miércoles, 30 de noviembre de 2011

LA MUERTE DE JOSE ANTONIO, por Jose María Zavala

En relación al ensayo sobre Jose Antonio Primo de Rivera realizado por Jose María Zavala y que tanta expectación está causando en en mundo literario, recogemos esta interesante entrevista realizada en el portal Periodistadigital.
"Hoy sería un político incómodo. José Antonio supeditaba sus propios intereses al interés general"

José María Zavala presenta “La pasión de José Antonio”

“Lo que vio el testigo del fusilamiento de José Antonio merece por sí solo el título de este libro”

Relata los dos intentos de Franco para rescatarlo de la prisión 

Miguel Pato

El 20 de noviembre de 1936 fue fusilado en el patio de la cárcel de Alicante el fundador de Falange Española José Antonio Primo de Rivera. Se cumplen 75 años y José María Zavala publica una biografía de este abogado y político español que se centra en aspectos desconocidos de su persona, de su cautiverio y muerte. Además, Zavala revela interesantes movimientos políticos para salvarle o no de la muerte segura en aquel primer año de la Guerra Civil.
Con La pasión de José Antonio el autor quiere restañar lo que a su juicio son "fragantes injusticias" como la de incluir a Primo de Rivera en un censo de homosexuales célebres; y rescatar otros aspectos de su vida que han sido silenciados como sus numerosos amores.
Al margen de los asuntos de corazón, este libro indaga también en los últimos momentos de su vida recluido en la cárcel de Alicante. José María Zavala aporta la declaración judicial del miliciano que le dio el tiro del gracia y, por primera vez, ha conseguido que hable un testigo ocular del fusilamiento. Zavala subraya que
"Lo que ese hombre vio merece por sí sólo el título de este libro: La pasión de José Antonio."
Otro de los episodios de la vida del fundador de Falange Española en el que indaga Zavala es su relación con Franco y los intentos de rescate que con ayuda de los nazis orquestaron para sacar a José Antonio de la cárcel donde le esperaba la muerte.
En esta entrevista en Periodista Digital, José María Zavala cuenta que
"Lo que se ha dicho de que Franco asesinó a José Antonio porque no hizo lo que estuvo en su mano para rescatarle es falso. Desde el soborno hasta el canje de prisioneros pasando por el golpe de mano hubo varios intentos."
"Lo que sí es cierto es que hubo un momento, fracasados los intentos anteriores, en que el rescate no era ya prioridad. Franco ya no mostraba tanto interés. De entre sus aliados alemanes surgió la duda de si sería bueno que hubiera dos cabezas."
El autor confiesa que el aspecto político del personaje no es lo que le ha atraído para elaborar este libro.

"Me atrae el personaje de carne y hueso. Cuelga la toga de abogado por defender la memoria de su padre y ofrece su vida por la defensa de sus ideales".
"José Antonio tiene cierto paralelismo con Andreu Nin al que también he biografiado (Buscando a Andreu Nin). Aunque estaba en las antípodas de mi pensamiento político como líder del Partido Obrero de Unificación Marxista es desollado vivo porque querían que se confesara espía de Franco".
"Son cosas que enaltecen a cualquier persona. Estar dispuesto a entregar su vida por algo en lo que cree".


Para José María Zavala si José Antonio hubiera sobrevivido se hubiera convertido en un político incómodo.
"Encarnaba unos valores humanos que, aplicados a la política, tienen un inmenso valor. José Antonio ponía por delante de sus propios intereses el interés general."

lunes, 28 de noviembre de 2011

Recordar y reivindicar a Muñoz Rojas

Un congreso internacional disecciona las diversas facetas del cantor del campo y lo cotidiano, fallecido en 2009

Alberto OJEDA 

Al morir José Antonio Muñoz Rojas (Antequera 1909), a pocos días de cumplir un siglo, en septiembre de 2009, dejó una obra poética emanada de la naturaleza y lo cotidiano. En esos dos espacios arraigaron y crecieron sus versos. En sus casi sus cien años de vida (se quedó a pocos días de cumplirlos, como Sábato) trazó un itinerario literario que atravesó diversaLuis Rosales, Leopoldo Paneros generaciones. Encuadrado en la del 36, junto con, entre otros, Luis Rosales, Leopoldo Panero y Luis Felipe Vivanco, el poeta malagueño mantuvo también una estrecha cercanía con miembros de la del 27, en particular con Vicente Aleixandre (la copiosa correspondencia entre ambos lo atestigua). Ese devenir no se agota, sin embargo, con su muerte. Su voz diáfana sigue teniendo sus valedores. No pocos. El Congreso Internacional dedicado a su figura, que ha organizado la Universidad San Pablo CEU y la Fundación Xavir Zubiri, es buena prueba de la pervivencia de ese afecto y respeto.

