miércoles, 30 de marzo de 2011

Otra visión del libro de Martinez Reverte sobre la División Azul


Francisco Torres


Mentira y propaganda sobre la División Azul: Martínez Reverte y El País.


La mentira era para el comunismo, entre otros para Lenin, inventor del siniestro GULAG, un arma más. Anclados en esa consigna perseveran un número creciente de escritores, con mayor o menor competencia curricular, que además cuentan con el apoyo de todo el aparato mediático de una izquierda que no renuncia a cambiar el ayer en beneficio de la deconstrucción de la historia que practican; individuos que sueñan, en el tiempo de la “desmemoria histórica”, simplemente, con hacer caja merced a la propaganda o la subvención, aunque para ello tengan que cubrir de lodo y estiércol la memoria de quienes supieron ser sólo héroes sencillos sin alcanzar gran recompensa a cambio. Son, ese conjunto de periodistas, comentaristas, historiadores y charlatanes varios, los que ante el vil metal se repiten, parafraseando a Lenin, “¿Verdad? ¿Para qué?” Digno representante de ese mundo es Jorge Martínez Reverte que, avalado por la izquierda, ahora decide utilizar para hacer caja a los héroes sencillos de la División Azul. No es una novedad. Ya los divisionarios recibieron, con poca fortuna por cierto, las dentelladas de Cardona o Rodríguez Jiménez. Ahora, cuando se va a cumplir el 70 Aniversario del inicio de su gesta, cuando pocos pueden ya contestar personalmente al insulto con su presencia, de ahí el curioso silencio que han mantenido muchos autores de izquierdas sobre los hechos, parece que los autores de la “desmemoria histórica” les van a elegir como su blanco favorito. Rompe el fuego Jorge Martínez Reverte, que publica un libro titulado “La División Azul. Rusia 1941-1944” y amplifica su tesis el diario El País incluyendo un desmesurado y falaz artículo del autor, titulado con harta ironía Yo tenía un camarada, junto con una recensión de la obra firmada por otro izquierdista notorio, amante de la “desmemoria histórica” e inventor de enormes listados de represión franquista tal y como señaló Martín Rubio, Julián Casanova. Curiosamente, algunos autores, empezando por Martínez Reverte, y se preparan otros en la misma estela, comienzan su andadura, cuando no utilizan el recurso como señuelo para manipular los recuerdos personales o familiares de los voluntarios españoles, recordando que su padre, su tío o su abuelo fue un divisionario. Así pueden presentar un referente de autoridad y una aparente fuente de veracidad: si lo dice un familiar, verdad será. Después viene lo consabido: los divisionarios fueron un conjunto de falangistas, pistoleros y matones sin duda, sedientos de venganza; de oficiales y suboficiales que fueron a Rusia para ganar ascensos intentando hacer carrera; de soldados forzados a alistarse; de pobres jornaleros y campesinos obligados a luchar para huir de la miseria… Todo ello porque, como buenos izquierdistas, se niegan a pensar que pudieran existir jóvenes dispuestos a poner fin a la dictadura comunista y estuvieran dispuestos a combatir voluntariamente por ello; jóvenes que creyeran que el comunismo era un mal y no un bien, y que la revolución proletaria no era más que una inmensa mentira con la que cubrir los enormes campos de concentración en que se convirtieron los países que vivieron bajo su lacra y también, naturalmente, la hoy alabada zona republicana durante la guerra civil. ¿Cómo puede un izquierdista de corazón, que en el fondo sigue embelesado con el romanticismo de la revolución soviética, reconocer que combatir esa imagen fuera algo por lo que muchos estuvieran dispuestos a dar la vida? La vida, según ellos, solo la ofrecen desinteresadamente los jóvenes idealistas de izquierda. Los otros sólo pueden tener motivaciones menos altruistas. Borrar esa idea es la finalidad última de todos esos autores. Para ello nada mejor que recurrir a difuminarla, a enmascararla, con el hecho cierto de que aquellos españoles combatieron en/con el Ejército del Tercer Reich, pero como una unidad del ejército español. Y si es necesario se fuerza la nota como hace Julián Casanova, profesor universitario de historia, para argumentar que los españoles fueron a la URSS para combatir a los “bolcheviques, los masones y los judíos” distorsionando interesadamente la realidad para evitar que se asuma como apriorismo que el comunismo era un mal. Espero que el señor Casanova nos explique en qué argumentos basa tan asombrosa deducción: no están esos objetivos en discurso de Serrano Suñer (“¡Rusia es culpable!”), ni están en las declaraciones oficiales, ni en la nota dada por el Ministerio de Asuntos Exteriores, ni en la propaganda para la recluta en 1941, 1942 ó 1943, ni en los recuerdos de la inmensa mayoría de los divisionarios y sobre todo en el discurso en Alemania del general Agustín Muñoz Grandes, quien afirmó ante las autoridades alemanas que estaban allí sólo para combatir el comunismo. Volvamos a la mentira como norma que parece guiar el artículo, y supongo que el libro, de Jorge Martínez Reverte. No está mal, como ejemplo de las valoraciones del autor a la hora de presentar a los personajes, lo de referirse a José Antonio Girón, entonces Ministro de Trabajo (¡Qué cosas un ministro que quiere dejar su cargo para ir a luchar y quizás morir al frente de combate!) simplemente como “antiguo pistolero de la vieja guardia” falangista. Reverte no ignora el valor de la imagen y el uso del lenguaje y sabe que no es lo mismo decir que se marcha un ministro, lo que implica un cierto idealismo, que decir que se marcha un pistolero extendiendo el ejemplo a arquetipo. A partir de este punto Martínez Reverte juega con las palabras para edificar su mentira. Nos dice que los voluntarios juraron “solemnemente fidelidad a Hitler, hasta la muerte”. Fundamentación necesaria para luego poder argumentar que los divisionarios, por acción o por omisión, fueron cómplices en las matanzas de judíos y que tenían que obedecer. Martínez Reverte sabe, porque dice que ha leído, que lo único que juraron los divisionarios fue obedecer a Hitler como jefe del ejército en la lucha contra el comunismo. Martínez Reverte debería saber que en 1941 las “matanzas” eran realizadas por grupos especiales que operaban con relativa independencia de los jefes de las unidades alemanas. Para Martínez Reverte y los secuaces que le seguirán el objetivo, en definitiva, no es otro que incluir a los divisionarios entre los criminales de guerra, lo que equivale a destruir lo que ellos denominan el “mito de la División Azul”. No ignora Martínez Reverte el peso de los testimonios múltiples que existen que no avalan precisamente su tesis. Sin embargo, este escritor, ha solucionado el enigma del que no pudo salir Rodríguez Jiménez cuando se limitó