sábado, 27 de diciembre de 2014

Ridruejo en la División Azul (Joaquín Albaicín en Cultura transversal)



(Joaquín Albaicín)


Primero, fue el icono de una Falange sólo ilusoriamente triunfadora. Después, el de esos mismos combatientes desengañados. Por fin, el de una cierta izquierda light. A los diseñadores y timoneles de la Transición les sonrió la suerte cuando Dionisio Ridruejo exhaló su último suspiro unos meses antes que Franco, pues sospecho que, en calidad de virtudes democráticas y en un momento en que –como en todos los cambios de régimen– no cotizaban al alza, su ecuanimidad y honestidad proverbiales les hubieran resultado de lo más tiquismiquis e incordiantes. De hecho, en 1976, Taurus publicó una colección de recuerdos debidos a quienes habían sido amigos y colaboradores del disidente (Juan Benet, Luis Rosales, Narciso Perales, Cela y Aranguren entre ellos) y en tan temprana fecha, con su cuerpo casi todavía caliente, ya se le situaba de modo tácito en un universo pretérito, por no decir que remoto. Cada elogio era como una paletada de tierra sobre un hombre que, en vez de con y contra Franco, hubiese luchado contra el Gran Turco o polemizado en el foro, en unos brumosos Idus de Marzo, con Cicerón.


(Dionisio Ridruejo)


Desde hace unos pocos años, pasados los suficientes para que de su figura ya se haya desprendido todo eventual ascendente intelectual o moral, se ha procedido a su exhumación. Memorias, biografías… La recuperación por Fórcola, en una impecable y desapasionada edición crítica de Xosé M. Núñez Seixas de sus Cuadernos de Rusia, los diarios de su tiempo de servicio –desde julio de 1941 hasta septiembre de 1942– en la División Azul, con trazas de haber sido en su momento pasados a limpio, pero no modificados, nos parece un acierto, y no sólo por su valor estrictamente literario. También, porque estas páginas vienen a esclarecer –o tal nos parece– la razón última de las dificultades para hallar encaje institucional a Ridruejo lo mismo en el escenario franquista que como comparsa de una burocracia democrática. Al calor de la experiencia directa del frente o del roce sin intermediarios con la gente, el campo, la calle o las páginas de un libro, Ridruejo –aquel poeta soriano recriado en Segovia y que, pese a su frágil constitución, se alistó y partió a Rusia a combatir a cuarenta grados bajo cero en Possad, el monasterio de Otenskij y la cabeza de puente del Volchov, en parte para callar bocas y en parte por su decepción con el nuevo orden– experimentaba sentimientos, es decir: le sobrevenían apreciaciones de conciencia, valoraciones templadas a la lumbre de principios éticos, se conmovía… Ridruejo estaba, en fin, totalmente incapacitado para llegar a ser lo que se entiende por un político, espécimen social al que –ya en su variante gélida, ya en la bravucona– únicamente importan el lucro económico y el disfrute de la erótica del poder.


(Voluntarios españoles en la División Azul)


