natural. Pero el edificio fue concluido por Fernando VII, inaugurado en 1819 en su primera etapa absolutista y dedicado ya a pinacoteca. A ésta incorporó la valiosa colección real de pintura, base tan fundamental de este Museo que hoy es orgullo de Madrid y de toda España. Y si nos preguntamos qué clase de rey fue el fundador de tal Museo, la respuesta aquí es unánime. Fernando VII fue un mal rey. Pero ello no obsta a que aquella su actuación fuera una espléndida realidad. Y es que es necesario disociar a la obra de su autor.
III. Volvamos ahora al Valle de los Caídos. Ediciones más modernas de aquella Guía Michelin, ahora en español, le siguen atribuyendo las dos estrellas. Se pondera la belleza del emplazamiento en plena sierra de Guadarrama, la grandiosidad de la Basílica excavada cuya profundidad supera bastante a la de San Pedro del Vaticano, las esculturas impresionantes obras de Juan de Avalos, y la magnífica Cruz que corona el conjunto.
Es un monumento más de los muchísimos que España tiene. Y esta nuestra extraordinaria riqueza artística es también fuente importante para la economía nacional, en cuanto que fomenta y atrae una enorme corriente turística tanto nacional como extranjera.
Ante esa realidad no puede extrañar que el artículo 148 de la Constitución española enuncie entre las competencias que atribuye a las Comunidades autónomas la relativa al Patrimonio monumental que sea de interés para las mismas (en el presente caso, la de Madrid). Y a su vez el artículo 149 establece que el servicio de la cultura ha de considerarlo el Estado como deber y atribución esencial. Es quizás la única materia en la que las dos Administraciones se encuentran vinculadas por igual.
Creemos pues que el conjunto monumental que motiva estas líneas requiere toda la atención y cuidado; y ello con independencia, en este como en cualquier otro caso, del tiempo en que se levantó. Porque tampoco sería lógico el pensar en dinamitar los embalses o pantanos construidos en el régimen anterior por ser obra de aquella época. Esto último recordaría el bombardeo en Afganistán que hicieron los talibanes de las esculturas de Buda talladas en la ladera de una montaña.
Cuidar nuestro rico patrimonio monumental es algo necesario, en lo que además, como se ha dicho, nos jugamos mucho. Al menos esa es la opinión y el deseo del que escribe estas líneas.

martes, 30 de noviembre de 2010

Agustín de Foxá sin clichés


Un volumen recopila artículos, cartas y teatro del autor de la novela más reverenciada por el bando franquista

TEREIXA CONSTENLA - Madrid - 16/11/2010
Agustín de Foxá se cruzó en la calle con Luis Buñuel. El cineasta le invitó a la proyección de La edad de oro. Foxá declinó la propuesta, ya tenía planes. Iba al teatro de la Comedia a la puesta de largo de un nuevo partido al que acabaría regalando versos para un himno llamado Cara al Sol.
Agustín de Foxá se cruzó en la calle con Luis Buñuel. El cineasta le invitó a la proyección de La edad de oro. Foxá declinó la propuesta, ya tenía planes. Iba al teatro de la Comedia a la puesta de largo de un nuevo partido al que acabaría regalando versos para un himno llamado Cara al Sol. El filólogo Jordi Amat recuerda el encuentro en el libro Agustín de Foxá. Nostalgia, intimidad y aristocracia, editado por la Fundación Banco Santander, con la intención de ofrecer, según Javier Aguado, director de la colección Obra Fundamental, "una nueva mirada de Foxá al margen de clichés".
El volumen recopila el material más desconocido de Agustín de Foxá (Madrid, 1906-1959): la obra de teatro Cui-Ping-Sing, cartas escritas entre 1936 y 1951, un centenar de páginas de su dietario de guerra y varios artículos publicados en Abc, incluidos los de su visita al frente de Leningrado en 1942, acompañado por el escritor Curzio Malaparte. "Foxá es conocido por una novela que no explica todo Foxá. Y es más conocido a veces por sus anécdotas que por su labor", señala Amat, que lo considera un autor "desubicado" y un hombre "desterrado" por el progreso. "Es muy difícil pasar de una época a otra. Yo creo que he estado enfermo de los nervios por el pecado de haber ido de niño en coche de caballos y de diplomático en avión supersónico", confiesa el autor de Madrid, de corte a checa, esa novela que no explica el todo Foxá y que sin ella no se le entiende. Finalizó su escritura en septiembre de 1937. Para entonces era un inspector de la Falange que se movía en terreno nacional, al que había llegado tras espiar para el bando franquista desde la legación diplomática de Bucarest adonde le había destinado la República al comienzo de la Guerra Civil. En el 39 era un escritor más famoso que en el 36. Madrid, de corte a checa fue la novela que necesitaban los suyos. "Su éxito en la zona y en el exterior fue inmediato, apoteósico. Pero el propio Foxá debió de sospechar que la obra no era todo lo buena que dijeron, ya que contravenía la primera norma de un novelista moderno: no se puede leer si no es con entusiasmo y no se puede escribir si no es con escepticismo. Foxá la escribió con entusiasmo. Es lógico que hoy se lea con escepticismo", sostiene Andrés Trapiello, en su ensayo Las armas y las letras.
Fue la novela natural de un aristócrata monárquico que se había muerto de miedo en el Madrid rojo. "El día 21 de julio estuve a punto de ser fusilado. Eran las cuatro de la tarde cuando oí gritos y blasfemias y empezaron a golpear la puerta con las culatas. Di orden al ama que abriera y entraron ocho facinerosos que me apuntaron", escribe a su hermano, en una carta incluida en el volumen presentado ayer.
Madrid, de corte a checa fue la obra cumbre de un autor que una tarde de 1933 se despidió de sus coqueteos con literatos que exploraban formas nuevas (García Lorca, Alberti...) y abrazó decididamente el credo que le acercaba a un mundo perdido. "José Antonio mejoró mi espíritu. Lo maduró y me salvó del peligro de las tertulias derrotistas y sovietizantes", afirmó. Foxá, recuerda Luis Alberto de Cuenca, que prologó una antología de poemas en 2005 para Renacimiento, echaba de menos el aroma del antiguo régimen: "Pensaba que la Revolución Francesa lo había echado todo a perder, era un reaccionario en el sentido clásico".