a argumentar que éstos eran producto de una reconstrucción interesada de la memoria. Según Martínez Reverte los divisionarios que ayudaron a los rusos o a los judíos lo hicieron por piedad o por lástima pero, sobre todo en el caso de los judíos, a “otros les parece que es lo que se merecen”. Ignoro con qué divisionarios ha hablado Martínez Reverte y qué ignotas memorias ha leído, pero yo acumulo un buen número de entrevistas, cartas y memorias no publicadas de voluntarios de a pie, falangistas y no falangistas, sin nombre sonoros como el de Ridruejo, cuyo testimonio es por razones biográficas es relativamente honesto (¿cuándo, en qué momento de su vida decía la verdad?), y lo que se desprende del tema de los judíos es lo contrario. Fueron decenas los voluntarios que se jugaron el tipo por proteger a un judío o a una judía. ¡Qué gran disgusto debe haberle producido a Martínez Reverte que se simultanee con su libro el estreno de la película de Carlos Iglesias “Ispansi”! y que el director haya contando la referencia al hecho real de que los españoles, esos divisionarios que Reverte quiere retratar o manipular, protegieron una aldea de judíos ante los alemanes cuando éstos iban a deportarlos, aunque después los retrate con cierta insidia. Insiste Reverte en que los divisionarios no hablaban de estos temas, que ocultaban la realidad. ¡Pues menos mal! Porque todos los divisionarios, en sus memorias, publicadas o no, tienen espacio para estos hechos. Aunque quizás Martínez Reverte los ha conocido merced a la lectura de la amplia bibliografía soviética sobre el tema, ya que ¿si no hablaban cómo es posible que todos los que se han molestado en leer algo sobre los divisionarios supieran de ellos? Lo peor, sin embargo, es que Martínez Reverte tome al lector por tonto o mejor dicho que haya escrito para lectores de películas del oeste de serie B. Como guionista en las películas de Randolph Scott y Bub Boetticher no hubiera tenido competencia: “el judío es el bolchevique y hay que liquidarlo” se dicen los divisionarios. Y los españoles cumplen porque “tienen que ser fieles a su juramento”. De ahí que Martínez Reverte, como he explicado, haya manipulado el elemento base de toda su argumentación. Espero con fruición leer ampliado el relato de las ejecuciones del hospital de Vilna a las que se refiere en su artículo: ya leo las frases de los heridos españoles contemplando por las ventanas del hospital como en el patio los alemanes matan a los judíos por cientos. ¡Qué olvidos los de Martínez Reverte! ¿Es que ignora que muchos de los que formaban parte del personal auxiliar del hospital español en Vilna eran judíos? Al comentarle esta mañana el artículo de Martínez Reverte a un gran historiador, Carlos Caballero, me ha recordado que él mismo tiene fotos del hospital en el que aparecen los voluntarios con los judíos… Pero ya se sabe que fueron matanzas que los españoles vieron y no hablaron de ello ¿Cómo se ha enterado Martínez Reverte? Según este gran manipulador, este falsario, este historietista, lo que pasa es que los divisionarios callaron y obedecieron al “Führer, que exige la eliminación de los eslavos o de los judíos y gitanos. Los españoles venían preparados para ello”. Lo único que Martínez Reverte está dispuesto a reconocerles es el valor en el combate. No podía ser de otro modo, pero siempre compensándolo con su idea obsesiva: criminales de guerra. ¡Qué distinta sería la historia si cantara las “gestas” de los españoles que ocuparon París y que según algún exagerado exegeta desembarcaron en Normandia cual si fueran modernos mirmidones! ¡Cómo le rezuma a Martínez Reverte la vesania! ¡Cómo le traiciona la pluma! Un ejemplo: Krasny Bor, la gran gesta de los divisionarios, es para el autor una derrota. Sorprendente porque lo único que indica es la falta de conocimientos. Krasny Bor no es una derrota, pues lo que consiguen los españoles con una resistencia numantina, en la que ni los alemanes creían, es desbaratar la ofensiva enemiga en el punto de ruptura del sector. ¿Dónde está la derrota? El mando soviético se propuso destruir la División Azul, utilizar sus líneas como punto de ruptura y lo único consiguió fue hacerles retroceder unos kilómetros dentro de sus propias líneas. Utilizó para ello una proporción de 6 ó 7 a uno en el número de combatientes, preparación artillera sin contrabatería posible (700 piezas batiendo cinco kilómetros) y tanques. Los españoles no cedieron. Sin embargo, para Martínez Reverte, que busca zaherir a unos ancianos que acuden a recordar a sus camaradas caídos en el cementerio de la Almudena, es una derrota. Martínez Reverte espera, sin duda, con su libro descubrir a estos nuevos criminales de guerra. A unos criminales de guerra que, según su falsaria imagen, colaboraron en el exterminio judío en Rusia, que contribuyeron a que “más de un millón y cuarto de personas, de civiles, de ancianos, jóvenes o niños, de hombres o de mujeres” murieran en San Petesburgo. Y, en el mejor de los casos, serían culpables por omisión. Echémonos a temblar no sea que un Garzón cualquiera decida abrir una causa contra ellos amparándose en una fuente de autoridad tan solvente como Martínez Reverte. Lo único que no nos explica el señor Martínez Reverte es algo tan sencillo como que la División Azul operó de forma autónoma, bajo bandera española y bajo las normas españolas; que, donde ella operó, no rigieron las normas alemanas con respecto a la población civil y que estuvieron siempre en primera línea de combate. Todo ello, cierto es, dentro de los límites que a la civilización impone la guerra. Todavía quedan, y circula por la red algún testimonio, paisanos rusos que estuvieron en la zona española y recuerdan con afecto la presencia de los divisionarios. No le vendría tampoco mal a Martínez Reverte recordar que según muchos de los divisionarios que volvieron en 1954, después de pasar más de una década en el GULAG, indicaban que las autoridades no les pudieron procesar como criminales de guerra porque no encontraron rusos dispuestos a denunciarles como tales, lo que en la Rusia comunista de Stalin hubiera sido un mérito. Para cerrar le doy gratis al señor Martínez Reverte una anécdota que a buen seguro no formará parte de su libro: el periodista Crespo Villoldo en una reunión internacional en los años sesenta se encontró con un homónimo ruso. En broma los reunidos hicieron constar que estuvo en la División Azul, contra todo pronóstico el corresponsal ruso brindó por aquellos españoles que se habían comportado bien con su pueblo. Con historias como esta El País no le hubiera dado cuatro páginas ni RBA le hubiera publicado su libro: esa historia, que es la historia real de miles de divisionarios, simplemente no interesa a quienes sólo piensan en rojo y en el vil metal.

