sábado, 23 de septiembre de 2023

 

Una causa internacional

22 DE SEPTIEMBRE DE 2023



                                        HUGHES

"Lo han conseguido. A fuerza de información y telediarios ya nos estamos aficionando al fútbol femenino. Y no está tan mal. Es más, está muy bien. Por supuesto, no tiene nada que ver con el fútbol, es otra cosa. Es el espectáculo de ver una discusión inacabable en la que ya no sabemos bien qué quieren las futbolistas.

Quizás en Australia lo sepan porque los futbolistas de allí, hombres y mujeres, se han solidarizado. «Es el momento del cambio». ¿Qué saben en Australia de la Federación? ¿Sabrán quién fue Pablo Porta o Rubi, Rubito, Rubete? «This is an international cause«, ha dicho Xabi Alonso, que fue entrenado por Mourinho y Guardiola pero se va pareciendo más al último.

Pudimos leer comunicados de las Alexias, las Jennis, las Atheneas, porque ya nadie se llama María Dolores y cuando pensábamos que con una seleccionadora la cosa pararía, nos equivocamos. Hay dos teorías para discutir con una mujer, se dice, y ninguna de las dos funciona. Las jugadoras han depuesto a Rubiales y al seleccionador, al último y al penúltimo, pero no tienen bastante y en su lucha recibirán el apoyo del gobierno, que no contento con los jueces ahora también quita y pone entrenadores. «En cada español hay un seleccionador», se dijo siempre. Pues hasta eso se queda el gobierno. Es curioso: quiere convertirnos en una federación, pero ya vemos cómo tratan a las federaciones…

Con nuestra mente poco adaptativa nos cuesta entenderlo. Flotan en ella, como pecios, viejos códigos, pesadas costumbres, leyes y cosas «antiguas», que diría Iceta.  Los mismos periodistas que defendían los estamentos del fútbol (y no mezclar política y deporte) ahora levantan su puño. El gran feminista Ferreras, Multislip Ferreras, lo ha tenido que explicar: «Es un asunto de dignidad humana».

Al parecer quieren lo que en otras situaciones se llamaría una purga y hacer valer el consentimiento de las jugadoras en las decisiones. Esto es, en viejos términos futbolísticos, actuar como Los Galácticos. Como si todas fueran Messi y pudieran poner al Tata Martino.

No entendemos bien que son un equipo revolucionario, con una misión: «el cambio estructural». Suena un poco marxista esto, y la superestructura, que es la ideología dominante, se diría que ya la dominan, pues cuentan con el viento a favor de la propaganda y funcionan como una especie de reality feminista, un Operación Triunfo de la emancipación, unas Rigobertas Bandinis del muslo, no de la teta.

La liberación de la mujer, en este caso la liberación futbolística, empieza a dejar la incómoda sospecha de que el patriarcado tenía sus razones. Pero el fútbol femenino ha resultado ser muy divertido y aun podría serlo más. Por él podríamos llegar al gran enfrentamiento. Al momento en que, por lo que sea, por algún lance de la actualidad, el feminismo se enfrente al antimadridismo, lo que sería como ver a Godzilla luchando con King Kong. Con Vinicius ya vimos al antimadridismo topar con el antirracismo. Y hubo división de opiniones"

HEDILLA CONTADO POR HEDILLA (Luis Sánchez-Moliní. Diario de Sevilla. 23/09/2023).

 


HEDILLA CONTADO POR HEDILLA

[Luis Sánchez- Moliní. 