Redactados por su autor a veces en la comodidad del hospital y a veces en la trinchera, mientras se frotaba las orejas con nieve para no perderlas y rodeado por los últimos románticos del falangismo (Enrique Sotomayor, Luis Nieto, Vicente Gaceo…), sumidos todos ellos en un piélago de dudas y cuya valentía e idealismo quedan en estos cuadernos tan de manifiesto como su muy deficiente comprensión de la realidad política internacional… los diarios de Rusia permiten entrever lo poco que los combatientes españoles sabían acerca de la drástica política de exterminio adoptada por el III Reich contra la población judía, y también las reacciones de repulsa que las inquietantes escenas que a veces presenciaban despertaban en sus conciencias. No obstante, Ridruejo ve las columnas de inocentes de ambos sexos, conducidos sin distinción de edades hacia destinos presumiblemente poco halagüeños, y expresa su compasión… pero matizando que eran judíos y, claro, esa compasión no significaba simpatía (¡!).
La «matización» de Ridruejo nos dejaría estupefactos de no saber bien que tal era el parecer característico del occidental medio de entonces, y en gran medida lo sigue siendo del de hogaño, aunque ahora los blancos de sus «matizaciones» puedan ser otras comunidades distintas de la hebrea. De hecho, y por varias razones, ni el III Reich ni el comunismo nos serían inteligibles de hacerse abstracción de la costra de antisemitismo subyacente en la sociedad europea de entreguerras (algunas poblaciones invadidas por los nazis, observa Ridruejo, odiaban menos a sus invasores que a su propia minoría judía). Tórnase inevitable pensar en que, más o menos mientras Ridruejo escribía estas meditaciones, Irene Nemirovsky era deportada a Auschwitz, donde ella y su marido fueron asesinados a la vez que, en París, la prensa colaboracionista con el ocupante nazi elogiaba sus virtudes como escritora y publicaba su última novela. Nemirovsky cometió el trágico error en el que nunca podemos permitirnos caer quienes pertenecemos a una minoría étnica: asumir, dar por sentado que debemos ponernos siempre en el lugar de la mayoría, sin exigir a ésta que, al menos de vez en cuando, se ponga en el nuestro.
Por debajo de un barniz de emociones y lecturas de escasa consistencia, Ridruejo nunca fue, en propiedad, un nazi. Confía en que Alemania habrá de renunciar a los aspectos más desagradables del nazismo: al «mito germánico-pagano», «la presión sobre la función libre de la inteligencia», «el utilitarismo dictatorial», su «política racional»… Y en que dichos lastres caerán o se morigerarán por su propio peso. Quizá sea demasiado fácil y muy poco justo enjuiciar con los libros de historia sobre la mesa y el tiempo oficiando de confidente las cualidades proféticas del natural de un continente –Europa– en el que por la democracia, cuyas instituciones sólo fueron restauradas en 1945 por la victoria de ejércitos de ultramar, prácticamente no combatía nadie. ¿Hubieran sucedido así las cosas, como pretendía él? Trasladado al caso del comunismo, el pronóstico de Ridruejo se mostró acertado: Andropov no era ya tan sangriento como Trotski, cierto. Pero la suavización del régimen precisó de tres generaciones de rusos y europeos orientales masacrados por la tortura, el asesinato, la humillación intelectual y el campo de concentración. ¿Mereció la pena?
Pienso que el propio Ridruejo, tal y como su trayectoria posterior ilustra, no tardó en darse cuenta de que no, de que no la merecía. Jamás renegó de su idealismo juvenil ni de su aventura bélica en las estepas, pero allá por 1955 ya se había adherido al: «No es esto, no es esto» de Ortega… Un poco a lo que el otro Ortega, Domingo, sentenciaba sobre el toreo mal planteado y peor puesto en práctica.
Quizá empezara ya Dionisio Ridruejo a entreverlo en alguno de los carteles de toros –seis para Juanito Belmonte, Gallito y Andaluz– que decoraban las chabolas de la División Azul, la única unidad de aficionados a los toros –y ya, sólo por eso, nos caería simpática– de todas las movilizadas por la Wehmacht… y que, como el Ortega de Borox, lidió y despachó con éxito toros cuya lidia parecía imposible.
Dionisio Ridruejo, o un matador condenado a lancear a la verónica a toros de nieve…

De Cultura Trnasversal https://culturatransversal.wordpress.com/category/autores/joaquin-albaicin-autores/

jueves, 25 de diciembre de 2014

'La Dama de mis Sueños', la última novela de Rocafort.

Acaba de publicarse "La Dama de mis Sueños: Vida y Amores del Conde de Salina, Don Diego de Silva y Mendoza", el último libro de Guillermo Rocafort. La novela toma como protagonista al último hombre del Renacimiento Español, de un Imperio donde no se ponía el Sol.

En este enlace puede oírse la entrevista que  la Cadena Ser hizo al autor (minutos 5 a 15).




LEGIÓN ESPAÑOLA DE VOLUNTARIOS EN RUSIA

"LEGIÓN ESPAÑOLA DE VOLUNTARIOS EN RUSIA : los últimos de la División Azul" es la historia unos españoles -poco más de dos mil- que luchaban en Rusia en el momento en que se desmoronaban los ejércitos de Hitler. Después de la gran batalla de Stalingrado, el Ejército soviético volcó todo su ímpetu y superioridad sobre el Grupo de Ejércitos Norte, al que pertenecía esta pequeña unidad. Un libro en gran formato e impreso a color. Un álbum fotográfico testimonio de aquella aventura española. Si es de su interés puede adquirirlo en su librería y en grandes superficies.


sábado, 13 de diciembre de 2014

Muere el poeta y escritor Rafael de Cózar.