lunes, 28 de marzo de 2011

Libro sobre la División Azul

Jesús Martínez Tessier, padre de Jorge M. Reverte, autor del libro, y su camarada Joaquín de Alba.


MANUEL DE LA FUENTE / MADRID


«Alemania, Italia, Rumanía y Finlandia declararon la guerra a Rusia», titulaba ABC a toda página el 24 de junio de 1941. Apenas cuarenta y ocho horas antes, Hitler había decidido atacar a su ex aliado Stalin. Las dos alimañas se las iban a ver cara a cara. Poseedores de información privilegiada, tres jerarcas y nombres muy propios del régimen de Franco, Ramón Serrano Suñer, Manuel Mora y Dionisio Ridruejo almuerzan en el Ritz madrileño. Conocen casi antes que nadie la noticia y deciden obrar en consecuencia. Es hora de ponerse del lado de la Alemania nazi, devolverle los favores prestados y comenzar una nueva cruzada contra el comunismo. Puesto al corriente, el Dictador da su aprobación. España no entrará en guerra pero mandará soldados para apoyar a los alemanes. A miles de kilómetros, Hitler se da por enterado, por satisfecho y acepta las noticias que llegan de Madrid. Ha nacido la División Azul (la 250 de la Wehrmacht), cuyo primer contingente marchará hacia el este de Europa tan solo tres semanas después, el 13 de julio. Al final de la guerra habían participado en ella cuarenta y cinco mil voluntarios de los que casi cinco mil murieron. Dieciocho mil compatriotas formaron parte de la primera leva, bajo el mando del general Muñoz Grandes. Jorge M. Reverte, hijo de divisionario (Jesús M. Tessier), ha seguido los pasos de estos hombres que se dejaron la juventud cuando no la vida sobre la helada estepa soviética, en «La División Azul. Rusia, 1941-1944» (Ed. RBA), casi 600 páginas repletas de documentación, de testimonios de primera mano, de pequeñas batallas y gigantescos sufrimientos. Una pista que no siempre se ha de perseguir en el campo de batalla. Lejos de las trincheras se libraban otras luchas, diplomáticas, de espionaje y políticas, consectores del Régimen enfrentados entre sí, hazañas bélicas (la terrible de-fensa de Krasni-Bor) y hazañas del corazón como «Los Cuadernos de Rusia», testimonio literario de aquellos meses terribles frente al General Invierno del propio Dionisio Ridruejo. Suculento botín Aquella velada en el Ritz bullía desde hacía tiempo en mentes preclaras del Régimen. «Prácticamente toda la clase dirigente franquista estaba convencida en ese momento de que no se podía desperdiciar la ocasión de estar al lado de Alemania —explica Jorge. M. Reverte—. Quizá, incluso, Franco era el más cauto, pero los nazis aparecían como los que serían los vencedores de la guerra, y los dirigentes franquistas pensaban en un suculento botín: el África francesa, el Orandesado, e incluso Gibraltar, algo así como un regreso al pasado imperial de España». Quizá cueste creerlo, pero la División Azul tuvo más orígenes, aparte del idealismo de muchos de sus miembros. «Otro de los hilos que manejó muy bien Franco —continúa Reverte— fue el de los falangistas radicales y pronazis, que consideraban que el Régimen era blando, que no evolucionaba como esperaban y que hasta se planteaban si no ya un golpe de Estado sí un golpe de timón. Al general le vino muy bien que estos falangistas se fueran lejos, a Rusia, que se desfogaran e incluso que desaparecieran y con ellos su oposición». Aquellos primeros voluntarios provenían, como señala el autor, de «los sectores más revolucionarios del falangismo, casi todos del SEU de Madrid, pero con el tiempo la presencia nacional-católica también se haría mucho más fuerte». Muchos voluntarios creían de buena fe en lo que hacían, aunque hubo también quien fue por el sueldo («no era malo el que daban los alemanes»), gente que quería hacerse perdonar, pero sobre todo personas «que no tenían ni idea de lo que se iban a encontrar, que estaban convencidos de que a los tres meses estarían desfilando por Moscú y se encontraron con una marcha a pie de mil kilómetros, una guerra terrible y unas condiciones meteorológicas terroríficas». Una historia repleta de amargura sobre la tierra de Dostoievski y Tolstoi (temperaturas gélidas, ejecuciones sumarias, asesinatos en masa de judíos), ante la desconfianza alemana: «Fueron bien recibidos, pero en muchos aspectos era un ejército lamentable que generó desconfianza entre la Wehrmacht. A los españoles, para ganarse su respeto, sólo les quedaba el valor. Y hubo mandos que retrasaron una retirada o alargaron una batalla solamente para que ese valor quedara certificado». Hombres y nombres como los de Cabo, Masip, Patiño, Salamanca, Soriano, Palacios, Linares, Sánchez Fraile... compatriotas que se dieron de bruces con el horror y el terror. Como otros miles de sus camaradas, españoles entre el fuego cruzado de Stalin y Hitler, dos fieras enloquecidas. Españoles como Jesús M. Tessier, padre de Reverte: «Tardé mucho en que me contara algo, guardaba dentro de sí un dolor muy serio, un recuerdo espantoso», rememora el escritor.

