domingo, 12 de septiembre de 2010

CENTENARIO DE MANUEL MUJICA LAINEZ


Javier Compás
12/09/2010


Un baño de agua hirviendo nos pudo privar de la prosa magnífica de Manuel Mujica Lainez, gracias a un criado providencial, salvó la vida aquel bebé y no siguió el triste camino de su hermano mayor, muerto de meningitis a los dos años. Manuel, Manuchito entonces, heredó el nombre del hermano muerto y el apodo familiar, su padre era el abogado Manuel Mujica Farías, Manucho. El futuro escritor nació en el seno de una acomodada familia, el 11 de Septiembre de 1910 en Buenos Aires y, con el paso del tiempo, será uno de los que mejor glose la vida de la capital argentina reflejada en la decadencia de una burguesía europeizada.

En 1923, con trece años, llega a París con su familia, allí se instalan y el joven Manucho inicia su educación clásica, empapándose de arte en sus paseos parisinos y visitas a museos, exposiciones y teatros. Aprende francés y comienza a destacar en sus redacciones colegiales.

En 1925, junto con su hermano Buby, es enviado a Londres para aprender inglés.

La familia regresa en 1926 a Buenos Aires. Mujica Lainez iniciará en 1932 su carrera periodística en el diario La Nación, donde permanecerá hasta su jubilación en 1969.

Mientras viaja y prosigue su colaboración en la prensa, van viendo la luz sus libros de relatos y novelas: Don Galaz de Buenos Aires (1938), Canto a Buenos Aires, poemas (1943), Los ídolos (1953), La Casa (1954), Los Viajeros (1955), etc.

En 1958, durante una larga estancia en Europa, visita por primera vez, junto con el pintor Miguel Ocampo y el poeta Guillermo Whitelow, los jardines de Bomarzo, que inspirarán la que, probablemente, es su obra cumbre: Bomarzo (1962).

El 21 de Abril de 1984 muere en su casa El Paraiso, en Cruz Chica, Córdoba, finca familiar donde residió en sus últimos años.

Su imagen de dandy recuerda un tanto a la de un lord británico, aficionado al arte, coleccionista y de gustos refinados, Mujica Lainez poseyó una prosa rica y un tanto culturizante. Aunque más conocido por el gran público a raíz de la publicación de Bomarzo (1962) y El unicornio (1965), sin embargo, a pesar de coincidir en el tiempo con el llamado boom de la literatura hispanoamericana, no se le incluyó en esa nómina que encabezarían García Márquez y Vargas Llosa, la progresía lo dejó al margen por ser derechista.

El 11 de Septiembre habría cumplido 100 años.

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