Roberto Hernaiz (Desde España. Colaboración para ARGENPRESS CULTURAL)
En plena publicación de su nueva novela, La contemplación (Grup Lobher Editorial), Edgar Borges invita a “dar un alto para observar la forma tan acelerada como estamos cambiando la esencia humana por el uniforme talla única made in estupidez”. El escritor considera que, de la cosa seguir así, “por un asunto de sobrevivencia pronto todos los artistas tendremos como tema exclusivo de trabajo la parodia a la estupidez. Sin embargo, es posible-aclara el venezolano-, que las múltiples fases de la estupidez sea el único tema que ha tratado el arte. En ese sentido, la vida no sería una mierda, como piensan muchos, sino una estupidez por descifrar”.
Edgar Borges (Caracas, 1966) les advierte a los seres de su nueva novela, La contemplación (Grup Lobher Editorial 2010) que “Es posible que desde la observación no se pueda mover nada que no forme parte del universo personal, mínimo, individual”. Y, con esa idea, levanta la mirada para decirles a los lectores que “Sin embargo, quizá sólo luego de ese descubrimiento, el observador comprenda que todo aquello que oculta en los sótanos de su existencia es una pequeña representación del mundo exterior”.
Enrique Vila-Matas, subversivo literario confeso, dice que “Edgar Borges entiende la literatura como un complot contra la realidad”. Ante esto, el autor de La contemplación asegura que “los personajes de la novela conspiran contra una realidad que se ha vuelto loca. Como la voz (la narradora) que viaja rumbo a la calle 11 para encontrar a su pareja pero antes tendrá que enfrentar un viaje contemplativo para resolver el conflicto femenino-masculino que sacude su existencia. O el caso del Señor anónimo, el personaje que organiza un complot virtual desde la calle 11. O Marcelo Colussi, el detective que decide enfrentar los chantajes de su jefe, el inspector Chapman. O Susana, la niña gitana que decidió no hacer más nada sino observar el mundo a través de una ventana. O Pedro el hostelero, el hombre que invita a su pueblo a detenerse para enfrentar la arrolladora carrera del desarrollismo con el simple acto contemplativo. Esos son algunos de los universos mínimos y conspirativos que habitan La contemplación”.
Dos personas divididas por los paradigmas: masculino o femenino; tren o calle; pintura o fotografía; observación o movimiento; carta o e-mail; McCartney o Lennon; nacional o extranjero. Y por el medio una existencia implosiona. Ella podría ser él y viceversa. Esto es parte de lo que cuenta La contemplación, la obra con la que el escritor venezolano obtuvo el I Premio Internacional de Novela “Albert Camus”.
Edgar Borges escribe sobre el encierro verbal. El espacio de su ficción puede ser una calle, un apartamento o una existencia. Si en la novela ¿Quién mató a mi madre? (2008) indaga sobre el crimen de la madre biológica, y en ¿Quién mató al doble de Edgar Allan Poe? (2009) dirige la pregunta hacia el homicidio del padre literario, en La contemplación (2010) centra su objetivo en el asesinato de una identidad en proyecto a manos de un colectivo dirigido por una moral impuesta.
La novela La contemplación se estará presentando, en abril, en las siguientes ciudades de España: 13 en El Corte Inglés de Barcelona la periodista digital y escritora María Ripio conversará con Edgar Borges; el 27 en Espacio Fuentetaja, Madrid, el encargado de la charla será el escritor Antonio Gómez Rufo, mientras al día siguiente, el escritor Ignacio del Valle presentará al autor venezolano en la Librería Bertrand de Alcalá de Henares, Madrid. Para el mes de mayo, están pautadas dos presentaciones en Andalucía (una el 10 y otra el 11 en los Ateneos de Málaga y de Fuengirola, respectivamente) con el escritor y periodista (quien además dibujó la portada de la novela) Salvador MorenoValencia, y una en Asturias. Gracias a un acuerdo entre Grup Lobher Editorial y Analecta Literaria, La contemplación llega a los países de América Latina que integran el MERCOSUR.