(ABC) 
El escritor y poeta Rafael de Cózar, falleció la noche del viernes  12 en un incendio ocurrido en su vivienda de la localidad sevillana de Bormujos, era doctor en Filología Hispánica y catedrático de Literatura Española en la Universidad de Sevilla y un estudioso del vanguardismo literario.
Nacido en Tetuán (Marruecos) en 1951, casado y con una hija, vivió desde los once años en Cádiz, ciudad donde ejerció como pintor y donde fue reconocido con diferentes premios. Aún así, dejó la pintura para dedicarse a la escritura como miembro fundador del grupo literario 'Marejada'.
Licenciado en Filología Hispánica, fue premio Extraordinario de Doctorado de la Universidad de Sevilla y premio 'Ciudad de Sevilla' para tesis doctorales, con la obra «Fundamentos históricos de la experimentación poética española».
En 1996 ganó el premio Vargas Llosa de Novela por «El corazón de los trapos», galardón instituido aquel mismo año por la Universidad de Murcia y la Caja de Ahorros del Mediterráneo.
Además fue finalista de premios como el Guernica de novela, mención especial del Premio Elisee de novela manuscrita y finalista de los premios de poesía Ricardo Molina de Córdoba y Rafael Montesinos de Sevilla, entre otros.
Muy amigo de Juan Eslava Galán y de Arturo Pérez Reverte, éste utilizó su nombre para uno de sus personajes de la serie del capitán Alatriste, donde Rafael de Cózar es un actor de teatro y marido de María de Castro, la actriz amante de Alatriste.

«Vanguardia o tradición»

En 2005, De Cózar presentó el ensayo «Vanguardia o tradición», en el que subrayaba cómo el vanguardismo ha sido una constante en la historia de la escritura: «la vanguardia ha existido siempre».
Esta obra supuso un buen complemento a las investigaciones que De Cózar comenzó en 1991, en las que trataba de establecer todas las conexiones que se producen dentro del vanguardismo en las distintas artes como la música, la pintura o la escritura.
En sus páginas se recogían las diversas definiciones de vanguardia, y también los formalismos de este movimiento, que también se han plasmado en otras artes según el autor, y analizando el lenguaje de esta tendencia «haciendo frente» a la escasa valoración que se tiene de los estudios de la vanguardia.
Rafael de Cózar también publicó ensayos sobre poesía experimental y fue colaborador de medios de comunicación como ABC, El País, Canal Sur y de los desaparecidos diarios Informaciones y Diario 16.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Cierra TeleSevilla. Triste noticia para la libertad.



En la triste hora del adiós a TeleSevilla , desde la asociación cultural Ademán,queremos recordar su independiente estela de defensa de la libertad con parte de la cobertura que ofrecieron del caso Foxá.

http://youtu.be/VygsoYch9Vo?list=UUZPLSxKpzcQ5djucvhaQ2zg

Santiago Carrillo estranguló a su primera mujer

En la novela «Con la piel de cordero», el periodista Josele Sánchez documenta un catálogo de atrocidades del dirigente comunista

 «Santiago Carrillo estranguló a su primera mujer»ABC

Día 07/12/2014

En la «Apología», Guillermo de Orange acusa a Felipe II de asesinar a su hijo Carlos y a su mujer, Isabel de Valois. Minucias. En «Con la piel de cordero», el periodista Josele Sánchez cuenta cosas peores de Santiago Carrillo. Hay muchas más víctimas. Con nombres, apellidos y piolets. Se trata de una novela documentada históricamente. «Llevo dos años estudiando a Carrillo. Son hechos demostrables porque si no, ahí están los juzgados. Evidentemente tengo que tener muy documentado lo que afirmo sobre Santiago Carrillo para hacerlo con esa contundencia. Santiago Carrillofue un genocida, un asesino y, además, absolutamente despreciable como ser humano. Y ha pasado a la historia como todo lo contrario», dice Josele Sánchez en conversación telefónica con ABC.
El protagonista de la novela editada por Círculo rojo y que sale a la venta el 19 de diciembre no es Carrillo. Es Marcos Larrazábal, un periodista que debe investigar al dirigente comunista y se va encontrando con los datos que sostiene en esta entrevista Josele Sánchez (Buñol, 1964). «Tenía una primera mujer que se llamaba Asunción, Chon, asturiana, que le acompañó en su huída de España. Primero a Francia y luego la dejó en Uruguay y a sus camaradas, encargados de que no la dejaran regresar a Europa. Pero vuelve y se la encuentra en Francia. Tienen una fuerte discusión en la casa de Dolores Ibarruri. La asesina, la estrangula y la entierra en el chalet de la Pasionaria. La historia estaba en “Así destruyó Carrillo el PCE”. El libro de Líster se publicó quitando esa parte».
Además, Josele Sánchez asegura que Santiago Carrillo fue el máximo responsable del asesinato de Leon Trotski en México. «Es una orden directa de Stalin. Santiago Carrillo es el supervisor de toda la operación. En la novela aparecen todos los detalles históricos. Diego Rivera y Pablo Neruda ofrecieron la cobertura necesaria para que Ramón Mercader asesinara a Trotski, después de un primer intento».
«Ya no se trata solo de lo que ocurrió en Paracuellos. En este libro se habla de una campaña selectiva de exterminio de militantes comunistas que discrepaban de su línea estratégica. Salen 122 nombres en España y 43 en territorio francés. Nombres, apellidos, lugar de ejecución, fecha de ejecución... Y la mayoría de ellos están considerados por el Ministerio de Cultura como asesinados por el franqusimo, como represaliados».
También aparece en la muerte de José Antonio Primo de Rivera. «Se produce una reunión en Valencia el 17 de noviembre del 36, donde intervienen Indalecio Prieto, el fiscal y el juez que tenían que llevar el proceso. Se presenta desde Madrid Santiago Carrillo, consejero de Orden Público, que nada tenía que ver con esa reunión. Llega con la orden clara de Stalin de que José Antonio sea fusilado. Y consigue cumplirla». Según el autor, hay un pacto previo a la Transición para proteger a Santiago Carrillo y blanquearle el pasado. «El único exiliado que no pudo volver a España fue Segundo Serrano Poncela, número dos de Carrillo en Paracuellos. Eso no fue casual».
Por lo demás, «Con la piel de cordero» es una novela con argumento. Con nudo, con desenlace. Y hasta con una historia de amor. Del periodista Larrazábal, no de Carrillo.