lunes, 29 de noviembre de 2010

Ayala impone 22.000 euros de fianza a Medrano por el caso Foxá


ABC de Sevilla 29/11/2010
El Juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla ha dictado auto de apertura de juicio oral y ha impuesto como medida cautelar el pago de una fianza de 22. 000 euros a la concejal de Participación Ciudadana del Ayuntamiento, Josefa Medrano (IU), para quien la Fiscalía solicita siete años de inhabilitación para empleo o cargo público por impedir la celebración de un homenaje en octubre de 2009 al escritor Agustín de Foxá en el centro cívico Tejar del Mellizo de la capital hispalense.
En el auto de apertura de juicio oral, dictado el pasado día 23 de noviembre y al que ha tenido acceso Europa Press, la juez Mercedes Alaya argumenta que, "atendidas las penas solicitadas en los escritos presentados, así como, en su caso, la cuantía en que se cifran las responsabilidades civiles, es procedente adoptar las medidas cautelares interesadas por el Ministerio Fiscal y las acusaciones particulares" que ejercen las asociaciones Fernando III y Ademán.
En este sentido, la juez declara abierto juicio oral contra Josefa Medrano por un delito relativo al ejercicio de los derechos fundamentales y libertades públicas y por un delito de prevaricación, al tiempo que acuerda, como medida cautelar, que se requiera a la acusada a fin de que preste fianza por importe de 22. 000 euros "para garantizar las responsabilidades civiles y costas, y si no las hiciera efectivas en término de una audiencia se embarguen bienes de su propiedad suficientes" para cubrir dichas responsabilidades, "o en su caso se acredite su insolvencia total o parcial".
Conviene recordar que la Fiscalía de Sevilla ha solicitado siete años de inhabilitación para empleo o cargo público por un presunto delito de prevaricación para la concejal de Participación Ciudadana, Josefa Medrano (IU), ya que la concejal acordó denegar el espacio solicitado por las asociaciones Fernando III y Ademán "de forma arbitraria, sin motivar, teniendo conocimiento de la legalidad de la autorización ya concedida --dada previamente por la directora del centro cívico--, y dada la ideología ligada a la Falange y al franquismo del escritor".
En este sentido, relata que la asociación cultural Fernando III solicitó por escrito el día 14 de septiembre de 2009 una sala en el Tejar del Mellizo para un homenaje a Foxá a desarrollar el 6 de octubre, una solicitud que fue autorizada el 23 de septiembre por la directora del centro cívico, Cristina Paloma Torrego, al entender que "la entidad solicitante era una asociación cultural y debidamente inscrita". No obstante lo cual, la concejal imputada "acordó, de forma arbitraria, sin motivar y teniendo conocimiento de la legalidad de la autorización ya concedida", denegar el espacio solicitado, "dando instrucciones" al jefe de Servicio de Participación Ciudadana "para que comunicara" a Cristina Paloma Torrego la denegación, "y para que ésta a su vez se lo comunicara a la asociación Fernando III, manifestándole que cualquier reclamación al respecto debería hacerse a través de la Delegación Provincial de Participación Ciudadana".
Al hilo de ello, asevera el fiscal que, "siguiendo las instrucciones de la inculpada", el 6 de octubre se denegó el uso de la sala, "que se encontraba a las 20, 00 horas del referido día cerrada y vacía", por lo que los organizadores "decidieron celebrar el homenaje en el patio", añadiendo que este acto "tenía carácter literario, como constaba en los escritos de invitación al acto, e intervinieron los escritores Aquilino Duque y Antonio Rivero Taravillo". "El acto fue consentido por los encargados municipales presentes en el centro cívico, desarrollándose sin incidencia alguna", concluye la Fiscalía.
Petición de cárcel
De su lado, las acusaciones particulares que ejercen las asociaciones Fernando III y Ademán han solicitado hasta dos años de prisión y once de inhabilitación para la concejal de Participación Ciudadana, pues entienden que ha incurrido en un delito de prevaricación y en otro contra el ejercicio de los derechos fundamentales y las libertades públicas, ya que la imputada basó su decisión "en motivos políticos e ideológicos, porque el poeta Agustín de Foxá estuvo relacionado con la Falange".
Así, la asociación cultural Fernando III, representada por el letrado Angel Bordas, solicita para Medrano la inhabilitación especial para empleo o cargo público por ocho años por un delito de prevaricación; dos años de cárcel, multa de 24 meses e inhabilitación por tres años por el delito contra el ejercicio de los derechos fundamentales y las libertades públicas, así como el pago de una indemnización de 3. 000 euros por los daños morales ocasionados a la asociación. Por su parte, el abogado de la asociación Ademán, José Manuel Sánchez del Aguila, solicita para la concejal la inhabilitación por siete años por un delito de prevaricación, así como 20 meses de prisión, 18 meses de multa a razón de 50 euros diarios e inhabilitación durante dos años por el delito contra el ejercicio de los derechos fundamentales y las libertades públicas, además de una indemnización de 300 euros por los perjuicios sufridos.

PRESENTACIÓN DEL LIBRO "REQUETÉS. De las trincheras al olvido"


El próximo viernes 3 de Diciembre, a las 19:30, se presentará el libro “Requetés. De las trincheras al olvido” en el hotel NH Viapol, C/ Balbino Marrón nº 9 de Sevilla.

En el acto de presentación intervendrán, D. Domingo Fal-Conde Macías (Consejero Nacional de C.T.C), D. Luis Hernando de Larramendi Martínez (Vicepresidente de la Fundación Ignacio Larramendi), D. Sixto de la Calle Jiménez (ex-combatiente del Tercio Virgen de la Merced) y D. José Herrera Sánchez (ex-combatiente del Tercio Virgen de los Reyes).
El libro viene a llenar un hueco importante, ya que a pesar de la amplia bibliografía existente sobre la Guerra Civil española, quizás faltaba un texto como éste donde se documenta ampliamente la participación de los tradicionalistas en el conflicto que algunos consideran como la 4ª Guerra Carlista.
Cerca de 1.000 páginas de gran formato, con un gran repertorio fotográfico y testimonios de soldados que vivieron la guerra encuadrados en los tercios del Requeté.
Editado por la editorial La Esfera de Los Libros y con el trabajo de Pablo Larraz y Víctor Sierra-Sesúmaga, con prólogo de Stanley G. Payne y epílogo de Hugh Thomas.
Un testimonio, quizás, de los que más perdieron con la victoria.

domingo, 28 de noviembre de 2010

EXPOSICIÓN DE PINTURAS DE PEPE CALA.


El próximo viernes 3 de Diciembre se inaugura, a las 20ºº, una exposición pictórica de José Cala Fontquernie, Pepe Cala para la historia de los personajes sevillanos (ver la entrada en este blog sobre El último maldito).

Será en el espacio cultural La Caja Habitada, en la calle Crédito, nº 20, junto al teatro Alameda.

La exposición permanecerá abierta hasta el 6 de Enero de 2011, con un horario de apertura de 18ºº a 21ºº horas, de lunes a viernes.

Ana María Matute, Premio Cervantes.


La escritora Ana María Matute ha sido galardonada con el Premio Cervantes 2010. La autora es, tras María Zambrano y Dulce María Loynaz, la tercera mujer en ganar el máximo galardon de las letras hispanas.

Matute es miembro de la Real Academia Española, autora de casi una veintena de novelas y otros tantos relatos y cuentos. Tiene, entre otros muchos, el Premio Nacional de Literatura y el Nacional de las Letras Españolas.

Ana María Matute nació el 26 de julio de 1926 en Barcelona y se crió en el seno de una familia adinerada y conservadora que influyó en la obra y la ideología de la autora.

En 1954, ganó el Premio Planeta por Pequeño Teatro y se confirmó en el mundo literario. A partir de entonces, se ha dedicado por entero a la escritura, influida, entre otras cosas, por su experiencia durante la Guerra Civil, que estalló cuando era niña.

