jueves, 11 de octubre de 2012

Manifiesto Andaluz por España


Manifiesto andaluz del 12 de octubre

Rafael Sanchez Saus

NOS alcanza el 12 de octubre, fiesta nacional de las Españas, con un estado de ánimo más propio de velorios que de desfiles y proclamas. Me pregunto si nuestros bisabuelos vivieron el 98 con la misma sensación de fin de ciclo, de decadencia, de acabóse que hoy se percibe en cuanto se rasca levemente la coraza casi siempre alegre, al menos bulliciosa, que el español usa en sociedad.

Que en este ambiente un grupo nutrido de sevillanos se hayan resuelto a redactar un manifiesto a los españoles para afirmar que "es la hora de un gran acuerdo nacional que responda, sin complejos, a las amenazas, hasta ahora impunes, que desde las propias instituciones de la Nación se están llevando a cabo por quienes de una manera u otra han decidido socavar los cimientos de España" me parece un acto tan meritorio como simbólico. Recalco lo de sevillanos no sólo porque de Sevilla haya partido la iniciativa, también porque creo que en la actual situación de España, toda Andalucía, pero especialmente Sevilla por ser su capital histórica, tienen mucho que decir. De Andalucía partió la solución política al dilema que se planteó en los comienzos de la Transición en torno a las llamadas nacionalidades históricas. El rechazo de los andaluces a un trato discriminatorio en aquel momento decisivo de la configuración del Estado de las Autonomías tuvo un peso determinante. Y aquella protesta masiva, que no pudo ser desoída ni en Madrid ni en Barcelona, es la que recondujo la cuestión territorial al claveriano "café para todos".

A menudo me he preguntado qué hubiera pasado si Andalucía hubiera canalizado su demanda hacia la afirmación de la unidad y no hacia la instintiva reclamación de igualdad con los insaciables. Ahí ya estaba asumida la absurda carrera hacia la disgregación del sentimiento nacional que ha prevalecido en los últimos treinta años. Pero Andalucía podía entonces, y puede ahora, con su enorme peso político en el total español, convertirse en el adalid de la unidad de la que ella es principal beneficiaria. Pero no, nuestros políticos no tienen el corazón en esas cosas, sino en la obsesión de no ser, nunca, menos que nadie en su pueblo.

"Los españoles que cada día nos echamos la Patria a hombros estamos seguros de que nos espera y nos pertenece un porvenir alegre en el que, por encima de tierras, lenguas y credos, nos reconozcamos en una España ancha, resuelta en su identidad y repleta en libertades". Palabras así, dichas con acento andaluz, es lo que están necesitando oír los españoles en estas horas tristes.



 
MANIFIESTO PLATAFORMA CIUDADANA 12 DE OCTUBRE EN SEVILLA
Estimado amigo,
Convive, con la cotidiana lucha de familias y empresas españolas por salir adelante de esta crisis económica, el desafío de quienes, frente a los demás,  reivindican  una independencia que subvierta aquellos valores en los que los españoles nos reconocemos y encontramos: unidad, solidaridad, igualdad y libertad, recogidos ampliamente en nuestra Constitución. 
Abundan los representantes de las más altas Instituciones de los distintos Poderes del Estado que, como mucho, contraponen  una calculada abstención ante tal atentado contra la solidaridad entre españoles o recurren a meros  argumentos económicos para, sobre ellos, mantener la unidad de todos los españoles como si la Unidad de nuestra Nación, tan sólo dependiera del saldo de una cuenta de pérdidas y ganancias. En la España, esa en  la que nos reconocemos, que ha conseguido avanzar en la integración de todos cuantos han venido buscando un futuro digno, se le ha impuesto a nuestros hijos un adoctrinamiento que, impunemente, los va envenenando  en el odio al semejante a lomos de una historia local maniquea  y falsa que sólo busca levantar fronteras allí donde la tierra era llana.
Si educar en el odio al diferente es, afortunadamente, una práctica socialmente reprobada y judicialmente perseguible, ¿qué razón encontramos para permitir una educación que fomente e  inocula el odio entre los españoles según su residencia?
Las propias lenguas de España parece que han dejado su natural esencia de mecanismo social de entendimiento para ponerse al servicio del enfrentamiento y blandirse como obstáculos en el desarrollo vital de aquellos que han de procurarse su porvenir en otras tierras distintas de las que le vieron nacer.
Quienes impulsamos esta celebración del 12 de Octubre, hacemos un llamamiento, a todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria, a las extraparlamentarias y a la sociedad civil en general, a trabajar juntos en alumbrar soluciones inmediatas ante la grave crisis económica, política, social y moral que invade nuestro país.
Pónganse los partidos políticos de acuerdo porque la sociedad ya lo está en defender este espacio de solidaridad y ayuda mutua que es España. Dejen de ser entes autistas incapaces de ponerse de acuerdo salvo cuando se trata de sacar adelante un plan financiero de ajuste impuesto por Bruselas. España no es  solo un puñado de cifras económicas ni una Nación que por única ley tenga el reglamento de un casino.
Es la hora de un gran acuerdo nacional que responda, sin complejos, a las amenazas, hasta ahora, impunes que desde las propias instituciones de la Nación se están llevando a cabo por quienes de una manera u otra han decidido socavar los cimientos de España y lo hacen, para mayor escarnio, con dinero público.
Es la hora inaplazable de replantearse  sin miedos ni servidumbres, la organización territorial del Estado. Una sociedad democrática y madura tiene derecho a plantearse si sus administraciones atienden eficazmente los servicios públicos y así, revisar y remover todas aquellas duplicidades y triplicidades que sólo sirven a los intereses de la clase política y a los intereses territoriales de partido cargando sobre los hombros de los españoles, el peso de  unos presupuestos hipertrofiados que nos hace pagar impuestos hasta la extenuación.
 
En Cataluña durante el pasado mes de septiembre hemos podido constatar que el nacionalismo, apoyándose en la máxima autoridad de dicha Comunidad Autónoma, ha desafiado al pueblo español solicitando expresamente una consulta popular soberanista que no ha recibido una respuesta clara y contundente por parte del Gobierno de la Nación. Es por ello, por lo que nuestro manifiesto toma aún más importancia, considerando que la movilización de la sociedad civil es vital para mantener la unidad nacional y para superar resueltamente esta crisis que nos angustia pero que no conseguirá vencernos. 
Si los políticos elegidos electoralmente continúan dimitiendo de su condición de representantes del pueblo español, se ahondará en esta sangrante realidad que nos muestra a España como una superposición de particularidades yuxtapuestas sin que nadie recuerde ni de dónde venimos ni si tenemos un futuro juntos.
La sociedad civil, los españoles que cada día nos echamos la Patria a hombros y con nuestro esfuerzo llenamos el plato de comida y las alforjas de esperanza, estamos seguros de que nos espera y nos pertenece un porvenir alegre en el que, por encima de tierras, lenguas y credos, nos reconozcamos en una España ancha, resuelta en su identidad y repleta en libertades.
Plataforma Ciudadana 12 de Octubre en Sevilla.
Sevilla, 10 de Octubre 2012.




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