Un recuerdo que a buen seguro late todavía en algún pequeño rincón de España. Como en Consuegra, Toledo, donde, como informaba ayer una esquela en ABC, murió Afrodisio de la Cruz Verbo, ex combatiente de la División Azul. Compañía de Esquiadores. Eran doscientos, apenas una docena sobrevivió.

El poeta que le cantó las 40 al General De director general de Propaganda del régimen franquista y convencido soldado de la División Azul, el poeta Dionisio Ridruejo pasó a ser un perseguido y uno de los más firmes opositores de la Dictadura, lo que le valió el destierro y la cárcel. En «Los cuadernos de Rusia» plasmó sus impresiones sobre aquellos terribles meses de guerra


El primer muerto


Pero me escucho el corazón, existo,

la sangre oye la sangre y no la extraña

algo vive por mí de lo que has muerto

cuando tu cuerpo extraño se anonada.

Ya cargo sobre mí, con tu silencio,

nuestro hogar de esperanza.

El mundo es frágil y el vivir apenas.

Volvamos al combate camarada.

DIONISIO RIDRUEJO DE «LOS CUADERNOS DE RUSIA»

domingo, 27 de marzo de 2011

Echando pan a los patos


Arturo Pérez Reverte

XL Semanal


Me pregunto a qué están esperando en España, con lo aficionados que somos a correr delante de la locomotora, y al que no quiera correr, obligarlo por decreto. A más de un político aficionado a la psicopedagogía de laboratorio y a la lengua hablada y escrita controlada por ley, debería gotearle el colmillo: hay más humo con el que marear la perdiz. Más posibilidades de que la peña, propensa a desviarse de pitones cuando le agitan un capote desde la barrera, no piense en lo que debe pensar, la que está cayendo y va a caer. Buenos ratos echando pan a los patos. Hace un par de meses, una editorial gringa publicó ediciones políticamente correctas del Huckleberry Finn y el Tom Sawyer de Mark Twain en las que, además de retocar crudezas propias del habla de la época, se elimina la palabra nigger, que significa negro. Los alumnos se escandalizaban, arguyó el responsable: un profesor de Alabama que, en vez de explicar a sus escandalizables alumnos que los personajes de Twain usan un lenguaje propio de su época y carácter -Joseph Conrad tituló una novela The nigger of the Narcissus-, prefiere falsear el texto original, infiltrando anacronismos que encajen en las mojigatas maneras de hoy. Convirtiendo el ácido natural, propio de aquellos tiempos, en empalagosa mermelada para tontos del ciruelo y la ciruela. Coincide la cosa con que el ministerio de Cultura francés, confundiendo la palabra conmemorar con la de celebrar, excluya a Louis-Ferdinand Céline de las conmemoraciones de este año, cuando se cumplen cincuenta del fallecimiento del escritor. Que fue pésima persona, antisemita y colaborador de la Gestapo -como, por otra parte, miles de compatriotas suyos-, y autor de un sucio panfleto antijudío titulado Bagatelle pour un massacre; pero que también es uno de los grandes novelistas del siglo XX, el más importante en Francia junto a Proust, y cuyo Viaje al fin de la noche transforma, con inmenso talento narrativo, una muy turbia sordidez en asombrosa belleza literaria. Eso demuestra, entre otras cosas, que un retorcido miserable puede ser escritor extraordinario; y que un artista no está obligado a ser socialmente correcto, sino que puede, y debe, situarnos en los puntos de vista oscuros. En el pozo negro de la condición humana y sus variadas infamias. Así que, españoles todos, oído al parche. Suponiendo -tal vez sea mucho suponer- que quienes vigilan a golpe de ley nuestra salud física y moral sepan quiénes son Twain o Céline, imaginen las posibilidades que esto les ofrece para tocarnos un poquito más los cojones... ¿Qué son bagatelas como prohibir el tabaco o convertir en delito el uso correcto de la lengua española, comparadas con reescribir, obligando por decreto, tres mil años de literatura, historia y filosofía éticamente dudosas?... ¿A qué esperan para que en los colegios españoles se revise o prohíba cuanto no encaje en el bosquecito de Bambi?... ¿Qué pasa con esas traducciones fascistas de Moby Dick donde se matan ballenas pese a los convenios internacionales de ahora?... ¿Y con Phileas Fogg, tratando a su criado Passepartout como si desde Julio Verne acá no hubiera habido lucha de clases?... ¿Vamos a dejar que se vaya de rositas el marqués de Sade con sus menores de edad desfloradas y sodomizadas antes de la existencia del telediario?... ¿Y qué pasa con la historia y la literatura españolas?... ¿Hasta cuándo seguirá en las librerías la vida repugnante de un asesino de hombres y animales llamado Pascual Duarte?... ¿Cómo es posible que al genocida de indios Bernal Díaz del Castillo lo estudien en las escuelas?... Y ahora que todos somos iguales ante la ley y el orden, ¿por qué no puede Sancho Panza ser hidalgo como don Quijote; o, mejor todavía, éste plebeyo como Sancho?... ¿A qué esperamos para convertir lo de Fernán González y la batalla de Covarrubias en el tributo de las Cien doncellas y doncellos?... ¿Cómo un machista homófobo y antisemita como Quevedo, que se choteaba de los jorobados y escribió una grosería llamada Gracias y desgracias del ojo del culo, no ha sido apeado todavía de los libros escolares?... En cuanto a la infame frase Viva España, que como todo el mundo sabe fue inventada por Franco en 1936, ¿por qué no se elimina en boca de numerosos personajes de los Episodios nacionales de Galdós, donde afrenta a las múltiples y diversas naciones que, ellas sí, nos conforman y enriquecen?... ¿Y cómo no se ha expurgado todavía El cantar del Cid de las 118 veces que utiliza la palabra moro, sustituyéndola por hispano-magrebí de religión islámica, y buscándole de paso, para no estropear el verso, la rima adecuada? Por fortuna no leen, ni creo que en el futuro lo hagan. Tranquilos. El peligro es mínimo. Menos mal que esos pretenciosos analfabetos, dueños del Boletín Oficial, no han abierto un libro en su puta vida.