LA PUERTA DE LA LUNA

La escritora catalana cumple 85 años en activo y publica La Puerta de la Luna (Destino), una recopilación de todos los cuentos de su carrera en los que afloran, entre otras cosas, su lucha contra la injusticia, y es que no se muestra "nada orgullosa de pertenecer a la especie humana".

En una entrevista concedida a Europa Press en su casa de Barcelona con motivo del lanzamiento de su última novela, Matute habló de su infancia --"la recuerdo mejor que lo que hice hace cuatro días"--, de su obsesión por el tiempo y de los malos recuerdos de la Guerra Civil y la posguerra, algo que marcó profundamente su obra: "Fue una tragedia inmensa para todos los españoles".

"Los lápices de colores me chiflan", confiesa la escritora, que debido a su "mala salud de hierro" --ha entrado 11 veces en quirófano-- ha tenido que renunciar a otra de sus grandes pasiones: la carpintería.

Su obra Luciérnagas (1949) quedó finalista del Premio Nadal.

"El peor censor acabas siendo tú", ha confesado Matute, a quien en los 70, antes de la muerte de Franco, ya le "daba igual todo" y escribía sin demasiados miramientos.

Defensora a ultranza de los niños, critica que en la literatura española el niño haya sido tratado como "un ser inferior", y todavía le "molesta" escuchar eso de que un niño es "un proyecto de hombre". La escritora ha lamentado no haber tenido nietos, sobre todo por el placer que le daría leerles sus cuentos.

EL PLACER DE ESCRIBIR

"Para mí la vida y la literatura es lo mismo", ha confesado la novelista, que odia releerse por si se lleva algún "disgusto", ha dicho. Matute ve el mundo "a través de los ojos de la escritora", porque, según ha comentado, "puede surgir un libro de la cosa más inesperada".

De lo que no puede prescindir es del placer de escribir, y es que, aunque en 2008 dijo que Paraíso inhabitado sería su última novela, ya tiene entre manos la próxima, de la que no ha querido desvelar nada. La escribirá como suele hacer, en su máquina electrónica y por las mañanas. De la tarde no le gusta "ni el nombre", lo único, la siesta. "Un premio no hace a un escritor, hace lectores", ha indicado la autora.

El Premio Cervantes, creado en 1975 por el Ministerio de Cultura pretende rendir anualmente testimonio de admiración a la figura de un escritor que, con el conjunto de su obra, haya contribuido a enriquecer el legado literario hispánico.

lunes, 22 de noviembre de 2010

XXXIII FERIA DEL LIBRO ANTIGUO Y DE OCASIÓN DE SEVILLA


22-Noviembre-2010
La Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Sevilla va camino de su edición XXV, que no es poco, veintitrés años de feria la ha consolidado como una de las más importantes de España. No es extraño en una ciudad donde dicen que hay más librerías de viejo que de las nuevas ediciones.
El tipo del gran bigote del cartel de este año es el escritor norteamericano Samuel Langhorne Clemens, conocido por su seudónimo, Mark Twain, famoso autor de Las Aventuras de Tom Sawyer y de Las Aventuras de Huckleberry Finn, del cual se cumple este año el centenario de su muerte.
Mi librero de viejo de cabecera, Luis, cierra esta semana su chiringuito en el famoso mercadillo de El Jueves para ponerse bajo techo en una de las casetas de la feria. Allí también está, fiel a su cita anual con nuestra ciudad, la valenciana librería Al Tossal, que tiene a bien cada año enviarme un catálogo de sus fondos, librito azul fabricado de manera más bien artesanal que ya de por si tiene su encanto, en realidad me recuerda a los libritos que nos daban los padres salesianos con las canciones del colegio. De Triana la librería Don Cecilio, quien no conozca su local habitual no debe perderselo, en la calle Castilla, frente a la parroquia de la O, un amplio bajo comercial donde perderse entre pasillos llenos de libros, tebeos, discos de vinilo, etc.
Normalmente lo más interesante de las casetas está en las estanterías interiores, aunque algunas de ellas, como la leonesa El Camino de Santiago, exponen al alcance del público que pasa interesantes obras, principalmente de temática sobre la IIª República y la Guerra Civil española, temas muy demandados entre los buscadores de joyas editoriales del pasado.
No faltan nunca las colecciones Austral, los libritos de aquella colección RTVE y otras clásicas de antaño. Junto a ellas podemos encontrar desde una edición con cubiertas de terciopelo de la obra de uno de esos bohemios malditos de principios del siglo XX, Alejandro Sawa, una primera edición del Diccionario para un macuto de Rafael García Serrano, y hasta aquellas crónicas de guerra de El Tebib Arrumi, de nombre Víctor Ruiz Albéniz, abuelo del actual alcalde de Madrid.
Hasta el ocho de Diciembre se puede visitar la Feria en la Plaza Nueva de Sevilla, para comprar o por el simple placer de trastear entre los libros, quién sabe qué sorpresa nos puede deparar el entretenimiento.
A.C. Ademán

domingo, 21 de noviembre de 2010

Foxá, por Ignacio Ruiz Quintano









Ignacio Ruiz Quintano // Agustín de Foxá

Vuelve Foxá a las andadas, ahora con una recopilación de cosas suyas perdidas y halladas entre la alfalfa de la cultura oficial, con la que, por fortuna, nada tiene que ver el Foxá que nos importa, que es el que decía Umbral:

-Yo aprendí a hacer artículos en usted, don José María (Pemán), si es que he aprendido, y en otros escritores del ABC, desde los monárquicos a los falangistas, que todos escribían muy bien: Foxá, Sánchez Mazas, Montes, Mourlane, D?Ors, Ruano y todo eso.

Vienen casi a afearle a Foxá que lo mejor suyo apenas diera para una novela y mucho periodismo. ¿Y cuál fue el sueño de todos los muchachos del nuevo periodismo americano? «El periodismo -en resumen de Tom Wolfe- era el motel donde pasar la noche camino del destino: la Gran Novela.»

La gran novela de Foxá es la gran novela del Madrid que va de la Monarquía a la guerra pasando por la República: Madrid de Corte a checa. La infancia, el tiempo, el amor y la muerte son sus temas. La muerte de Agustín en los brazos de su madre, diría luego Ruano, es como un místico y mítico nacimiento: le envidio su destino final: desnacer en los brazos donde se ha nacido: Dios da premios así.

-Y pensar que, después que yo me muera, / aún surgirán mañanas luminosas; / que, bajo un cielo azul, la primavera, / indiferente a mi mansión postrera, / florecerá en la seda de las rosas.

El retrato supremo de Foxá lo hace su amigo Malaparte: «Es falangista del mismo modo que un español es comunista o anarquista, esto es, al modo católico.»

-La Falange es una hija adulterina de Carlos Marx e Isabel la Católica -le dice un día Foxá a Juan Ignacio Luca de Tena.

