La Sevilla de Aquilino Duque. Por Antonio Burgos
Cuando conocí a
Aquilino Duque, yo estudiaba todavía Bachillerato y él acababa de llegar
de Cambridge, donde creo que fue únicamente para poder retratarse con
un bombín y un paraguas, como un inglés. El encuentro fue en los altos
del Club La Rábida, en la Escuela de Estudios Hispanoamericanos de la
calle Alfonso XII, donde había nacido la revista "Aljibe", con él, Juan
Collantes, Antonio Gala, Ángel Medina, Fernando Quiñones, Serafín Pro...
Allí leyó aquella tarde fragmentos de una novela que nunca publicó,
aunque ganó con ella el premio Ciudad de Sevilla: "Las torres de San
Cayetano". Luego nos citamos en el saloncito de Los Corales donde
Belmonte y El Gallo hacían tertulia. Le llevé para que me lo firmara su
primer libro, "La calle de la Luna". Y me dio dos consejos que nunca he
olvidado: que Sevilla es una deliciosa flor carnívora con la que hay que
tener mucho cuidado, porque te devora en cuanto te descuidas; y que
para sentir Sevilla hay que leer "Ocnos", el libro de Cernuda cuya
primera edición él había encontrado en un baratillo londinense. Tuve en
cuenta lo de la floristería carnívora y leí inmediatamente "Ocnos" en la
edición de Ínsula, en aquellos tiempos en que decías "Cernuda" y la
gente en Sevilla creía que te referías a Neruda con errata. Aquí no
conocían a Cernuda más que Aquilino, Higinio Capote, Joaquín Romero
Murube (que le escribió su responso difícil en ABC) y el académico
Carlos García Fernández, que formó parte del grupo Mediodía y se
carteaba con él.
He evocado aquellos
años y aquel Aquilino cuando he visto con alegría (y una cierta
preocupación que al final diré) que uno de los poemas de "La Calle de la
Luna" (1958), "Colegiala del Valle" ha sido colocado como homenaje en
el que fue jardín del colegio. Como tantos otros poemas de "La Calle de
la Luna", me sé de memoria ese soneto, y lo transcribo sin la errata de
"curva" por "cuna" del ceramista: "Va entornando la cuna del tranvía/tus
ojos soñolientos, colegiala". (En aquel tiempo, los tranvías entornaban
los ojos de las enamoriscantes niñas del Valle y todo, y no como ahora,
que no entornan absolutamente nada cuando pasan por la Avenida con la
esquila del Muñidor de la Mortaja.) Soneto sentimental y precioso, que
remata así: "Salta al jardín de las desilusiones,/colegiala sin flores
ni ciudades,/a jugar a la comba con tus trenzas".
Entre consulados
del más allá , guías apasionadas de Doñana, monos azules y ruedas de
fuego, el insobornable Aquilino Duque, que es como su España, Uno,
Grande y Libre, ha escrito más que El Tostado. Mas si se hubiera quedado
en poeta de un solo libro, con esa "Calle de la Luna" hubiera ya sido
digno de toda recordación, cerámica o no. Ese libro es una guía
sentimental de Sevilla y tiene poemas antológicos. Que lo digan a mí,
que los incluí en mi antología de poesía popular "Rapsodia Española".
Hablamos de Juan Sierra como poeta excelso de la Semana Santa, de la
flor carnívora, pero anda que Aquilino... En ese libro primerizo viene
el poema impresionante del Cachorro: "Esta noche, Manuel, tú sobre el
puente". Y el soneto a la Esperanza de Triana: "Arriba la Esperanza
trianera, viva la plata y viva la alegría". El de la Macarena: "Ni
azahares ni luna te pondría". El de la Amargura, "Vengo del río allá, de
la otra orilla,/ para verte llorando en tus varales". Y más Sevilla,
con "Las huertas de Gelves": "La marisma es un ruedo sin fronteras;/es
la plaza de toros donde Fernando el Gallo/le cortas las orejas al toro
de San Lucas". Y el Patio de la Montería del último rey moro. Y los
seises: "¿Qué voz os congregaba,/pájaros al Altísimo?". Y soleares del
mejor corte: "Reloj de arena tu cuerpo,/te abrazaré la cintura/para que
no pase el tiempo". Y el final rotundo: "Tienen los andaluces por patria
el universo". El universo de Sevilla es la patria de Aquilino Duque.
Ojalá el alcalde no lea "La Calle de la Luna". Porque con lo que le
gusta una cerámica de zapata y zapatazo, puede poner Sevilla entera
alicatada con azulejos de versos de Aquilino.
Antonio Burgos.
Publicado en ABC de Sevilla.
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