domingo, 20 de marzo de 2011

FOXÁ, LA HISTORIA SE REPITE

Foto: En un homenaje a Vicente Alexandre, aparecen, entre otros, Miguel Hernández, Luis Rosales, Pablo Neruda, Leopoldo Panero, José Bergamin, Pedro Salinas, María Zambrano, Gerardo Diego, Delía del Carril. Cultura y reconciliación, algo dificil de entender para ciertos politiquillos de medio pelo.
19-Marzo-2011
Era por mil novecientos cincuenta cuando cuatro poetas falangistas intrépidos, locos de aventuras literarias, azules pero con entorchados de franquismo, se atrevieron a desembarcar en Hispanoamérica en una misión poética. Eran: el buen amigo de Lorca al que tanto le dolió su muerte y al que tuve la inmensa suerte de conocer, Luis Rosales; el taciturno Leopoldo Panero; el vasco, muy vasco y muy español, Antonio de Zubiearreu, y el siempre díscolo y polémico y a veces tantas veces temido por su sutil incontinencia verbal o escrita, Agustín de Foxá. Dieron recitales por casi toda Sudamérica, y de Lima a Costa Rica, y de Méjico a Venezuela y de Colombia acullá. Imagino que tendrían ese sueño, como el de todos los poetas, poblar de sueños a quienes se dispusieran a soñarlos.

Pero no todo fue así ni tan sencillo. Durante algunos de esos recitales, los poetas entusiastas fueron acosados y perseguidos por una turba de comunistas exasperados y violentos, que, en cuatro de los veintitrés espectáculos poéticos que protagonizaron, se vieron agredidos incluso físicamente (aun con violencia de “puños y pistolas”) por aquellos tataradeudos de los que ahora se dicen tan tolerantes y amigos de las libertades.

De aquella arriesgada aventura poética quedan testimonios escritos de esos cuatro temerarios jinetes literarios. Pero, sin duda, el más elocuente es el de Foxá. Nos basta leer la carta que éste le dirige a su madre en marzo de 1950: “Sobre todo en Venezuela tuvimos la sensación del atentado. Los periódicos comunistas saludaron así nuestra llegada “Ocultos en el hotel Waldorf, de Caracas, se encuentran desde hace dos días los poetas franquistas responsables de actos muy graves: Rosales fue el delator de Federico García Lorca. Foxá, director general de seguridad (donde se caracterizó por su fría crueldad). Todos responsables de la muerte de sabios e intelectuales republicanos. La juventud cubana los arrojó de La Habana; esta tarde, a las seis, darán un recital en el Hogar Americano”.

El vitalista Foxá convertido, por arte de la mentira más grosera, en cruel director general de seguridad; increíble, puro surrealismo. Las mentiras de siempre, ya sabemos. Y eso se atrevían a decir de él en ese entonces, de él y de esos atrevidos poetas, con esa flagrante mendacidad.

Pero a Foxá todo aquello le importaba muy poco, todo le importaba muy poco, en realidad. Y siguió viviendo con su buen malvivir, sabiendo que se moría. Da la impresión de que esos comunistas de Caracas, o los que heredaron su saña instalando su campamento en una ciudad al sur de España, nunca le olvidaron y le siguieron la pista, hasta muchos años después de su muerte. Las alimañas carroñeras son así: degustan los cadáveres con voracidad hasta el último hueso.

Pero él, Foxá, tuvo que saber o hubo de tener premoniciones. Si no, no se entiende lo que le dice a su madre en plena persecución: “Todo esto ha servido para dar a nuestro viaje una aureola heroica, o una resonancia inusitada”. Es su carta desde Managua de 9 de febrero de 1950. Como imaginando el futuro, eso que muchos años después hubo de pasar.

Yo ahora me refiero al otro viaje de Foxá, el de hace poco, cuando algunos quisieron regresarlo a la historia y otra vez Caracas. La historia que se repite. Parece cosa de magia. Pero se repite, está visto. La aureola heroica y la resonancia inusitada. Al menos eso quedó.


José Manuel Sánchez del Águila Ballabriga.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Miguel Hernández y sus versos más 'personales' (del Blog Bokabulario)

Con motivo de una memez zapaterina sobre el poeta Miguel Hernández, me permito recordar algunos de sus versos y citas, que sin duda serán censurados por el Imperio Progre cuando, eliminados los fumadores, se empiecen a expurgar las bibliotecas. ¿Le salvará haber sido comisario político?

Por El País, ese períodico cuyos tribunos venían de Arriba (como los funcionarios del franquismo Laín Entralgo y Antonio Tovar), me entero de lo siguiente:

La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha notificado la sentencia que reconoce que la condena a muerte del poeta Miguel Hernández se produjo por motivos "políticos e ideológicos", fue "radicalmente injusta" y carece en la actualidad de "vigencia jurídica".