Otro día, comiendo con Luca de Tena y con Sánchez Mazas, cuando se habla de los peligros del comunismo para el mundo libre, Foxá, «con gran enfado de Sánchez Mazas», confiesa que lo que menos le perdona al comunismo es que le haya impulsado a hacerse falangista. Y pensar que, después que yo me muera...

miércoles, 17 de noviembre de 2010

EL ÚLTIMO MALDITO, PEPE CALA


Por Antonio Rivero
Juan Manuel de Prada, que tantas páginas memorables ha ido dejando sobre autores “desgarrados y excéntricos”, como él los llama, debería ocuparse de este último especimen contemporáneo de aquella caterva literaria, tan lucida. Así, a las estampas de Pedro Luis de Gálvez o Buscarini, u otros no sólo fijados en su novela Las máscaras del héroe, sino también en las puntuales (ay, hasta que cesaron) entregas en la revista Clarín, luego recogidas en libro, debería sumar la de este extraño vate y peculiar pellejo.
José Cala Fontquernie es el nombre completo del poeta más pertinazmente inédito del parnaso sevillano. Ha de tener una edad que ya supera con creces la cincuentena, pero él, tan frágil y de cristal, con sus ojos vivísimos tras de sus gafas, tan frecuentador de actos literarios en los que se codea con despistados escritores en ciernes, parece más joven sin duda. El rasgo más sobresaliente de su cabeza era la raya que, en medio, peinaba esa planchada cabellera que se iba haciendo rala. Ahora su cabello va cortado al cepillo, y una barba hirsuta le da algún espesor al flaco rostro.
Id a cualquier convocatoria poética y allí estará Pepe Cala, siempre con su máquina de fotografiar con la que inmortaliza las lecturas, las poses y comparecencias públicas de los otros, ya que no las suyas. Dije que los resultados de su trato con la musa permanecen sin publicar, y los organizadores de una u otra velada, jornadas, lecturas, se han acostumbrado tanto a su figura omnipresente que no se detienen a cruzar con él más que las palabras estrictamente necesarias, saludos que saben se repetirán en el próximo acto al que Pepe Cala, sin duda, asistirá también. ¿Ignoran que escribe, o prefieren ignorarlo para que no les recite sus versos?
El álbum fotográfico de Cala debe de contar con centenares —¿millares?— de retratos de poetas célebres y oscuros, de imágenes de todos los salones de Sevilla susceptibles de ser utilizados para una lectura, de momentos que ya los protagonistas han olvidado. Tal archivo documental bien valdría no sólo para una historia de la poesía sevillana en el último cuarto, o más, del siglo XX. También sería de provecho para el más amplio horizonte de la lírica nacional, pues es un hecho objetivo —el de su omnipresente cámara— que no hay bardo o vate, poeta o poetastro, que habiendo bajado al Sur y la capital del Betis no haya sido inmortalizado por Pepe Cala.
Pero esta vasta obra gráfica suya no nos debería hacer olvidar su poesía, de la que se tienen noticias pero no ejemplos. ¿Quién ha leído los versos de este hombre? Muy pocos, sin duda; y quienes lo han hecho no creo que tengan inconveniente en reconocer que los pocos frutos conocidos del poeta son, en caprichosa mezcolanza, buenos y malos. Éstos no deberían hacer sombra a aquéllos, y me atrevo a pronosticar que una antología exigente de los versos de Cala redundaría en un hermoso libro, perfectamente publicable. Lo que al protagonista de esta estampa le pierde no es lo que de más ganga pueda haber en su poesía, sino más bien él mismo, el personaje: un tipo torvo y gris, y como tantos muy dignos poetas, con menos magnetismo personal que una brújula descacharrada.
Cala está poblado de fantasmas y tribus enteras de contradicciones que campan a sus anchas por su menudo cuerpo. Franquista y creyente en el tarot, escurialense y pitonísico, mantiene con Sevilla la misma relación de amor y odio que Cernuda, y su Arcadia es un Jerez de la Frontera que ha encarnado como nadie Francisco Bejarano. Cenceño como pocos, inteligente, afilado, la suya es una estampa digna de la bohemia de principios de siglo. No podría uno ridiculizarlo aunque quisiera. Cierta imagen romántica quiere que un poeta sea más el personaje que su obra. Esto es lo que ha mitificado a muchos. Si un poeta es alguien que no vive en paz consigo mismo, Cala lo es, y de los grandes.

martes, 16 de noviembre de 2010

La casa encendida, por Francisco Robles


Porque todo es igual y tú lo sabes, has vuelto al territorio donde confluyen la juventud y la ilusión, el asombro que te hacía abrir los ojos de par en par porque no querías perder ni una gota del mundo, porque estabas obsesionado con esa extraña luz de la belleza, porque tus ojos no se cansaban de mirar el prodigio del arte ni de descifrar los misterios de la poesía, como si eso fuera posible. Porque todo es igual y tú lo sabes, ese verso de Luis Rosales ha regresado a tu casa encendida con el libro que alguien te ha enviado como se manda un cesto donde las cerezas se encadenan, y de Rosales vas a Lorca, y de Lorca a la tragedia que algunos están empeñados en resucitar como si la muerte valiera la pena de ser resucitada.
Como bien dijo Petón en un homenaje a estos dos poetas en el que tuviste el privilegio de participar, Rosales tuvo que llevar sobre sus hombros la cruz de la insidia y de la calumnia por haber defendido a Lorca, su amigo. En España los buitres tienen dos alas, siempre dos alas, y cuando no vuelan por la diestra lo hacen por la siniestra. Y a Rosales lo prendieron las dos astas del astifino toro que no deja de derrotar por un pitón y por el otro. Rosales, ese poeta que te ha guiado por las galerías del alma, que te ha moldeado el oído con la música que brotan de sus versos en cuanto las sílabas florecen en tus labios mudos. Sí, Rosales, que siempre llevó a Lorca consigo, como si le hubiera alquilado su casa encendida a Federico mientras él se conformaba con vivir al raso del insulto y la infamia.
Como en el poema de Rosales, has sentido los pasos de la Historia antes de entrar en tu casa, los odios acumulados que regresan para descoser las heridas que la Transición logró cauterizar. Y no es eso, no es eso… No podemos consentir que los muertos sean los títeres que cuatro vivos manejan para conservar el poder que se les va de las manos. Porque Lorca no es de nadie, ni siquiera de sus viuditos apócrifos que viven de los despojos que nada tienen que ver con su obra luminosa.
Hoy has regresado a la casa encendida, como si Rosales estuviera a tu lado para enseñarte lo mejor de Federico, para recitarte al oído aquel verso que le escuchaste en La clave, sí, cuando la televisión pública se hacía para promover la cultura y no para entontecer a la gente en esta Andalucía de los nuevos caciques. Hoy has vuelto a estremecerte con aquel verso en la voz sutil y ceceante de Rosales, con aquel mar de Poeta en Nueva York que recordó, ¡de pronto!, los nombres de todos sus ahogados. Y has regresado a tu casa, la casa encendida donde leíste los sonetos del amor oscuro, publicados por Blanco y Negro: «Que lo que no me des y no te pida / será para la muerte, que no deja / ni sombra por la carne estremecida».
Vuelve la voz de tu padre, que no ha muerto como bien señala Borges en su soneto sobre la lluvia, para decirte que vayas al quiosco. Y tú, que sigues siendo el niño que te sostiene por dentro, le enseñas este artículo para agradecerle que no inoculara el odio en tus entrañas, como si la palabra pudiera traspasar el río que os separa, como si aquella casa aún estuviera encendida, porque todo es igual y tú lo sabes.