 http://www.abc.es/estilo/gente/20141207/abci-santiago-carrillo-estrangulo-primera-201412061750.html

Presentación del libro homenaje a Mercedes Fórmica

Se presentó en el Ilustre Colegio de Abogados de Sevilla el libro "Un grito en el silencio", obra colectiva impulsada por la Asociación Cultural Ademán como homenaje a la escritora y abogada gaditana Mercedes Fórmica, impulsora durante la segunda mitad del siglo XX de leyes en favor de la igualdad de derechos para la mujer. El libro, coordinado por Ademán y editado por Barbarroja, cuenta con la participación de varios documentados autores que abordan al personaje desde su faceta biográfica, jurídica y socio política, encuadrándola en su entorno histórico y valorando su obra en pro de los derechos de las mujeres.
El acto contó con la presencia de numeroso público que llenó el salón de actos del Colegio de Médicos de Sevilla. Fue presidido por el letrado José Manuel Sánchez del Águila, coautor de la obra y representante en el acto del Decáno del Colegio de Abogados, también en la mesa se encontraban Mercedes Valdivia, autora de un interesante capítulo biográfico en el libro y Javier Compás, Presidente de Ademán. Presentó el libro con una brillante y amena charla el letrado del Colegio de Madrid, Carlos Javier Galán, autor de varios artículos sobre la homenajeada.
El libro se encuentra a la venta en La Sala Cultural La Revuelta C/ Siete Revueltas, 33.
A. C. Ademán

domingo, 9 de noviembre de 2014

Carlos Vélez (Fernando Sánchez Dragó 3/11/2014)


Columna "EL LOBO FEROZ" - El Mundo (3/11/2014)
Carlos Vélez
CARLOS VÉLEZ
Esta columna salpicada de negritas interesará a muy pocos. Con ella pago una deuda. La contraje con un hombre que acaba de morir. Lo he sabido por un obituario de Ángel Vivas. La foto que lo ilustra no es, por cierto, la del difunto, sino la de Antonio Castro. A mediados de los cincuenta conocí en Casa Manolo a un poeta. Era Carlos Vélez, hijo de un falangista ilustre y falangista él mismo, aunque a su modo: el de la alta literatura y el respeto a quienes no pensaban como él.

Publicó un poema en la revista Aldebarán, que yo había fundado junto a otros tres jóvenes poetas (Carlos Romero, Manuel Morales y José Ramón Marra-López). Poco después, en 1958, creó él, con el apoyo de Fraga, otra revista de mucho más fuste -Acento- por cuyas páginas pasaron o se dieron a conocer gentes tan de izquierdas como López-Pacheco, Antonio Ferres, López Salinas, Alfonso Grosso, Eduardo Zúñiga y García Hortelano. En 1962 me fui a Italia, luego al exilio y perdí de vista a Vélez. Fueron pasando los años, murió el Caudillo, regresé a España, busqué trabajo e Isaac Montero, amigo común, me dijo: «Ve a ver a Carlos. Dirige en la tele un programa de libros que aún no ha empezado a emitirse». Así nació Encuentros con las Letras, que se mantuvo en antena hasta 1981. Seguí el consejo. Andaban por allí Daniel Sueiro, Jesús Torbado, Miguel Bilbatúa, Paloma Chamorro, José Luis Jover... Aunque yo carecía de experiencia en televisión, Carlos me incorporó en el acto a tan brillante nómina. Cientos de escritores pasaron por allí. Luego, a saber por qué, se cerró aquel programa, que hoy es leyenda. Eugenio Nasarre y Miguel Ángel Gozalo me pidieron que hiciese Biblioteca Nacional. Propuse que Carlos Vélez fuera el codirector. No cuajó. Volví a perder de vista a aquel hombre de bien que tanto hizo para que en la cultura española del franquismo y del primer posfranquismo cupiéramos todos, todos, cualesquiera que fuesen nuestras ideas o militancias. Indagué por él en bastantes ocasiones y nadie supo darme razón. Marqué muchas veces su teléfono. No respondía. El sábado, al leer su obituario, se me encogió el alma. Ignoro si María Luisa, su esposa, vive. De ser así, ahí va un abrazo. Durante más de siete lustros he hecho programas de libros en televisión. Se los debo todos a Carlos Vélez. Esta columna de negritas, que a casi nadie interesará, es mi homenaje póstumo a un poeta que soñó con una España muy distinta a la que ahora es.