¡Noticias frescas! Ahora a ver si el Supremo hace la misma sentencia para los miles de asesinados por los rojos, muchos de los cuales eran rojos.

Para celebrar hecho tan importante, traigo un extracto de un poema de Miguel Hernández dedicado a Rusia, donde los comunistas ya habían asesinado a millones de personas.

Aquí está Rusia entera vestida de soldado,
protegiendo a los niños que anhela la trilita
de Italia y de Alemania bajo el sueño sagrado,
y que del vientre mismo de la madre los quita.

Dormitorios de niños españoles: zarpazos
de inocencia que arrojan de Madrid, de Valencia,
a Mussolini, a Hitler, los dos mariconazos,
la vida que destruyen manchados de inocencia.

Si un ciudadano español, le dice mariconazo a alguien, según la ley que desean aprobar Always Marruecos, Bibiana y Leire, podrá ser multado y humillado mediante denuncia anónima.

Si un poeta de izquierdas llama mariconazo a alguien, ¿entonces se acepta la palabra?

Miguel Hernández también menospreció a las putas y a los hijos de puta, al aplicar esos calificativos a Rafael Alberti y María Teresa León, como ha recordado Fernando Iwasaki.

(...) a Miguel Hernández le indignaban el lujo y la frivolidad que Alberti y su mujer derrochaban en el Madrid republicano, celebrando fiestas de disfraces y zampándose los alimentos que escaseaban. Una de esas lujosas noches Miguel Hernández soltó la frase explosiva que le mereció la enemistad de Alberti y la bofetada de María Teresa León —"Aquí hay mucha puta y mucho hijo de puta"—, admitida por ella misma en su Memoria de la melancolía (1979, p. 335). Aquel episodio fue la verdadera razón del desamparo de Miguel Hernández en Madrid, abandonado por sus amigos Neruda y Alberti.

Además Alberti, esa pésima persona recuperada por Luis María Ansón para ABC, y Pablo Neruda no incluyeron a Hernández en la lista de quienes iban a recibir protección diplomárica en cuanto lsa tropas nacionales entrasen en Madrid.

¡Qué maravillosos guionistas tiene el Imperio Progre! El PSOE paró el 23-F, el genocida Carrillo luchó por la democracia y la izquierda reivindica al poeta al que ella abandonó.

Ah, en la guerra Miguel Hernández fue comisario político: arengaba a los milicianos a matar sin piedad para implantar el mayor horror de la humanidad mientras él se quedaba en retaguardia. Si sacamos el pasado, saquemos TODO el pasado.

¡Que Hernández y tantos otros muertos de la guerra descansen en la paz y el amor de Dios!

AGUSTÍN DE FOXÁ

Que ya sabéis que me encanta. Por fortuna no soy el único. Su poema Trincheras del frente de Madrid:

¿No sentís a la Patria temblorosa
que por los pies os mete sus metales
amasados de huesos y raices,
que por el cielo claro, azul y extremo,
trae campanas y el humo de la aldea
donde nacisteis? ¿No sentís a España
que está en el pan y el hierro y la amapola
en la espiga, en la voz y en nuestra carne?

domingo, 13 de marzo de 2011

Sombra y Luz de Cuaresma



Prevenido estaba el azahar, prevenido el suelo de adoquines de Gerena para soportar el paso suave, leve, de los pasos que Lo llevan. La salvación está en Él, en esa muerte como un sueño de tres días que acaba en Gloria, un sueño del que despertamos deslumbrados por la luz reflejada en la cal blanca que nos deslumbra, en el azul celeste que nos cobija, en las hojas verdes de los naranjos que motean las calles de nuestro más querido interior y arropan el aliño de primavera en los que macera nuestra ilusión, con especias, incienso de oriente, cera de abeja, humo gris de nuestros pecados, madera añeja de viejos bancos donde derramamos unas lágrimas de arrepentimiento y contrición.


Pero la lluvia no quiso que viera, por primera vez, sobre filigranas imposibles de caoba, los violetas de lirios ajados por la noche de Marzo. Entre cuatro hachones de luz barroca, te quedaste esperando frente a tu Madre, Soledad, pisar las calles estrechas del barrio. Las espadañas esperaban asomarse para ver tu cabeza coronada de dolor, tus pies sangrantes soportando, clavados en el madero, las culpas del mundo.


El retablo de dorados estípites, de retorcidas columnas salomónicas, se apagó de pronto, y quedaste Tú, amparado por los cirios de llama oscilante, iluminando el silencio de tu verdad absoluta.


Dentro de poco, volveré a arrodillarme en tu rincón en penumbras de la nave lateral, cercano, mis ojos mirarán tus clavos, tus manos y tus pies sangrando, tu costado abierto, que, goteando, formarán claveles en la jarra de plata preparada.
Javier Compás

Odio que hiere de muerte a la cultura

Retrato de la diosa de la venganza.


En la realidad inexistente que se han inventado los comunistas que mandan en el partido y en la ciudad es imprescindible mantener un lenguaje subversivo tan caduco como exaltado.
La concejal de IU Josefa Medrano se abanica con la bandera tricolor junto a sus camaradas Antonio Rodrigo Torrijos y José Manuel García en los previos de un concierto de grupos radicales de extrema izquierda en la Alameda de Hercules.