Berlanga o el esperpento piadoso por Ignacio Camacho


EL tiempo había agrandado su leyenda con la corona de bruma que aura a los genios, y más que un hombre había empezado a ser un concepto, un adjetivo, una categoría. Lo berlanguiano es un modo de entender desde el humor y una cierta compasión orgullosa ciertos rasgos de la identidad española, a medias entre el ridículo, el casticismo, la exageración y la parodia. Es el esperpento contemporáneo, el espejo satírico de la gran histrionada nacional, la deformación de ese trazo grotesco y agrandado que nos convierte en sujetos de un quijotismo burlón y estrafalario. Lo berlanguiano una cicatriz de la psicología colectiva que cruza el rostro de un país marcado por los demonios de su historia, a los que siempre termina asomándose con la bizarría de los viejos hidalgos trasnochados que ya asoman en la picaresca del Siglo de Oro. Lo berlanguiano es la antípoda de la posmodernidad, una caricatura de la vieja España esencialista y atrabiliaria que permanece emboscada detrás de los esfuerzos por ponerse al día; un retrato más tierno que ácido, más jocoso que vitriólico, más indulgente que canalla, de esa eterna pasión tan nuestra por la desmesura, el exceso y la extravagancia.
Berlanga era nuestro Fellini, otro tipo que también logró derivar su apellido en una cualidad. Hay un hilo conceptual que va de Quevedo a Cela pasando por Goya, por Larra, por Galdós, por Solana y por Valle; una visión cáustica, ennegrecida, grotesca y mordaz de lo español que en Berlanga se remansa con un toque compasivo, humanitario, piadoso y una pizca de orgullo identitario exento de remordimientos y empapado de una cierta cordialidad complaciente y divertida. Los retratos berlanguianos son más dulces que crueles porque nacen de una visión tolerante de nuestros defectos congénitos. El alcalde de Villar del Río, el marqués de Leguineche, el verdugo pequeñoburgués o los milicianos de «La vaquilla» son personajes de una íntima familiaridad dibujados con más condescendencia que amargura. Alrededor de ellos gira un mundo chocante, fallero y estrambótico pintado con brocha de pelo gordo para endulzar por contraste su humanidad casi conmovedora de perdedores históricos y crepusculares. Así era, en el fondo, su propio autor: un hombre poliédrico, contradictorio, torrencial, un genio espontáneo cuyo carácter sublimaba mediante el humor la tragedia de un siglo marcado —también en su propia biografía familiar y personal— por la violencia, la discordia y el desencuentro. Berlanga es pura españolidad: exuberancia, paradoja, contraste, plétora y disparate. Farsa, sainete, burla autocrítica contra un destino trágico. Y un toque de aristotélica piedad para escapar a través de la risa del túnel de nuestros largos despropósitos.

Berlanga In Memoriam por Fernando Iwasaki


Me enteré del fallecimiento de Luis García Berlanga a bordo del AVE, a través de un sms de mi hija Paula. ¡Ay, Luis! Con las ganas que tenían mis hijas de volver a verte. Hay un antes y un después en mi idea del cine español gracias a Berlanga, pues cuando llegué a Sevilla en 1985 vi «La Vaquilla» y quedé absolutamente deslumbrado. Ni «Mujeres al borde de un ataque de nervios» (1988) de Almodóvar ni «Amanece que no es poco» (1989) de José Luis Cuerda habrían existido sin «Bienvenido, mister Marshall» (1953), «El Verdugo» (1963) y «La escopeta nacional» (1977), tres obras maestras del genio de Berlanga.
En 1991 dirigí un curso sobre la obra de Mario Vargas Llosa en la Menéndez Pelayo y pasamos una semana maravillosa disfrutando del buen humor de Luis. Un año más tarde repetí la experiencia en El Escorial y volví a invitar a Luis, quien fascinó a todo el mundo explicando por qué los cabeceros de bronce eran mejores que los de madera para atar y amordazar a las señoras («Los pañuelos de seda se rompen cuando los cabeceros son de madera», decía con naturalidad).
Tengo unos recuerdos impagables y maravillosos de Luis, hablando acerca de sus películas y de sus trucos para evitar la censura franquista, como incluir figurantes vestidos de curas y monjas en las escenas más comprometidas, de modo que los censores o respetaban la escena tal cual o quitaban a los personajes religiosos y dejaban el resto del plano tal como quería Luis.
A fines de 1994 Luis me llamó para pedirme que lo acompañara a comprar una colección de fanzines eróticos editados por un exquisito pornógrafo de Triana. Recuerdo que ya de regreso hacia el centro y mientras cruzábamos el puente, Luis se reía de la cantidad de tiendas de objetos religiosos que rodeaban la casa del pornógrafo y evocó a los comisarios del franquismo: «¡Esos cabrones me habrían obligado a cambiar los comercios de artículos religiosos por panaderías, mercerías y tiendas de ultramarinos!». Ahí mismo decidí llevar a Luis a ver escaparates de corseterías por Cuna, Francos y Alvarez Quintero. Ante aquel esplendor de bragas, encajes y sujetadores, Luis no resistió la tentación de preguntarle a una dependienta:
- ¿Cuáles son las medias de nylon más fuertes?
- Aquí tiene estas que nunca se le hacen carreras.
- Yo lo que quiero es amarrar a una señora.
Nunca olvidaré la expresión demudada de la dependienta cuando respondió roja como un tomate: «Mejor llévese estas otras».
Todos vamos a echar de menos a Luis García Berlanga, un espíritu libre que supo enfrentarse con inteligencia y buen humor a los mojigatos del franquismo primero y a los mojigatos de la corrección política después. Probablemente en nuestros días una película como «La vaquilla» sería impensable, pues no faltaría el mindundi que diría que es una falta de respeto al ejército republicano.
La mejor manera de recordar a Luis será viendo sus películas o amarrando a una señora.

(Dibujo de Fernando Vicente)

lunes, 15 de noviembre de 2010

Kaputt


Curzio Malaparte
Galaxia Gutemberg

Kaputt, de Curzio Malaparte, fruto de su experiencia como corresponsal en el frente del Este en 1941, es uno de los más estremecedores relatos sobre la guerra que se han escrito nunca. Una obra maestra que recuperamos en su versión íntegra y en una nueva traducción.
Traducción de David Paradela. Malaparte destripa la guerra desde dentro, nos golpea con la imagen de una Europa desgarrada, enfrentada a sus demonios. En los paisajes de Finlandia, Rusia, Polonia o Rumanía, su voz encarna el asombro y la indignación, teñidas de inteligente ironía, de un hombre que fue testigo de historias tremendas: oficiales alemanes que engañan a los prisioneros rusos para fusilar a los que saben leer, un prostíbulo rumano donde las jóvenes judías son reemplazadas y fusiladas cada veinte días, un cónsul italiano desesperado por abrir las puertas de un tren donde se asfixian mujeres y niños… y sus encuentros, también estremecedores, con personajes como Frank, el virrey alemán en Polonia, en cuya mesa Malaparte se juega la vida dando su opinión sobre Hitler y sobre la guerra. También habla del diplomático y escritor español Agustín de Foxá.

