A mí es que me da por ser justo con la gente, sobre todo con los que de alguna manera han dejado constancia de su sensibilidad humana, bien por su condición de intelectual, su formación artística, y por su puesto, del sentido ético y estético de su vida. Un pintor, un músico, un poeta. Y esto sin mirar nunca su procedencia social o política que, a la postre, nunca determina su calidad ni su importancia. Por eso tanto se me puede ver homenajeando a escritores como Buero Vallejo, a poetas como García Lorca, o Miguel Miguel Hernández, de quien se celebra su centenario. Pero precisamente por esta condición heredada sin duda de los consejos de mis maestros y de mis padres, yo quiero perseverar en esta manera y declarar aquí, también, mi admiración por otros poetas que tal vez por razones o razonamientos nada objetivos, sestean en la memoria de demasiadas personas de las que se espera un trato mejor.
Cuando todos, y parecía como una consigna – aun siendo yo también participante de esa especie de recuerdo obligado -, mirábamos la obra naturalmente valiosa del poeta de Orihuela, camina este año de 2010. perdiéndose achacoso entre sus días y sus meses, orillando no se sabe si a propósito, la vida y obra de un poeta tan profundo como fue Luis Rosales que, por una de esas casualidades de la vida, nació en el mismo año que el autor de Perito en lunas. Luis Rosales, amigo de Lorca y Henandez, nace a la poesía con Abril ( 1935 ), y con ese primigenio libro entra gloriosamente en la mítica generación del 36; por más que con la llegada de la guerra civil iniciada ese mismo año, las circunstancias de la contienda no le permita proseguir su inquietud literaria fuertemente invalidada para la creación y la poesía. No obstante y aun en el fragor de los frentes Luis Rosales continúa su vocación trabajando en varias obras de la que ya, acabado ese periodo hostil, en la que sufrió la pérdida de sus amigos poetas, publica en 1940, casi a ras de los últimos fusiles, su poemario La casa encendida, quizá la que más se conoce de toda su bibliografía, donde yo quizá injustificadamente, entrevea un recuerdo a su inolvidable compañero de versos García Lorca, que prendieron en su casa.
“El contenido del Corazón”, aparece en 1941 siendo en la forma y en el fondo la muestra de su profundo conocimiento de la poética clásica, y su tono amoroso acompaña justamente ese aire soñador que inspira gran parte de su obra. Suspendidos en su alma quedaron versos de romanceros y de peritos, y cuando escribe sus Rimas Luis Rosales ya no tiene nada que demostrar, pues forma parte de la gran corte literaria que emerge tras la guerra, junto a los Panero, Dámaso, Vivancos, Ridruejo, Angel María Pascual, - sólo poetas-, entre muchos que dieron luz y voz a la poesía española de esos años. Luis Rosales, cumple también su centenario, y hay que admirarlo, leerlo, que se le valore tal y como merece un Premio Nacional de Literatura (1951), Académico desde 1962 y Premio Cervantes en 1982., su obra que se enriquece con textos como “Canciones”, “Un rostro en cada ola”, “La Almadraba”....etc., alcanza una profundidad creativa y filosófica de enorme trascendencia, tal como nos deja en su Ensayos de filosofía y literatura. Claro que Luis Rosales era un poeta falangista. ¿Será por eso que nadie promueva su centenario?. ¡Ay, este país¡
Cuando todos, y parecía como una consigna – aun siendo yo también participante de esa especie de recuerdo obligado -, mirábamos la obra naturalmente valiosa del poeta de Orihuela, camina este año de 2010. perdiéndose achacoso entre sus días y sus meses, orillando no se sabe si a propósito, la vida y obra de un poeta tan profundo como fue Luis Rosales que, por una de esas casualidades de la vida, nació en el mismo año que el autor de Perito en lunas. Luis Rosales, amigo de Lorca y Henandez, nace a la poesía con Abril ( 1935 ), y con ese primigenio libro entra gloriosamente en la mítica generación del 36; por más que con la llegada de la guerra civil iniciada ese mismo año, las circunstancias de la contienda no le permita proseguir su inquietud literaria fuertemente invalidada para la creación y la poesía. No obstante y aun en el fragor de los frentes Luis Rosales continúa su vocación trabajando en varias obras de la que ya, acabado ese periodo hostil, en la que sufrió la pérdida de sus amigos poetas, publica en 1940, casi a ras de los últimos fusiles, su poemario La casa encendida, quizá la que más se conoce de toda su bibliografía, donde yo quizá injustificadamente, entrevea un recuerdo a su inolvidable compañero de versos García Lorca, que prendieron en su casa.
“El contenido del Corazón”, aparece en 1941 siendo en la forma y en el fondo la muestra de su profundo conocimiento de la poética clásica, y su tono amoroso acompaña justamente ese aire soñador que inspira gran parte de su obra. Suspendidos en su alma quedaron versos de romanceros y de peritos, y cuando escribe sus Rimas Luis Rosales ya no tiene nada que demostrar, pues forma parte de la gran corte literaria que emerge tras la guerra, junto a los Panero, Dámaso, Vivancos, Ridruejo, Angel María Pascual, - sólo poetas-, entre muchos que dieron luz y voz a la poesía española de esos años. Luis Rosales, cumple también su centenario, y hay que admirarlo, leerlo, que se le valore tal y como merece un Premio Nacional de Literatura (1951), Académico desde 1962 y Premio Cervantes en 1982., su obra que se enriquece con textos como “Canciones”, “Un rostro en cada ola”, “La Almadraba”....etc., alcanza una profundidad creativa y filosófica de enorme trascendencia, tal como nos deja en su Ensayos de filosofía y literatura. Claro que Luis Rosales era un poeta falangista. ¿Será por eso que nadie promueva su centenario?. ¡Ay, este país¡
No hay comentarios:
Publicar un comentario