domingo, 18 de julio de 2010

Iberia


--> Por Eduardo López Pascual

No hace falta decir que carezco de toda autoridad académica, y no académica, para hablar o escribir sobre nuestra prehistoria, la de España, la tierra donde desde más de veinte y tantos mil años, conocemos como Iberia, luego, Hispania, después España. Es verdad que siempre he tenido una vocación arqueológica, que me llevó a ser protagonista relevante en el descubrimiento de uno de los abrigos de pintura rupestre más importantes de todo el arco mediterráneo, en Cieza, mi ciudad, en la que como dirigente juvenil de la OJE, tuve la suerte de encontrar para la cultura del neolítico superior. Los abrigos del barranco del Grajo, sierra de Ascoy, me confirmaron esa afición perenne por las cosas antiguas. Siete mil años de existencia nos contemplaban desde los ideogramas fijados en la pared rocosa, resguardados del aire libre, en una danza misteriosa y quizá mágica; y tuve la suerte de acompañar al profesor Beltrán, de la Universidad de Zaragoza, que fue el primer investigador serio de los abrigos, y posteriormente colaboré en trabajos de campo con el profesor Mikel Walker, eminente paleontólogo de la Universidad de Sidney, que realizó una exhaustivo estudio de las pinturas del Barranco de los Grajos, en Cieza. Esto y mi constante colaboración con el Grupo OJE de Arqueología, que nos permitió salvar toda una ciudad árabe del siglo XII, olvidada, Siyasa, cerca de otros emplazamientos de base romana sita en el paraje de Bolvax.
Y fue en mi amistad con el profesor Beltrán, que tropecé con mi curiosidad por interesarme por cosas como la cultura argárica, poderosa en mi tierra murciana, y un análisis que me llevaban hasta las huellas de la primitiva Iberia, que ya me cautivaba por su ancestralidad, sus enigmáticos orígenes en costumbres, usos y sobre todo ese idioma. tan antiguo como desconocido. Fue entonces, cuando obtuve de palabras del Profesor Beltrán, (la primera autoridad española en proto historia), que en zona de Zaragoza habían aparecido unas muestras con alfabeto muy extraño pero que fonéticamente podían corresponder a voces del habla vasca o euskaldun. Parece ser que esas monedas encontradas, contenían palabras comunes en el idioma vasco, con lo que se daba pié a una posible extensión geográfica de esa cultura, y si además, en el lenguaje común y actual del español, encontramos palabras con raíces vascas, es más que probable que la lengua vascongada, fuera la de los primitivos pobladores de la Iberia proto histórica, con lo que se desmontaría la interesada tesis de que los vascos, son una raza exclusiva del área pirenaica occidental, y estudiarse como un reducto último de los iberos, sometidos grandes presiones extra peninsulares; una cultura que enlazaría también con el “aquitano”, o preuskaldun. O vasco viejo, como definirían Larramendi, y otros.
En realidad esta idea del vasco como expresión reducida del mundo ibérico, ha sido recogida por numerosos investigadores que por una causa o por otra, no gozan del discurso oficial, a pesar de que las pruebas de esa continuidad ibero-vasca, son cada vez más firmes y evidentes. La arqueología oficial nacionalista del País Vasco, no admitiría de buen grado su pertenencia al tronco común español, por lo que negaría cualquier familiaridad, sin embargo incluso los estudios de sangre tan queridos por sus representantes, confirman el hecho de que no hay diferencias especialmente notables en sus índices del famoso Rh. Por otra parte, desde hace poco tiempo se han descubierto en zonas andaluzas la coincidencia etimológica de muchas palabras propias del lugar, en al habla, la botánica o la toponimia muy extensas allí. Voces que se corresponden con palabras de la lengua euskaldún, y que abren positivamente, la relación de “lo vasco”, con el resto de la España que conocemos. En un reciente estudio sobre etimología de las plantas y sitios de Andalucía, se ha observado que corresponden ineludiblemente al habla de los vascos; y esto es sin duda, es el reconocimiento de una identidad común en el seno de una España común. No haría falta señalar que en torno su origen del “vascuence”, existen diferentes teorías, sin que se sepa todavía que hayan llegado a establecer un criterio consensuado; sin embargo la evidencia de las huellas al sur de las vascongadas, hacen cada vez más veraz la presencia de una cultura proto ibérica, extendida por toda la península.

No hay comentarios:

Publicar un comentario