Después del Reich. Crimen y castigo en la posguerra alemana.


Giles Mac Donogh.
Galaxia Gutemberg.

El 7 de mayo de 1945, con la caída del Tercer Reich, se ponía fin oficialmente a la Segunda Guerra Mundial. Pero para la población civil alemana, el sufrimiento no terminaba ahí. En tanto culpable, Alemania debía ser castigada.

Traducción de José Luis Gil Aristu. Más de tres millones de alemanes murieron innecesariamente tras el anuncio del final de la guerra. Un millón de soldados murió antes de poder regresar a sus hogares. Dos millones de civiles fueron víctimas de enfermedades, frío, hambre, suicidios o asesinatos. En los Sudetes, 250.000 alemanes fueron masacrados por sus compatriotas checos, y hechos similares tuvieron lugar en Polonia, Silesia y el este de Prusia. A los aliados no les tembló el pulso a la hora de aplicar los mismos métodos de represión nazis.

Después del Reich pone al descubierto las verdades incómodas de las decisiones políticas que ampararon el horror de una posguerra cruel y vengativa, y desvela por vez primera los testimonios de un período funesto en el que ni aliados ni alemanes han querido ahondar.

sábado, 30 de octubre de 2010

BRILLANTE ACTO LITERARIO EN EL CENTENARIO DE LUIS ROSALES





Sevilla, 29 de Octubre de 2010


A. C. Ademán




Como estaba previsto se celebró en el Club Antares de Sevilla e acto literario organizado con motivo del centenario del nacimiento del poeta granadino Luis Rosales. La convocatoria, títulada dos poetas Rosales y Lorca, dos amigos en la tragedia de España, convocó en la sala de Antares a un numeroso público que llenó el recinto donde incluso había muchos asistentes de pie, entre la gente que asistió al acto numerosos medios de comunicación y, como personaje destacado, el nieto del poeta homenajeado, también Luis Rosales de nombre.


Moderó el acto Javier Compás, de Ademán, que, tras dar las gracias y la bienvenida a los asistentes presentó a los dos oradores de a noche, ambos famosos periodistas y escritores, el sevillano Paco Robles y el madrileño José Antonio Martín Petón.


El acto se abrió escuchando al mismísimo Luis Rosales recitando un pasaje de su obra La casa encendida.


La intervención del columnista de ABC, Paco Robles, tuvo momentos de gran emotividad, acertadísimos los fragmentos que, de la obra de Rosales, escogió Robles para leer con precisa entonación y gran sentimiento. La sala, guardó un atento silencio mientras el orador componía con su lectura bellos momentos de altísima poesía.


Tras Paco Robles, intervino José Antonio Martín "Petón", que, con su acostumbrado verbo vibrante y vigoroso, llevó al público la película narrada de la pasión y muerte de Lorca, de como los falangistas hermanos Rosales lo defendieron hasta poner en peligro sus vidas y del éxilio interior que para Luis Rosales supuso el asesinato de su intimo amigo Federico.

En el contexto de su narración "Petón" regalo a los presentes las imágenes hasta entonces inéditas, del gran amigo de Lorca y de tantos otros componentes de la Generación del 27, Pepín Bello, en las que narra, con toda la lucidez que conservaba a sus casi ciena años, la amistad de Lorca con José Antonio Primo de Rivera.

Tras unas breves intervenciones de algunos de los asistentes, el acto se cerró con una cerrada ovación del público que había asistido, atento y emocionado en ciertos momentos, al acto, cuyo resumen es el afán de la Asociación Cultural Ademán de fomentar el mundo de la cultura en foros abiertos, tolerantes, civilizados y constructivos para la mejor convivencia de todos.



viernes, 29 de octubre de 2010

Rosales y Lorca, frente a la Política


ABC, Aurora Florez 29/10/2010
El centenario del nacimiento del poeta granadino Luis Rosales con el matiz clave de su amistad con Federico García Lorca, que le marcó profundamente, centró ayer la sesión de homenaje al poeta y ensayista organizada por las asociaciones culturales Fernando III y Ademán, celebrada en el Club Antares, y cuyo fin último era desentrañar en el marco de aquella relación, fructificada en tiempos de la preguerra civil, entre dos escritores de ideologías contrapuestas, la realidad de una convivencia en paz y armonía. Volver a ese espíritu, en medio de la diversificación social y política, es la idea que quedaba sobre la mesa de la mano de la literatura y de los recuerdos.
Así lo explicó a ABC Javier Compás Montero de Espinosa, presidente de la Asociación Ademán, que como se recordará saltó a las páginas de los periódicos junto a la Fernando III, por la prohibición de la delegada de Participación Ciudadana, Josefa Medrano, de celebrar un homenaje en octubre de 2009 al escritor Agustín de Foxá en el centro cívico Tejar del Mellizo. Un caso por el que la política de IU está procesada y por el que ambas entidades piden hasta dos años de prisión y once de inhabilitación.
Posturas intolerantes
Javier Compás, en este sentido, indicó que el homenaje a Luis Rosales se incardina precisamente en una actitud contrapuesta a la Josefa Medrano, «un caso que sigue su camino en el Juzgado», exponiendo que se trataba de «un acto contrario a la postura intolerante por motivos políticos»de la delegada de IU.
En esta ocasión, las citadas asociaciones tampoco han podido acceder al citado centro cívico ni al de la Buhaira, pues, según la respuesta municipal, estaban ocupados para esta fecha.
El homenaje, concretamente, en el que estuvo presente Luis Rosales López de Carrizosa, nieto del poeta, contó con las intervenciones del escritor, periodista y colaborador de ABC, Francisco Robles, y el escritor y periodista, José Antonio Martín Otín, «Petón», autor del libro «La desesperación del te. 27 veces Pepín Bello». Respectivamente se ocuparon de las correspondencias literarias entre ambos poetas, los puntos en común de sus obras, y el ambiente de preguerra y amistad en los que vivieron Rosales y Lorca, en el que precisamente Pepín Bello jugó el papel fundamental de aglutinar a la generación del 27. «Petón» denunció las calumnias que soportó Rosales durante toda su vida en relación con la muerte de Lorca.
Quedó también un testimonio filmado una de las tardes en las que José Antonio Martín acudió a la cita semanal con Álvaro Sáez de Heredia, y que fue proyectado ayer en el transcurso del homenaje literario.
Hablando a la cámara
A la cámara, Pepín Bello habló de Lorca y de su comprensión del tiempo en que vivían, de la amistad de ambos, que junto a la literatura lo superan todo, porque para «Petón» «más que a las dos Españas Lorca y Rosales pertenecían a la tercera España, aquella que superaba a las dos». Pero, la grabación, una joya en cuanto a documentación, también recoge el testimonio de la amistad del poeta granadino asesinado y José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española.
Por su parte, Francisco Robles, rompiendo el tópico del enfrentamiento de escritores de ideologías políticas enfrentadas, trazó los paréntesis entre Lorca y Rosales, su brillantez y su capacidad de seducción, su coincidencia en Gustavo Adolfo Bécquer en el tratamiento del amor, la utilización del surrealismo al modo español, integrado en la razón, y, habló de la relación que se estableció entre el poeta muerto y el poeta vivo, que dejó a Rosales siempre a la sombra de Lorca.
Robles se refirió también al exilio interior de Luis Rosales y a su rebeldía contra el franquismo, leyendo tres poemas de la Guerra Civil, en el que el poeta descubre lo peor de la contienda y vaticina lo que después sucedió en España.