Alberto García Reyes
Día 11/03/2011

Ante la reaparición de un fascismo que, como todos los sevillanos vemos cada día, nos atosiga por las calles sin dejarnos casi ni respirar, Josefa Medrano protagonizó la heroicidad de prohibir a unos fachas la celebración de un homenaje al falangista Agustín de Foxá en un centro público ganado para el pueblo por la revolución. Pero la Justicia, que es ejemplarizante cuando absuelve a Lolo Silva, ha sido «surrealista y escandalosa» en su procesamiento a esta pasionaria sevillana. Los cuatro compañeros que le quedan a Medrano en ese mundo irreal de caudillos por doquier acusan a la Audiencia Provincial de Sevilla de querer sentar en el banquillo a su heroína «mientras curiosamente los asesinos del régimen franquista siguen libres y sus herederos gozando de grandes fortunas». ¡Viva la Transición! Estos valientes que han necesitado 40 años de distancia para echarle valor a la dictadura, porque mientras Franco vivía se casaban en el Gran Poder en lugar de defender sus ideas en la vía civil, están empeñados en imponer su peculiar sentido de la justicia. Que es la venganza. El odio. El enfrentamiento como modus vivendi.

El comunicado del Partido Comunista de Sevilla contra la Audiencia Provincial tras la confirmación de que Medrano será procesada por aquel veto infame sobrepasa todos los límites de la obsolencia y, peor aún, de la insolencia. Acusa a las asociaciones que programaron el famoso acto literario de «ocultar su único y verdadero propósito», que sería el ensalzamiento de una «reputada figura» del régimen franquista. Se habla de genocidio, de muertos en las cunetas y de otras historias que a quienes hemos nacido ya en democracia nos suenan a chino mandarino. Y todo porque los impulsores del gulag sevillano están convencidos de que desde estas posturas radicales, distorsionadoras y teóricamente gallardas consolidan sus votos. He aquí los intrépidos paladines de la batalla contra la derecha cavernaria y carpetovetónica. Los que se enfrentan al fascismo imperante. Los que se abanican con la tricolor. Los demócratas de mayor pedigrí. Ellos son los libertadores que de veras sostienen los pilares del Estado de Derecho. Por eso no tienen recato en atacar a la Justicia cuando son señalados por ella. Porque Josefa Medrano es una especie de Némesis de inspiración griega. La diosa de la venganza y de la justicia distributiva. Aquella que castigaba a quienes no pensaban como los poderosos. Véanla en esta imagen junto a sus ídolos clásicos, Torrijos y García. En la realidad inexistente que se han inventado es fundamental la presencia de la cruz gamada, el colorido republicano y el discurso de la clase obrera oprimida por los liberales. En la realidad que vivimos los demás sevillanos, los opresores son precisamente aquellos que impiden leer por cuestiones ideológicas y abusan de su poder con la peor corrupción posible, que no es la pecuniaria, sino la nacida del odio, de la ignorancia y de la falta de respeto al pueblo que vota. Si la Justicia es «surrealista» por defender la libertad de quienes sólo pretendían repasar la obra literaria de Foxá, cómo puede calificarse a quienes habitan en esa ficción antinazi en la que los abanicos esparcen un aire de rencor irrespirable. Vivir del pasado, o, mejor dicho, de la deformación casi paródica del pasado, es mayor pena que la que pueda imponer la Justicia. En el pecado llevan la penitencia.

miércoles, 9 de marzo de 2011

La Audiencia confirma el procesamiento de Medrano por el "Caso Foxá" (ABC de Sevilla)


La Audiencia Provincial de Sevilla ha confirmado el procesamiento de la concejal de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Sevilla, Josefa Medrano (IU), por impedir la celebración de un homenaje en octubre de 2009 al escritor Agustín de Foxá en el centro cívico Tejar del Mellizo de la capital hispalense, todo ello al considerar que "existen indicios racionales suficientes que apuntan a la posible comisión por parte de la apelante de los hechos que se le imputan, que podrían considerarse constitutivos de delito".
En un auto emitido el pasado día 1 de marzo, al que ha tenido acceso Europa Press, la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial rechaza de esta manera el recurso de apelación presentado por la representación jurídica de Medrano contra el auto de incoación de procedimiento abreviado dictado el pasado día 30 de septiembre por la juez de Instrucción número 6, Mercedes Alaya, que imputa a la concejal de IU los delitos de prevaricación y contra el ejercicio de los derechos fundamentales y libertades públicas.
De este modo, Medrano había solicitado que este auto se dejara sin efecto y que se acordara, en su lugar, el archivo de las actuaciones, ya que entendía que su actuación no era constitutiva de delito alguno, ya que argumentaba que no revocó la autorización concedida el 23 de septiembre de 2009 para la realización del homenaje al escritor, "sino que se limitó a denegar la utilización del espacio solicitado", así como que la revocación no se basó en motivos políticos o ideológicos porque Foxá estuviera relacionado con la Falange.
Asimismo, argumentó que desconocía que el acto proyectado se tratara de un homenaje literario; que no se efectuó ninguna reclamación en vía administrativa por los convocantes del acto, y, por último, que el homenaje tuvo finalmente lugar en la fecha prevista en los exteriores del centro cívico.
No obstante, la Audiencia dice que el recurso "no debe prosperar" y subraya que, de lo actuado, "resulta indiciariamente que la imputada dio orden expresa de revocar la autorización ya concedida de una sala en el centro cívico para la celebración de un acto de homenaje de carácter literario a Foxá".
«Motivos políticos»
Al hilo de ello, la Audiencia añade que, "indiciariamente, aparece que tal decisión habría obedecido a motivos políticos y, en particular, a la recepción de numerosos correos electrónicos y llamadas quejándose de la celebración de un acto de homenaje a un escritor vinculado a la Falange", al tiempo que pone de manifiesto que la alusión de Medrano a que con la celebración del acto podrían haberse producido disturbios "no resulta en principio causa suficiente para la revocación de una autorización previamente concedida por cumplirse con todos los requisitos necesarios para su concesión".
"El acto, finalmente, se celebró en el exterior del centro cívico, sin que conste se produjeran problemas de orden público, pudiendo haberse acudido a vigilancia policial para evitar problemas, como es habitual hacer con la celebración de cualquier tipo de acontecimiento público", según prosigue la Audiencia, que concluye diciendo que, "en definitiva, no puede descartarse a priori que la revocación de la autorización concedida a las entidades convocantes -Fernando III y Ademán-, revocación que se hizo sin motivación alguna, no fuera de carácter arbitrario e injusto, y por ello constitutiva de delito".
Por último, la Audiencia Provincial rechaza la petición subsidiaria efectuada por la representación jurídica de la imputada para que, en el caso de seguir adelante con el procedimiento, se excluya del mismo como acusación particular a la asociación Ademán, pues defendía que la misma no solicitó el uso de una sala del centro cívico. Pues bien, la Audiencia rechaza esta petición, ya que dice que Ademán "también fue convocante, junto con Fernando III, del acto de homenaje a Foxá, para cuya celebración se había solicitado una sala del centro cívico finalmente denegada por Medrano", por lo que "debe concluirse que la referida entidad tiene legitimación para intervenir en la causa".
El fiscal pide siete años de inhabilitación
Conviene recordar que la Fiscalía ha solicitado siete años de inhabilitación para empleo o cargo público por un presunto delito de prevaricación para la concejal, ya que acordó denegar el espacio solicitado por las asociaciones Fernando III y Ademán "de forma arbitraria, sin motivar, teniendo conocimiento de la legalidad de la autorización ya concedida -dada previamente por la directora del centro cívico-, y dada la ideología ligada a la Falange y al franquismo del escritor".