Las jornadas arrancan el lunes por la mañana (10.45 horas) con la conferencia inaugural José Antonio Muñoz y el campo, de Gonzalo Anes, director de la Real Academia de la Historia. A lo largo de todo ese día, y el martes también, diversas mesas redondas, lecturas de sus poemas (por Luis Alberto de Cuenca y Alicia Mariño) y otras ponencias individuales glosarán las diversas facetas en las que se desenvolvió el escritor. Por ejemplo, Alison Sinclair, de la Universidad de Cambridge, recordará su paso por la prestigiosa universidad británica, donde ejerció como
Luis Alberto de Cuenca desde septiembre de 1936.

Allí profundizó en la poesía de órbita anglosajona, lo que le convirtió, a través de sus traducciones, en uno sus principales introductores. "Fue uno de los primeros en traducir a T. S. Elliot en España", explica Álvaro García, reciente ganador del Premio Loewe de Poesía por Canción en blanco. El también poeta malagueño diseccionará su crucial labor como traductor: "Al que sí tradujo primero, seguro, fue a Gerard Mainly Hopkins. Según Dámaso Alonso, sus versiones de este autor eran 'insuperables'. En su libro Hijos de la ira ejercieron una gran influencia". En esa época, apenas terminada la guerra, eran pocos los autores que se defendían con el inglés, así que ese trabajo (agrupado por el mismo Álvaro García en el volumen Pararnos y mirar) tuvo una fuerte incidencia en otros poetas como "Alfonso Canales y María Victoria Atienza, aparte del propio Dámaso Alonso". Un buen ejemplo de cómo un autor puede influir en otros no directamente con su propia obra.

Dice Álvaro García que con ochenta y noventa y pico años, poco antes de morir, "Muñoz Rojas era el poeta más joven del país". A él le interesan mucho sus composiciones de vejez, "su visión compleja del mundo que se traducía, por el contrario, en un lenguaje apegado a lo cotidiano, y cómo entablaba dentro del poema diálogos metapoéticos en los que daba cuenta de sus dudas acerca de lo que iba escribiendo". En esa última etapa de su producción literaria fue clave el encuentro del poeta con Manuel Borrás, que a través de la editorial Pre-Textos devolvió a Muñoz Rojas a la primera línea de la literatura nacional. En el congreso del CEU intervendrá en un encuentro destinado a debatir sobre los altibajos que experimentó el reconocimiento brindado en España al poeta. "Nos conocimos en el 92, por mediación Fernando Ortiz, y pronto me gané su confianza", comenta Borrás. No era fácil porque el autor de Objetos perdidos era muy celoso de sus escritos: no concebía la publicación de ellos si no sentía una vinculación afectiva e intelectual con su editor.

Tras la reedición en 1976 de Las cosas del campo (el original salió a principios de los 50), Muñoz Rojas se alejó del mundo editorial. Decidió enrocarse y no publicar. Hasta que recibió la visita de Borrás en su casa de la calle Espalter de Madrid, "con unas vistas maravillosas al Jardín Botánico". Ese mismo día el editor salió de allí con el mecanoescrito de Amigos y maestros, que, tras una serie de conversaciones y un proceso gradual de acercamiento entre ambos, salió a la luz en el 94. Esa serie de semblanzas de sus seres queridos y admirados, en donde confesaba sus múltiples influencias, fue el comienzo de una larga colaboración. La editorial valenciana le público más de una decena de libros (Entre otros olvidos, Cantos a Rosa...), incluida una nueva reedición de su poemario más emblemático, Las cosas del campo, su canto a la vida sencilla y rural. "Mis amigos me decían que estaba loco, y que me iba a estrellar, pero luego ha sido el libro de él que más hemos vendido, del que más reediciones hemos sacado".

"La obra de Muñoz Rojas no está datada. Fue un clásico en vida y lo seguirá siendo", remacha Manuel Borrás. 


http://www.elcultural.es/noticias/LETRAS/2427/Recordar_y_reivindicar_a_Munoz_Rojas