Roberto Hernaiz es editor de La contemplación.
En plena publicación de su nueva novela, La contemplación (Grup Lobher Editorial), Edgar Borges invita a “dar un alto para observar la forma tan acelerada como estamos cambiando la esencia humana por el uniforme talla única made in estupidez”. El escritor considera que, de la cosa seguir así, “por un asunto de sobrevivencia pronto todos los artistas tendremos como tema exclusivo de trabajo la parodia a la estupidez. Sin embargo, es posible-aclara el venezolano-, que las múltiples fases de la estupidez sea el único tema que ha tratado el arte. En ese sentido, la vida no sería una mierda, como piensan muchos, sino una estupidez por descifrar”.
Edgar Borges (Caracas, 1966) les advierte a los seres de su nueva novela, La contemplación (Grup Lobher Editorial 2010) que “Es posible que desde la observación no se pueda mover nada que no forme parte del universo personal, mínimo, individual”. Y, con esa idea, levanta la mirada para decirles a los lectores que “Sin embargo, quizá sólo luego de ese descubrimiento, el observador comprenda que todo aquello que oculta en los sótanos de su existencia es una pequeña representación del mundo exterior”.
Enrique Vila-Matas, subversivo literario confeso, dice que “Edgar Borges entiende la literatura como un complot contra la realidad”. Ante esto, el autor de La contemplación asegura que “los personajes de la novela conspiran contra una realidad que se ha vuelto loca. Como la voz (la narradora) que viaja rumbo a la calle 11 para encontrar a su pareja pero antes tendrá que enfrentar un viaje contemplativo para resolver el conflicto femenino-masculino que sacude su existencia. O el caso del Señor anónimo, el personaje que organiza un complot virtual desde la calle 11. O Marcelo Colussi, el detective que decide enfrentar los chantajes de su jefe, el inspector Chapman. O Susana, la niña gitana que decidió no hacer más nada sino observar el mundo a través de una ventana. O Pedro el hostelero, el hombre que invita a su pueblo a detenerse para enfrentar la arrolladora carrera del desarrollismo con el simple acto contemplativo. Esos son algunos de los universos mínimos y conspirativos que habitan La contemplación”.
Dos personas divididas por los paradigmas: masculino o femenino; tren o calle; pintura o fotografía; observación o movimiento; carta o e-mail; McCartney o Lennon; nacional o extranjero. Y por el medio una existencia implosiona. Ella podría ser él y viceversa. Esto es parte de lo que cuenta La contemplación, la obra con la que el escritor venezolano obtuvo el I Premio Internacional de Novela “Albert Camus”.
Edgar Borges escribe sobre el encierro verbal. El espacio de su ficción puede ser una calle, un apartamento o una existencia. Si en la novela ¿Quién mató a mi madre? (2008) indaga sobre el crimen de la madre biológica, y en ¿Quién mató al doble de Edgar Allan Poe? (2009) dirige la pregunta hacia el homicidio del padre literario, en La contemplación (2010) centra su objetivo en el asesinato de una identidad en proyecto a manos de un colectivo dirigido por una moral impuesta.
La novela La contemplación se estará presentando, en abril, en las siguientes ciudades de España: 13 en El Corte Inglés de Barcelona la periodista digital y escritora María Ripio conversará con Edgar Borges; el 27 en Espacio Fuentetaja, Madrid, el encargado de la charla será el escritor Antonio Gómez Rufo, mientras al día siguiente, el escritor Ignacio del Valle presentará al autor venezolano en la Librería Bertrand de Alcalá de Henares, Madrid. Para el mes de mayo, están pautadas dos presentaciones en Andalucía (una el 10 y otra el 11 en los Ateneos de Málaga y de Fuengirola, respectivamente) con el escritor y periodista (quien además dibujó la portada de la novela) Salvador MorenoValencia, y una en Asturias. Gracias a un acuerdo entre Grup Lobher Editorial y Analecta Literaria, La contemplación llega a los países de América Latina que integran el MERCOSUR.
Roberto Hernaiz es editor de La contemplación.
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