‘Playa de los Alemanes’ (Reseña de Juan Carlos Arias en Cambio16)


La ópera prima de Javier Compás atrapa desde sus diversos escenarios narrativos. El filón de los nazis en Cádiz da aún de síDijo el inolvidable Beni de Cádiz que la provincia que le vio nacer es la más internacional del globo. Así lo justificó: al norte limita con España, al sur con Marruecos, al oeste con los Estados Unidos (la base aeronaval de Rota es la más extensa e importante fuera del territorio norteamericano) y al este con Inglaterra (vía Gibraltar).Pero el artista, el mismo que respondía a la pregunta de si le gustaba el whisky que tenía Escocia en el estómago, olvidó que su querida Cádiz está plagada de alemanes. Entre San Fernando y Sotogrande los hay viviendo, veraneando, trabajando. Bastantes se dedican al espionaje. El Estrecho de Gibraltar siempre les subyugó. Ansían controlar la llave mundial del tráfico naval, nexos entre Europa y África en una España siempre aliada.La presencia germana en Cádiz tiene leyendas y realidades. El eje Madrid-Berlín de Franco- Hitler casi invadió Gibraltar tas la guerra fratricida. El almirante Wilhem Cannaris, jefe del Abwher (inteligencia nazi) planeó el ataque desde la terraza del Hotel Reina Cristina algecireño. Franco no dio luz verde al plan desaconsejado por sus generales más influyentes. Desconoció el gallego que sobornaron a sus asesores más inmediatos talentosos espías británicos. Llámese servir a la patria y jurar banderas.Otras leyendas confluyen en la playa de los Alemanes. Sita en Zahara de los Atunes, congregó el selecto exilio nazi cuyas casas, según un piloto de helicópteros en los setenta, dibujaban una cruz gamada desde el cielo. Al lado construyeron un lujoso hotel (Atlanterra, hoy bajo las excelencias de Sol Meliá), donde hacían cónclaves para recordar el III Reich.En ese lugar mágico, magnífico sin levante, se cuece la primera novela de Javier Compás. Playa de los Alemanes (Jirones de Azul) es una trama narrativa que bascula sobre los hijos de un aviador falangista afincado en Sevilla como abogado y el de un nazi refugiado en Madrid.Un extraño accidente, ideado por un cazanazis en la playa que oculta Odessa (organización que ayudó a los nazis a exiliarse tras la II Guerra Mundial), en 1973 desata unas historias donde la realidad acaricia la ficción y al revés. Lo retazos autobiográficos del autor son evidentes, al igual que los guiños descriptivos que se incluyen en la novela sobre caldos, licores y buena mesa de nota. Compás es tributario de su licenciatura en Historia y experto catador. La vena gourmet sobresale sutilmente.El foco del relato pivota sobre recuperar herederos de nazis en la España del siglo XXI y el maletín que Himmler ‘perdió’ en Barcelona. Ahí portaba claves para encontrar el Santo Grial, fuente de poder y conocimiento. Los nazis patearon el mundo tras ese objetivo. Los españoles, siglos atrás, intentaron localizar en El Dorado la eterna juventud. Excelsos empeños.La ópera prima de Javier Compás atrapa desde sus diversos escenarios narrativos. Recita en su volumen nombres reales relativamente maquillados con algunos de sus actos. El filón de los nazis en Cádiz da aún de sí. La alianza hispano-germana sigue vigente. Un ejemplo: en Chiclana hay un centro de espionaje electrónico conjunto. Los lugareños lo conocen como ‘chalé de las antenas’.Merkel y Zapatero se tutean. Antes, González y Kohl. Al sur bautizamos una playa homenajeando a nuestros amigos europeos. Compás atrapa el lugar para nominar una incursión narrativa absolutamente recomendable. Es imperioso bañarse en sus páginas.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Javier Compás en el Diario Negocio


Número extraordinario de Altar Mayor


Acaba de ser publicado el primer tomo del número especial de Enero-Febrero de Altar Mayor. Se publicará en dos partes que reunen un gran número de colaboraciones sobre el tema: Sociedad contradictoria, sociedad disonante. Entre otros se pueden leer artículos de Juan Velarde, Dalmacio Negro, Alfredo Amestoy, Andrés Ollero. En el Tomo 2, aparecerán artículos de, entre otros, Manuel Parra, Gustavo Morales, Julián Marías, Antonio Brea y Javier Compás (de laclavecultural).

Altar Mayor ve una vez más la luz gracias al empeño y constancia en la labor de Emilio Álvarez Frías.