domingo, 24 de octubre de 2010

"PETÓN", QUE ESTARÁ EN EL ACTO HOMENAJE A LUIS ROSALES, ENTREVISTADO EN ABC


Día 24/10/2010
José Antonio Martín Otín, Petón para los amigos, participará, junto al periodista y escritor Paco Robles, el próximo jueves 28 a las 20ºº horas en el Club Antares, en el homenaje literario que la Asociación Cultural Ademán organiza en conmemoración al centenario del poeta andaluz Luis Rosales. Hoy le entrevista para su magnifica página: Dr. Livingston, supongo... el periodista Alfredo Valenzuela.
«Mi padre fue quien más huelgas de hambre le hizo a Stalin»

Representante de futbolistas como Fernando Torres, comentarista de radio, autor de una biografía sobre José Antonio y del libro «La desesperación del té» (Pre-Textos), sobre Pepín Bello y la Generación del 27, «Petón» intervendrá el jueves en Sevilla en un homenaje a Luis Rosales.


—Participará en el homenaje a Rosales tras la prohibición al de Foxá…
—Fue impresionante lo de Foxá. No merece más comentarios que los que tuvo en su momento. Participaré encantado en el de Rosales porque es una barbaridad de poeta, aunque fuese postergado por ser de los que perdieron la 'batalla' cultural.
— ¿Un homenaje de este tipo puede provocar la actuación violenta de la ultraizquierda, como argumenta la concejal Medrano?
—Si fuese de ultraizquierda denunciaría a la concejal por tacharme de enemigo de la cultura.
—Hablarán de la amistad de Rosales y Lorca…
—Si se habla de la vida y la obra de Rosales, es importante el capítulo de su amistad con Lorca. Toda su vida estuvo marcada por el secuestro y el infame asesinato de su amigo. Rosales padeció esa muerte, que le restó energía, vida y alegría, que lo convirtió en un hombre triste.
—En su biografía de José Antonio, también habla usted de su amistad con Lorca…
—Hay testimonios que la evidencian, como el del mismo Luis Rosales. Ahí Gibson ha dado bandazos tremendos, primero que sí fueron amigos, luego que no… Francisco García Lorca negó esa amistad, pero esos años él estaba en Egipto de diplomático ¿cómo pudo saberlo? A mí me lo dijo Pepín Bello y yo a él le creo.
— ¿Por qué una biografía de José Antonio? ¿Quedaba algo por saber?
—Todavía me entero de cosas sobre José Antonio. Queda mucho por saber, sobre todo de sus últimos días en la cárcel.
— ¿Se llama así por él?
—En casa me dijeron que por mi abuelo José y por mi abuelo Antonio. Pero conociendo a mi padre, que combatió en la División Azul, estuvo once años cautivo y fue quien más huelgas de hambre le hizo a Stalin, puede que la razón fuese otra.
—Se han metido con usted por ir al homenaje a los caídos en la División Azul…
—Por ir a ver a mi señor padre, que está enterrado en el monumento a los caídos en la División Azul. Si hubiera combatido en las Brigadas Internacionales, también hubiera ido, aunque no soy comunista, como no soy falangista.
— ¿Qué era lo que más le gustaba de su padre?
—Fue un héroe. Un tipo de una integridad y de un coraje asombroso, de una lealtad infinita que le hacía sufrir. Comíamos separados para no discutir de política. Cometió el error de adentrarme en José Antonio, y como yo le decía que el franquismo lo había utilizado de manera repugnante… Él supongo que también le debía lealtad al General.
—El presidente de la Junta también se llama José Antonio, pero prefiere que le llamen Pepe.
—Eso está bien. A mi llaman 'Petón', y José Antonio sólo cuando se trata de algo serio.
—Se extrañan de que usted cante el 'Cara al sol', pero a nadie le extraña que miembros del Gobierno canten el himno que cantaba Stalin ¿no es extraño?
—Es que los periodistas que fueron al homenaje en el cementerio de la Almudena a los caídos de la División Azul creían que iban a encontrarse con correajes y botas altas. Allí lo que hay es una reunión de abueletes que rezan, cantan "Yo tenía un camarada", que yo no lo canto, y levantan el brazo, que yo no lo levanto, aunque canté el 'Cara al sol'. Como no encontraron la manifestación nazifascista que creían que encontrarían, me pillaron a mí y se dijeron, hagamos carne de este pavo… Hay que decir que tuvieron la gallardía de colocar mi réplica en el mismo sitio que publicaron la información.
— ¿Sigue el consejo de Franco de no meterse en política?
—Sí, porque no me metí en política activa. No lo seguí antes, de joven, pero tuve la satisfacción de haber hecho lo que tuve que hacer. Había una verdad que se enfrentó a la mentira oficial: le arrebataron a un muerto sus símbolos, sus canciones y transformaron su discurso en lo que él nunca quiso decir.
—En su libro sobre José Antonio detalla el odio de las izquierdas a la bandera republicana.
—El decreto que crea esa bandera dice que se añade otro color "de la región que es nervio de nuestra patria", el morado de Castilla.
— ¿Se ha legislado desde el rencor?
—Ahora desde la incapacidad. Cuando el presidente del Gobierno se sintió fuerte legisló no desde el afán de justicia sino de ajustar cuentas. Y no me refiero a que se recuperen los restos de un familiar de una cuneta, porque si fuese mi caso no habría fuerza que me detuviera para recuperarlos, sino a recordar lo peor de lo que fuimos en vez de solucionar lo que tenemos, que es muy gordo, cinco millones de parados. Habría que repartir el trabajo igual que hay que repartir los beneficios.
— ¿Cuál es la principal enseñanza que sacó de Pepín Bello?
—Unir contrarios.

viernes, 22 de octubre de 2010

Si pudiéramos tomar cañas esta noche con Jardiel...


Laura Fernández El Mundo 22/10/10

Nadie sabe como ha sido, pero Jardiel se ha puesto de moda. Con él han vuelto Lady Brums, la mujer del millón de amantes y los maridos moribundos y Zamb, el príncipe violeta que queriendo irse a Australia acabó en el Polo Norte. Y, por supuesto, ha vuelto Dios y han vuelto Perico Espasa, el entrevistador gay de Dios, y su mejor amigo, el novelista inconformista Francisco Orellana. Protagonistas los cuatro (y el millón de amantes de Sylvia Brums) de las dos novelas del genio del humor absurdo que la editorial Blackie Books acaba de rescatar: 'Amor se escribe sin hache' y la descacharrante 'La tournée de Dios'.

