CASTAÑAS PARA RAFAEL GARCÍA SERRANO
Buscando despojarse de la canícula del verano y a la espera de las brasas que tuestan las castañas pilongas, anda uno subiendo a los anaqueles las lecturas playeras que aún rezuman arena y barrunta ya las próximas. Son las lecturas de otoño. Las que se dejan al filo de la cama después de “perecear” el domingo o madrugar para poder leer un rato y luego ganarse el jornal desde bien temprano y arremangado aunque se lleve corbata o falda por los tobillos.
Y en estas andamos cuando me avisan que la editorial Homo Legens se empecina en reeditar a literatos que, probablemente no caerían en manos del lector si dependiera de personajes como la concejal comunista que prohibió a Foxá en Sevilla y ahora aguarda juicio.
La editorial del Grupo Intereconomía acaba de reeditar por dos veces a Rafael García Serrano. Podría así decirse que reincide en rescatar la obra del padre de Eduardo, uno de los más mediáticos periodistas que trabajan en el medio –valga la ‘reduznancia’ que dijo aquel-.
“Cuando los dioses nacían en Extremadura” es una narración novelada de la conquista de Méjico por Hernán Cortés sobre la crónica de Bernal Díaz del Castillo, aquel “periodista” oficial de Cortés que escribía en los ratos que le dejaba libre la espada y a saber si, en vez de tinta, con la sangre de algún sacerdote azteca o de algún correligionario hideputa en el que pesaba más la avaricia que la lealtad al capitán, a la Patria y a Dios, que todo iba en el mismo pack de lealtad hispana.
En esta obra, publicada originalmente en 1947, García Serrano desmenuza la particular diplomacia que empleaba Cortés en tejer una eficaz trama de aliados, ganar leguas de tierra, onzas de oro y almas para el único Dios verdadero. Aquella era una evangelización expeditiva que probablemente sorprenda a los mismos meapilas que olvidaron el tiempo en el que para poder enfundarse la casulla y consagrar, tenía que haber una escuadra en la esquina dispuesta a entregar en la refriega, un manojo corto de años a cambio de lo que ahora llamaríamos “libertad de culto”.
La otra reedición de Homo Legens, decíamos lo de reincidentes, es la novela “La ventana daba al río”. Es la más corta de las que García Serrano ambientó en la Guerra Civil.
"La Ventana Daba al Río" está inspirado en un hecho real. Los hoteles franceses del otro lado de la frontera alquilaban con un sobreprecio las habitaciones con ventana que permitiera ver la guerra en directo. Y esto le sirve a García Serrano para ofrecer una muestra de la opinión de los distintos espectadores extranjeros, entre los que cuela dos españoles, que forman pareja con dos francesas.
Publicada por vez primera en 1963, la novela prueba que pocos como los literatos falangistas supieron escribir de la última guerra civil con el mismo dolor en la punta de la pluma que en la punta del fusil. El dolor de quien sabe que apunta al hermano. El dolor de quien se sabe batiendo con hijos de un mismo Dios.
Dos libros con los que despedir el verano, saludar al otoño y demostrar a los comisarios del chekismo cultural, que la buena literatura es buena literatura al margen de ideologías.
Rafael G. Serrano en su juventud |
De la redacción de La Clave Cultural
Septiembre de 2011
Una pequeña corrección al post. Es Bernal Díaz del Castillo, no de Castilla.
ResponderEliminarSaludos
Corregido queda. Muchas gracias por la apreciación y por seguirnos. Un saludo.
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