Nuestro país (Miguel Ángel Loma en ABC)



Como atracción principal del regreso de su programa televisivo, el periodista follonero invitó al hogar de una familia del pueblo sevillano de Gines, al presidente de Esquerra Republicana de Cataluña, Oriol Junqueras, para convencerles (infructuosamente) sobre los beneficios que les traería la independencia catalana.  Y como el rostro de don Oriol, con sus ojitos dormilones y gimoteantes, es ya imagen permanente en todas las televisiones, su presencia no pasó inadvertida en el aeropuerto de Sevilla, donde alguien aprovechó para increparle públicamente con un errado «¡Vete a tu país!». 

Es errado porque pretender zaherir a un independentista con tal mandato, demuestra haber caído torpemente en sus redes, en tanto que Cataluña no es solo el país de don Oriol y de quienes allí residen, sino que es parte del gran país de todos los españoles: España. Y por eso yerran quienes, de buena o mala fe, consideran que por residir en una u otra región de España, tienen derecho a decidir sobre su independencia respecto al resto. 

No; Cataluña no es país solo de quienes allí residen; sino que también lo es de los demás españoles. Al igual que el resto de España también es de los catalanes, y por eso tienen todo el derecho a moverse por donde quieran. 

Así que,la próxima vez que alguien quiera aconsejar destino a un independentista, mejor que lo envíe a pasearse por Parla, preciosa ciudad muy en consonancia con quienes están acostumbrados a llorar como chantaje previo a la succión.          


Miguel Ángel Loma 

jueves, 6 de noviembre de 2014

¿Qué entenderán por memoria? (Tomado del blog de Santiago González)

¿Qué entenderán por memoria?

Llach
Tuve por este hombre gran devoción en tiempos pasados. Aún conservo todos sus discos en vinilo. Me pasaba, y aún me pasa, como con Sabina, que me parece un tipo de enorme talento, aunque la expresión de sus ideas políticas no añade nada  a sus capacidades creativas. No es lo suyo, aunque esto no debe entenderse como un apoyo a la tesis de Monedero. Naturalmente tiene derecho a expresarse. ¡A ver si va a ser él el único español a quien le va a estar prohibido decir tonterías! Tras la muerte de Mario Onaindía, yo sugerí su ‘Viatge a Itaca’ como tema musical para el homenaje que se le rindió en la Plaza de España de Vitoria. me pareció que la letra se adaptaba muy bien a la vida y carácter del aventurero cuerdo:
Quan surts per fer el viatge cap a Ítaca,
has de pregar que el camí sigui llarg,
ple d’aventures, ple de coneixences.
Has de pregar que el camí sigui llarg,
que siguin moltes les matinades
que entraràs en un port que els teus ulls ignoraven.
Lo que me llama la atención ahora es la farsa. El blog Dolça Catalunya sacaba ayer a la luz el tuit reproducido arriba, con una implacable relación de los antecedentes familiares del cantante. Sus abuelos Cisets (yo siempre creí que era Siset: L’avi Siset em parlava/ de bon matí al portal…”) eran todos correligionarios del abuelo materno de Zapatero, aquel buen hombre del que nunca hablaba:

Dolça Catalunya

El cantante (o lo que queda de él) se ha animado a decirnos por qué va a votar en el butifarrèndum de los políticos nacionalistas. Lo tiene muy claro: “votaré por los abuelos Cisets que intentaban hacer luz en un tiempo de tinieblas. Seguro que cuando hayamos ganado descansarán definitivamente en paz”.
Pero vamos a ver, sr. Llach. ¿A quién quiere timar con esto?
- Su tatarabuelo, Joaquim Llach y Coll, fue el jefe carlista de la provincia de Gerona.
– Su bisabuelo fue homenajeado en 1926, en Gerona, jurando una bandera española con la inscripción “Dios, Patria y Rey”.
– Su abuelo fue dirigente de la Junta Tradicionalista de Gerona.
– Su abuelo Manuel fue vocal de la Juventud Tradicionalista y somatén de Sant Martí Vell.
– Su abuelo materno era extremeño y se apellidaba Grande. Era inspector de la policía secreta española en Barcelona, y lo mataron a principios de la guerra.
– Su abuela, María Vall, también era franquista.
– De su madre, María Grande Vall, decía usted que “era molt del règim de Franco, com el pare”.
– Su tieta Pilar, de Can Vall de Porrera, era hermana de la fundadora de la Falange Española en Tarragona. De la tieta heredó ud. la finca donde vive.
– Su padre, Josep Maria Llach i Llach, era militante del Requeté Català, miembro de las juventudes carlistas. Durante la guerra se incorporó como voluntario a la España de Franco. Después fue alcalde franquista de Verges (1950-1963), y presidente local del Movimiento Nacional. Ud. mismo confiesa en su libro Lluís Llach. Siempre más lejos que “el meu pare era un franquista convençut”.
– Y ud. mismo, Lluís, durante su juventud fue un significado “feixista”. Fue ud. vicepresidente de los Cruzados de Cristo Rey en Figueras, y militante falangista como su padre. Así se describía ud.: “Sí, jo vaig ser el que podriem dir un nen feixista”.

Leer artículo completo en:
http://santiagonzalez.wordpress.com/2014/11/03/que-entenderan-por-memoria/

lunes, 3 de noviembre de 2014

RUEDO IBERICO. LHARDY, PICADERO REAL, Y CONSPIRACIONES POLÍTICAS (Javier Villán Zapatero)

El otro dia, en el salón isabelino de Lhardy, Carlos Abella dio una charla sobre los Toros en el histórico restaurante. Muchos  esperaban que el gerente de Asuntos Taurinos de la CAM se centrara en el homenaje a Manolete y las tertulias de Antonio Ordóñez en los sesenta.  Pero Abella es más que un escritor taurino y  Lhardy mucho más que un centro de toros, aunque memorables hayan sido algunos acontecimientos taurinos en sus salones. Lhardy fue picadero de reyes y aristócratas o, cuando menos, preámbulos de recebo; esta cuestión del recebo la explicó muy bien  Ignacio Amestoy en Violetas para un Borbón. Además de picadero aristocrático, quizá lo de menor relieve, Lhardy fue centro de conspiraciones, eje de la vida nacional monárquica y republicana, y de una clandestinidad,  de orden y tolerada, durante el franquismo. Los clandestinos intolerados e intolerantes,  no iban a Lhardy. Al lado de Lhardy La Fontana de Oro, donde don Benito Pérez Galdos, sitúa las tertulias del liberalismo,  y del absolutismo cafre de Fernando VII.

La primera pensión que me hospedó en Madrid estaba al lado de Lhardy. Un dia entré a tomarme un caldo, un exceso. Cuando pude tomarme el caldo con un Jerez fue el inicio de una precaria prosperidad.  Cuando, gracias a Francisco Umbral Pepe Hierro, accedí a sus celebérrimos cocidos, en presentaciones de libros, llegué a la conclusión de que  la excelencia de los  cocidos de  mi madre en Torre de los Molinos era insuperable.  Paco Umbral, en la comida,  era un  tiquismiquis que se contentaba con la sopa y la verdura; pero Pepe Hierro y yo nos poníamos morados, valga lo vulgar de la expresión en tan ilustre lugar.


Carlos Abella puso el no hay billetes, hasta en la escalera y cerca de la calle escuchaban su discurso hecho de la memoria histórica y de sus vivencias personales. Allí estaba mi querido Alfaqueque,Rafael Flores, el que más sabe  de Jardiel Poncela,  Mio Jardiel; mi querido, aunque él no acabe de creérselo, Javier Sánchez Arjona, uno de los ganaderos más  de derechas y más honrados de todo el campo bravo  y eso  que, en lo de derechas,  hay donde elegir; tanto que a mi me llama rojo;  jóvenes del toro  como la señorita Sánchez Grande y un gran número de aficionados, de tendido y de callejón,  de las Ventas. Eché en falta algunos jerifaltes de la cosa, pero Abella cortó las dos orejas. Es, además de taurófilo, biógrafo de Adolfo Suárez, puente entre el presidente Calvo Sotelo,el Breve,  y Felipe González;  e historiador de toros. Y gastrónomo. Un español atípico que “no embiste cuando se digna usar de la cabeza”. Por eso no se limitó al Lhardy taurófilo.  Hizo bien en recordar al jurado que escogió hace muy pocos a los 10 mejores toreros del siglo XX. Yo estaba en ese jurado y nos llovieron palos por todos los lados; mi admirado Santiago Martín el Viti aún sigue reprochándome que no eligiéramos entre los 10 a Manuel Benitez el Cordobés. Asombroso el afecto que los grandes de los 60 mantienen por el Pelos. 