Ésta última, por cierto, llegará a librerías coincidiendo con la visita del Papa a Barcelona y la editorial ha contratado a Leo Bassi para que monte un numerito que, de buen seguro, habría encantado a Jardiel, el tipo que quiso reírse de las novelas de amor y acabó carteándose con Dios (sólo fue telegrama literario, pero algo es algo). En cualquier caso, he aquí las diez razones que da su editor, Jan Martí, para su vuelta:

"Para reproponerlo desprejuiciadamente. Pretendemos pensar que formamos parte de una generación que ya tiene permiso para hacer eso. Para elegir no hablar de justicias o injusticias históricas. No queremos llamarlo rescate, reivindicación, no queremos contar lo mal que le ha ido a la fama de Jardiel el hecho de no ser un exiliado, ni de lo solo que murió. Vamos a intentar que se lea como si fuera un autor de ahora, un amigo nuestro o algo así".

"Por la actualidad de su humor. Jardiel es modernísimo. Si pudiéramos tomar cañas esta noche con él, estamos seguros de que nos seguiría enamorando".

"El humor de Jardiel se está haciendo ya en nuestras calles. Este humor tan presente aun, entre lo absurdo, lo cruel y la simple bromita. Es el abuelo de una tradición que enlazaría con Faemino y Cansado y llegaría a Muchachada Nui".

"Por su genialidad como escritor, como hilador de historias, como guionista de diálogos imposibles, de situaciones descacharrantes, de imágenes inolvidables. Para demostrar que se puede llegar a cotas de ingenio e inspiración elevadísimas, mucho más de lo que estamos acostumbrados, mucho más que aquellas con las que nos conformamos".

"Porque Jardiel es, en el fondo, un gran irónico, y eso es la mejor demostración de inteligencia que hay. Hace falta mucha más ironía en nuestro mundo. El humor difícil, el doble sentido, la ironía nos hará mejores".

"Porque nos interesa su visión 'contra la humanidad'. Es un misántropo, ni misógino ni andrógino. Está muy bien eso de que te caiga mal la humanidad. Es lo mismo que necesitar mucho amor".

"Ah, y porque además queremos creer que formamos parte de una generación que ya no se ofende. Y eso no sólo va con las mujeres, ni mucho menos. Se trata más bien de la ofensa en sí. Es un concepto algo demodé, eso de ofenderse. Es una actitud poco creativa, pasiva, nada constructiva. A veces somos muy susceptibles, hay que entrenar contra eso. Jardiel puede ser nuestro 'coach'".

"Porque Jardiel es más crítico de lo que parece. Su humor siempre nace del dolor, de constataciones dolorosas, es siempre una crítica, una respuesta. Y lo más importante: hay un compromiso en esa crítica, en esa crítica a la humanidad. Para nosotros Jardiel es como un Nietzsche con sentido del humor (bueno, tampoco sabemos si el bigotes era el rey de la fiesta en la intimidad). Como pasa a veces en estos casos, detrás de una posición nihilista se esconden, de una manera extraña pero reveladora, unas ganas tremendas de vivir. De otra manera".

"Porque hacía tiempo que no nos reíamos tanto con algo. Simplemente por eso. Para descojonarse un rato, o muchos ratos, con todo, de Dios, de España, de los hombres, de las mujeres, del humor, de la infidelidad, del amor, de las novelas de amor

sábado, 16 de octubre de 2010

La acusación pedirá la inhabilitación de Josefa Medrano por prevaricación


Abc de Sevilla 16/10/2010
El abogado de la Asociación Cultural Ademán, José Manuel Sánchez del Águila, presentará el lunes en el Juzgado de Instrucción número seis de Sevilla la solicitud de apertura de un juicio oral contra la delegada de Participación Ciudadana Josefa Medrano Ortiz (IU), por lo hechos acaecidos el 6 de octubre del pasado año, cuando la citada asociación y la también asociación cultural Fernando III tenían previsto la celebración de un homenaje literario a Agustín de Foxá con motivo del cincuenta aniversario de su fallecimiento.
Para el acto se solicitó una sala del centro cívico de El Tejar del Mellizo, para el que se les concedió inicialmente autorización, aunque no pudo celebrarse finalmente allí. Según recoge el escrito de la acusación, «presionada por grupos de la propia ideología de la acusada, ésta decidió impedir la celebración del acto, dictando una resolución arbitraria, con pleno conocimiento de su injusticia y revocando personalmente la autorización ya concedida de utilizar la referida sala, a pesar de cumplir la solicitud todos los requisitos. Y todo ello pese a la formal negativa de la directora del centro, quien solicitó a la señora Medrano que diera esa orden por escrito, lo que finalmente se produjo». «Con esta resolución, notoriamente arbitraria e injusta, —añade—, la acusada, además, denegaba la prestación de un servicio público a una asociación por razón de su supuesta ideología».
En el escrito se considera que los hechos son constitutivos de un delito de prevaricación «previsto y penado en el artículo 404 del Código Penal en concurso ideal, en aplicación del artículo 77.3 del Código Penal, con un delito relativo al ejercicio de los derechos fundamentales y libertades públicas previsto y penado en el artículo 511.3 del Código Penal». En todo caso, los hechos serían constitutivos de un «delito relativo al ejercicio de los derechos fundamentales y libertades públicas».
La acusación pide, por el delito del prevaricación la pena de «inhabilitación especial para empleo o cargo público por un tiempo de siete años» y por el delito contra el ejercicio de los derechos fundamentales y libertades públicas, la pena de «veinte meses de prisión, dieciocho meses de multa a razón de cincuenta euros por día e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de dos años». En la solicitud de apertura de juicio oral contra Josefa Medrano el escrito de la acusación propone el interrogatorio del acusado, así como el de los siguientes testigos: Cristina Paloma Torrego Fraile, Anastasio Castizo Machio, Jesús María Herrera García, María Isabel Montaño Requena y Antonio Rodrigo Torrijos.
La acusación solicita el interrogatorio como testigos de estos dos últimos delegados municipales por «mostrar su aquiescencia, al menos a posteriori», a la resolución dictada por Josefa Medrano revocando la autorización de la sala concedida a las asociación cultural para la celebración del homenaje literario, y porque «pudieron conocer por la acusada las razones que le llevaron a dicha arbitraria prohibición».
El escrito también recoge cómo «determinados grupos radicales supuestamente violentos (según se deduce de la declaración en fase sumarial de la acusada), agrupados bajo la denominación Coordinadora antifascista de Sevilla, protestaron airadamente contra dicha celebración, exigiendo que se impidiese a la Delegación de Participación Ciudadana de Sevilla, regentada por la acusada, remitiendo numerosos faxes a ésta y a la directora de dicho centro solicitando la anulación de la autorización concedida, aduciendo fundamentalmente que el homenaje se dedicaba a un autor de ideología falangista y coautor de la letra del himno de aquella formación política, el “Cara al sol”, y además alegaban (infundadamente) que las asociaciones convocantes eran “fascistas”».