Diario de Sevilla. 23/09/2023]


"Todo hombre vive en un diálogo perpetuo con su padre, un diálogo que va mucho más allá de la muerte y que ni mucho menos es siempre placentero. Algo de esa conversación inacabada hay en el libro Manuel Hedilla, el falangista que le dijo no a Franco, escrito por Miguel Hedilla de Rojas, vástago del que fue durante apenas dos días el segundo jefe nacional de FE de las JONS antes de su unificación (manu militari) con el resto de partidos que componían el bloque nacional. En la España de Franco, Hedilla fue para muchos falangistas un símbolo de autenticidad y honradez, de oposición a un régimen que nunca sintieron como propio, pese a que le prestaron sus símbolos como acompañamiento coreográfico. La negativa de Hedilla a aceptar un altísimo cargo en la nueva estructura de poder creada por el dictador y su cuñadísimo, Ramón Serrano Súñer, le valió dos condenas de pena de muerte (ambas conmutadas) y unos amarguísimos años de prisión en Las Palmas de Gran Canaria y de destierro en Palma de Mallorca. No fue el único. Más de mil de sus camaradas sufrieron la represión del nuevo régimen por oponerse a la unificación y la tergiversación de sus ideales, un problema del que ya había advertido el propio José Antonio poco antes de morir fusilado en la cárcel de Alicante.




El libro de Miguel Hedilla de Rojas, editado por Almuzara y que se presentó en Sevilla el pasado jueves en la librería Verbo, nos muestra no solo al Hedilla heroico y mártir, al hombre que sufrió las más duras privaciones por defender unas ideas que, acertadas o no, siempre fueron bienintencionadas y profundamente comprometidas con los más desfavorecidos. Además, nos descubre al hombre en zapatillas, en la intimidad familiar, con sus amigos (Narciso Perales, Patricio González de Canales, Pancho Cossío...), mujer e hijos. También la cara más siniestra de su historia. La de las traiciones que sufrió. Es un libro con filias y fobias, como no podía ser menos en una biografía apasionada que podemos considerar, como decíamos antes, la continuación de esa larga conversación que muchos tenemos con el espectro del padre."



jueves, 21 de septiembre de 2023

¿SOMOS TODAVÍA UNA NACIÓN? Rafael Sánchez Saus (Diario de Sevilla, 14/9/2023)

 


Leo en el actualísimo España. La evolución de la identidad nacional, de Juan Pablo Fusi, publicado en el 2000, que Ortega citó en cierta ocasión, en Berlín, un dictus del historiador alemán Eduard Meyer, escrito en 1910, según el cual “la idea de nacionalidad es el más sutil y complicado producto que la evolución histórica puede engendrar”. El gran Nicolás Gómez Dávila, en uno de sus geniales aforismos, ya nos advirtió que el saber histórico, como el filológico, es a menudo “como si averiguáramos qué dice un scholar inglés de lo que opina un Gelehrte alemán sobre lo que un humanista italiano pensaba de la referencia que hace un comentarista latino a lo que dictaminaba un erudito alejandrino sobre un trágico ateniense”.



La Historia, ya lo ven, no está dispuesta a prescindir de la verdadera memoria, no así las masas que a menudo la hacen o la echan a rodar, según la ventolera que las agite. A pesar de las dificultades para aquilatar el concepto de nación, lo cierto es que haberlas haylas, y entre ellas, según el acuerdo prácticamente unánime de los estudiosos, sobresalen tres por la prontitud con que tomaron conciencia de ello y crearon estados que, a su vez, dieron forma a esas ideas y sentimientos: España, Francia e Inglaterra, expuestas en orden de posible antigüedad, aunque esea este tema de fácil resbalón.

Los acontecimientos que tan compungidos nos tienen en estas semanas no serían comprensibles si no vinieran precedidos de una larga crisis de la nación española, de consecuencias ya hoy no por previsibles menos preocupantes. La dificultad de definición no ha impedido el relativo acuerdo sobre las condiciones previas que hacen posible una nación, que resultan ser cinco:  nombre colectivo, mito de ascendencia común, historia y cultura compartidas, conciencia de solidaridad y asociación con un territorio. ¿Las reúne todavía España o han sido también transferidas, como tantas competencias, a las autonomías? Las naciones no son entes abstractos sino productos de la historia y, como tales, objeto de construcción o destrucción. Para la reflexión de cada uno quede cómo una nación que hace todavía treinta o cuarenta años gozaba de buena salud ha podido ser empujada a la situación que hoy vivimos. Asombra la falta de pulso nacional, la casi inverosímil apatía con que se aceptan los enjuagues más indecentes sobre el futuro de España. ¿Somos todavía una nación?