(Adriano del Valle)

Recordó el homenaje de los poetas de entonces a un Manolete adusto que sólo se expresaba con la muleta en la mano. Por entonces Manolete ya se carteaba con Indalecio Prieto en el exilio de México, “de español a español”, alarma en el Régimen que volcó en Lhardy todos sus  efectivos: Pemán, Cela, Agustín de Foxá,  Mourlane Michelena, Adriano del Valle, Alfaro, MarqueríeGarcía Serrano,  buena parte de los autores del Cara al Sol…  De los poemas que he releído muchas  veces, me quedo con algunos versos del soneto de Marqueríe, el crítico de teatro:   “Miércoles de ceniza es tu faena/ ya lo anuncia el mechón sobre tu frente/. (…) Junto al cuerno la muerte se ha dormido./. Qué gloria ser de Córdoba y torero”,  poema premonitorio de la tragedia de Linares; el 30 de agosto del 47 ABC publicó el memorable poema de Foxá del que extraigo unos versos: “Yo saludo al torero más valiente del mundo/. Saludo el abanico difícil de tu izquierda / que hace al toro satélite, luna de tu oro antiguo/. Y saludo en tí a Córdoba……”. Lhardy y los toros. Lhardy y la historia de España. Lhardy y Carlos Abella.

(Artículo tomado de http://diariodejaviervillan.blogspot.com.es/ )

A propósito de Luis Rosales y el uso partidista de la Literatura por esa izquierda arcaica

¿Tiene la Literatura entidad ideológica o sexual? (Tomado de http://revistaletralibre.blogspot.com.es/2014/11/a-proposito-de-luis-rosales-y-el-uso.html )


(Luis Rosales)
Llevo mucho tiempo reflexionando sobre este tema, y hace un par de días, me acordé de Luis Rosales, ese gran maestro y poeta olvidado, fiel amigo de otro gran maestro, Federico, al cual el autor de La Casa Encendida, poco debe “envidiar” (En 1937, el poeta de lo cotidiano, Rosales, publica en el diario Patria de Granada, el poema «La voz de los muertos», probablemente uno de los más importantes escritos durante la guerra civil, elegía a todas las víctimas de ambos bandos, en el que quedan fuera cualquier expresión de triunfalismo o exaltación) encasillado y destinado a un baúl de los recuerdos, triste y penosamente, por parte de esa izquierda que cree estar en posesión de la verdad absoluta, por el simple hecho de pertenecer al otro “bando”. La literatura no pertenece a ninguna fantasía ideológica o idiotez sexual, pertenece a su creador, la literatura simplemente es universal, a pesar de los pesares de esos “intelectuales” de hoy mal llamados progresistas, cuando en realidad están disfrazados en trajes delirantes de un neofascismo populista como arrogantes unicornios invisibles.

Conocí al autor de Abril (1935) a mis 17 años, “enamorándome” intensamente de esos versos tan libres e inmensamente individuales, llenos de amor invencible, y hoy ya han pasado más de 27 años, y aún sigo sintiendo la misma turbación vibrante al recordar esos composiciones vanguardistas, claras, humildes, evidentes y cotidianas, y al venir él de nuevo a mi memoria, vuelvo a sentir que lo que prevalece en la literatura es la libertad del individuo, la persona, sin importar si está a la izquierda o la derecha, sin importar a cual “maldito” bando perteneció, sin la discriminación de ser heterosexual, gay, blanco o negro, etc. La literatura, la poesía, la prosa, no es ni debe ser partidista, porque de lo contrario nos induciría al sectarismo. A nadie ni a mí, le deben afectar los bandos y con quién “leches” te acuestes, lo que debe imperar es el arte y las emociones que te produce el hecho de leer. Luis Rosales, ha sido, es aún, y será un gran maestro literario entre las maravillas de nuestros genios.

Y junto a esa determinación imparcial e injusta de esos “literatos” megas, hipers y chupis progresistas, he llegado a leer “barbaridades” tales como que San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús eran, respectivamente homosexual y lesbiana, pero lo más extraño –a estas alturas de la vida, sencillamente, no me debería extrañar ya nada de esta “troupe”- es que estas afirmaciones proceden de un filólogo hispánico, y joven, perteneciente a esa rama de “cuotas floreros” del socialismo español. Y se queda tan ancho y tan pancho. ¿Dónde están las fuentes? Y en el caso que fuese verdad, qué? Por el simple hecho de tener una u otra orientación sexual, ya eres “lo más-in-divino”? Tanta obsesión y victimismo me cansan, pero me cansan demasiado, y lo curioso es que estas “cosas” no me escandalizan, simplemente, me producen bochorno ajeno. No soporto en la cuarentena que he pasado estas imbecilidades; no soy amigo del sectarismo y el totalitarismo del incansable progresismo. Amo la libertad, y en mayúsculas.

