El decano 2012-07-03
Gibraltar como problema actual
Juan Velarde
"Como
dice Ayllón, "nuestro país es el principal perjudicado por la
existencia de más de 20.000 sociedades... bastantes de las cuales operan
en España, eludiendo así el pago de impuestos a las arcas españolas".
A
partir de la Edad Media, y sobre todo cuando se consolidaron los
Estados modernos, desde comienzos de la Edad Moderna, Europa vivió una
etapa de confrontaciones políticas, normalmente bélicas, entre unos y
otros. Dentro de esa situación, la presencia de ciertas posiciones
estratégicas pasaba a tener un valor extraordinario. Eso es lo que atinó
a ver Gran Bretaña con Gibraltar en el Tratado de Utrecht. Esta
situación perduró hasta la II Guerra Mundial. Gibraltar, por supuesto,
era además un foco de contrabando para España, en ocasiones vinculado
con realidades como el bandolerismo andaluz, lo que sirvió para asentar
en el Peñón, en relación con este asunto, a inmigrantes procedentes de
lugares variadísimos. Naturalmente, la idea en ellos de que
desapareciese la situación colonial era considerada como algo que debía
rechazarse.
Esta doble unión comenzó a hundirse con la Guerra Fría. Estos Unidos, aliado simultáneamente del Reino Unido y de España, pasaba a considerar a Gibraltar como un complemento de Rota y otras facilidades de nuestro país. Fue el momento en que Castiella decidió presionar para lograr la devolución de la Roca, y el cierre de la frontera junto con el aditamento de planes de desarrollo del Campo de Gibraltar.
La reacción británica, basada en estudios econométricos por cierto, fue convertir a Gibraltar en un paraíso financiero. En el trabajo de Luis Ayllón, publicado en ABC el 12 de junio de 2012, "El Peñón niega a la UE datos de empresas radicadas en la colonia. La actividad de más de 20.000 sociedades que no pagan impuestos, perjudica a España", se expone, por ejemplo, que el 1 de junio de 2012 España denunció ante la Dirección General de la Competencia de la Comisión Europea el nuevo régimen fiscal de la colonia, que entró en vigor el 1 de enero de 2011. Por otro lado, este sistema se entrelaza de tal modo con los habitantes gibraltareños, que de ningún modo están dispuestos –y en eso se basa el Reino Unidos cuando habla de que hay que respetar la voluntad de los habitantes de la colonia ante su futuro político– a pasar a otra situación jurídica. Como dice Ayllón, "nuestro país es el principal perjudicado por la existencia de más de 20.000 sociedades... bastantes de las cuales operan en España, eludiendo así el pago de impuestos a las arcas españolas". Por su parte, Manuel Trigo Chacón, en su artículo "Gibraltar y la soberanía marítima", aparecido en El Mundo el 12 de junio de 2012, señala que deben quedar limitadas "las ventajas que tiene Gibraltar como paraíso fiscal, donde unas 70.000 empresas hacen transacciones inmobiliarias en toda Andalucía sin pagar impuestos a España. Así, la mayoría de las mansiones de la Costa del Sol pertenecen a sociedades registradas en Gibraltar de acuerdo con la ley fiscal de 1987, copiada de la de Panamá de 1930".
Naturalmente, esto se refuerza por parte británica con la polémica de las 15 millas, con la ampliación, vinculada a la Costa del Sol, de posibilidades turísticas y con el polémico aeropuerto. De paso, se complican las posibilidades de expansión económica de la bahía de Algeciras. No se trata, pues, de una herencia de un nacionalismo superado el reivindicar Gibraltar, sino de la búsqueda de la liquidación de un freno al desarrollo regional, y al español en su conjunto.
Esta doble unión comenzó a hundirse con la Guerra Fría. Estos Unidos, aliado simultáneamente del Reino Unido y de España, pasaba a considerar a Gibraltar como un complemento de Rota y otras facilidades de nuestro país. Fue el momento en que Castiella decidió presionar para lograr la devolución de la Roca, y el cierre de la frontera junto con el aditamento de planes de desarrollo del Campo de Gibraltar.
La reacción británica, basada en estudios econométricos por cierto, fue convertir a Gibraltar en un paraíso financiero. En el trabajo de Luis Ayllón, publicado en ABC el 12 de junio de 2012, "El Peñón niega a la UE datos de empresas radicadas en la colonia. La actividad de más de 20.000 sociedades que no pagan impuestos, perjudica a España", se expone, por ejemplo, que el 1 de junio de 2012 España denunció ante la Dirección General de la Competencia de la Comisión Europea el nuevo régimen fiscal de la colonia, que entró en vigor el 1 de enero de 2011. Por otro lado, este sistema se entrelaza de tal modo con los habitantes gibraltareños, que de ningún modo están dispuestos –y en eso se basa el Reino Unidos cuando habla de que hay que respetar la voluntad de los habitantes de la colonia ante su futuro político– a pasar a otra situación jurídica. Como dice Ayllón, "nuestro país es el principal perjudicado por la existencia de más de 20.000 sociedades... bastantes de las cuales operan en España, eludiendo así el pago de impuestos a las arcas españolas". Por su parte, Manuel Trigo Chacón, en su artículo "Gibraltar y la soberanía marítima", aparecido en El Mundo el 12 de junio de 2012, señala que deben quedar limitadas "las ventajas que tiene Gibraltar como paraíso fiscal, donde unas 70.000 empresas hacen transacciones inmobiliarias en toda Andalucía sin pagar impuestos a España. Así, la mayoría de las mansiones de la Costa del Sol pertenecen a sociedades registradas en Gibraltar de acuerdo con la ley fiscal de 1987, copiada de la de Panamá de 1930".
Naturalmente, esto se refuerza por parte británica con la polémica de las 15 millas, con la ampliación, vinculada a la Costa del Sol, de posibilidades turísticas y con el polémico aeropuerto. De paso, se complican las posibilidades de expansión económica de la bahía de Algeciras. No se trata, pues, de una herencia de un nacionalismo superado el reivindicar Gibraltar, sino de la búsqueda de la liquidación de un freno al desarrollo regional, y al español en su conjunto.
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