Con motivo de una memez zapaterina sobre el poeta Miguel Hernández, me permito recordar algunos de sus versos y citas, que sin duda serán censurados por el Imperio Progre cuando, eliminados los fumadores, se empiecen a expurgar las bibliotecas. ¿Le salvará haber sido comisario político?
Por El País, ese períodico cuyos tribunos venían de Arriba (como los funcionarios del franquismo Laín Entralgo y Antonio Tovar), me entero de lo siguiente:
La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha notificado la sentencia que reconoce que la condena a muerte del poeta Miguel Hernández se produjo por motivos "políticos e ideológicos", fue "radicalmente injusta" y carece en la actualidad de "vigencia jurídica".
¡Noticias frescas! Ahora a ver si el Supremo hace la misma sentencia para los miles de asesinados por los rojos, muchos de los cuales eran rojos.
Para celebrar hecho tan importante, traigo un extracto de un poema de Miguel Hernández dedicado a Rusia, donde los comunistas ya habían asesinado a millones de personas.
Aquí está Rusia entera vestida de soldado,
protegiendo a los niños que anhela la trilita
de Italia y de Alemania bajo el sueño sagrado,
y que del vientre mismo de la madre los quita.Dormitorios de niños españoles: zarpazos
de inocencia que arrojan de Madrid, de Valencia,
a Mussolini, a Hitler, los dos mariconazos,
la vida que destruyen manchados de inocencia.
Si un ciudadano español, le dice mariconazo a alguien, según la ley que desean aprobar Always Marruecos, Bibiana y Leire, podrá ser multado y humillado mediante denuncia anónima.
Si un poeta de izquierdas llama mariconazo a alguien, ¿entonces se acepta la palabra?
Miguel Hernández también menospreció a las putas y a los hijos de puta, al aplicar esos calificativos a Rafael Alberti y María Teresa León, como ha recordado Fernando Iwasaki.
(...) a Miguel Hernández le indignaban el lujo y la frivolidad que Alberti y su mujer derrochaban en el Madrid republicano, celebrando fiestas de disfraces y zampándose los alimentos que escaseaban. Una de esas lujosas noches Miguel Hernández soltó la frase explosiva que le mereció la enemistad de Alberti y la bofetada de María Teresa León —"Aquí hay mucha puta y mucho hijo de puta"—, admitida por ella misma en su Memoria de la melancolía (1979, p. 335). Aquel episodio fue la verdadera razón del desamparo de Miguel Hernández en Madrid, abandonado por sus amigos Neruda y Alberti.
Además Alberti, esa pésima persona recuperada por Luis María Ansón para ABC, y Pablo Neruda no incluyeron a Hernández en la lista de quienes iban a recibir protección diplomárica en cuanto lsa tropas nacionales entrasen en Madrid.
¡Qué maravillosos guionistas tiene el Imperio Progre! El PSOE paró el 23-F, el genocida Carrillo luchó por la democracia y la izquierda reivindica al poeta al que ella abandonó.
Ah, en la guerra Miguel Hernández fue comisario político: arengaba a los milicianos a matar sin piedad para implantar el mayor horror de la humanidad mientras él se quedaba en retaguardia. Si sacamos el pasado, saquemos TODO el pasado.
¡Que Hernández y tantos otros muertos de la guerra descansen en la paz y el amor de Dios!
AGUSTÍN DE FOXÁ
Que ya sabéis que me encanta. Por fortuna no soy el único. Su poema Trincheras del frente de Madrid:
¿No sentís a la Patria temblorosa
que por los pies os mete sus metales
amasados de huesos y raices,
que por el cielo claro, azul y extremo,
trae campanas y el humo de la aldea
donde nacisteis? ¿No sentís a España
que está en el pan y el hierro y la amapola
en la espiga, en la voz y en nuestra carne?
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