Tan solo me quedo con las palabras de D. Luis, Premio Nacional de Poesía 1951 y Premio Cervantes 1982, entre otros: "No he creído ni volveré a creer en la política, no he creído ni volverá a creer en la sociedad, solo creeré en las amistades" (a raíz de la muerte de Lorca).

Lo que siempre queda es el arte, y eso es lo que verdaderamente importa, lo que prevalece es el individuo, su libertad individual. Lo demás, son imbecilidades inventadas por esa ideología arcaica.

Me volverán a clasificar como un fascista, neoliberal, ultraliberal, homófobo, sodomita y católico,- sigan inventándose “basura”-, pero yo volveré a reírme, y reírme, y siempre, siempre, seguiré riéndome, condescendientemente, porque frente a la manada me elevo como un Individuo libre, una persona, ni más ni menos.
Como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.

sábado, 25 de octubre de 2014

Otra barbaridad a cargo de la maldita Ley de Memoria Histórica.


Javier Compás ganador del certamen de relatos Tu Sevilla Romántica.



GANADORES DE LA I EDICIÓN DEL CERTAMEN INTERNACIONAL "TU SEVILLA ROMANTICA".


El ganador del Premio del Concurso Tu Sevilla Romántica de Relato Breve, convocado por Casa de la Luna y Chef&Company es D. Javier Compás con "Plaza del Pozo Santo" y en la modalidad de Fotografía, D. Pedro Bernal, ambos de Sevilla. 

El fallo del jurado se hizo público el jueves 23 de octubre a través de las redes sociales, Facebook y Twitter. 

El escritor, poeta y periodista gastronómico Javier Compás, presidente de la Asociación Cultural Ademán, ha sido galardonado con este I Premio de Relato Corto Tu Sevilla Romántica, donde los organizadores pedían una semblanza de algún lugar de Sevilla dentro de un relato corto que reflejara los sentimientos románticos que el lugar preferido por cada autor pudiese reflejar. El relato ganador, entre los muchos que se presentaron al certamen, recrea una breve historia en el entorno de la centrica y recoleta Plaza del Pozo Santo sevillana, lugar emblemático por la leyenda que, en torno a un milagro de la Virgen, rememora. 

Reporducimos a continuación el relato ganador, así como la foto elegida entre las participantes en la modalidad gráfica, obra del autor, también sevillamo, Pedro Bernal.


Plaza del Pozo Santo
Como riachuelos que llenan una pequeña laguna, quieta y escondida, varias pequeñas calles desembocan en una placita del centro, no hay nada que destacar, un pequeño naranjo que da escasa sombra a las pocas mesas de un minúsculo bar donde las vidas ajenas toman café y fuman un cigarrillo en la puerta, una de esas mesas escuchó confidencias y fue testigo de miradas azules y lentas, miradas que no querían que terminase el mediodía claro y fresco de Marzo. Paredes blancas, paredes color albero y rojo tinto, rejas que ocultan rezos, ventanas por donde se escapan aromas de muebles antiguos y ropas lavadas.
No sé por dónde llegamos, si se por donde nos fuimos, pasos silenciosos sobre adoquines de Gerena, las manos que intuían que los cuerpos no querían alejarse el uno del otro. Lo sabíamos desde que nos leímos las almas, al primer golpe de vista encontramos nuestro destino, nuestras bocas lo sabían también y por eso, casi por sorpresa, de pie, en medio de aquella placita de cal y almagre, los labios se rozaron en el beso más dulce del invierno, de todos los inviernos.
Tú te fuiste por la calle Misericordia, la que no has tenido con este amor recién estrenado y difícil, yo me fui por la calle Amparo, buscando el de la ciudad querida, intentando refugiarme de la intemperie en la que se ha quedado mi corazón.
Hoy he pasado por la Plaza del Pozo Santo, a beber del recuerdo, el sol abría las sombrillas de aquella terraza. Allí seguía el naranjo, lleno de hojas verdes, seguían sobrando los coches en la puerta del viejo hospital de las monjitas. Quizás esperaba, como en la vieja leyenda que contó Ortiz de Zúñiga del niño que cayó al pozo que en ella había, ser rescatado milagrosamente del recuerdo. Pero ya no hay pozo más que en el nombre de aquella placita, recoleta y llena de luz, que vio nacer nuestro pequeño relato corto.
Javier Compás.