Del excelente blog del poeta y escritor Enrique Baltanás rescatamos el siguiente artículo.
viernes, 16 de febrero de 2007
D. Antonio nunca fue depurado
Con
fecha de 31 de diciembre de 1981, el Ministro de Educación, que lo
era a la sazón Federico Mayor Zaragoza, publica en el BOE una Orden "por
la que se rehabilita a D. Antonio Machado Ruiz como Catedrático de Instituto".
La Orden ministerial del 81 es una completa falacia, porque no se puede rehabilitar a quien nunca fue inhabilitado.
Es cierto que a D. Antonio se le incoó un expediente, al amparo de la Ley de Responsabilidades Políticas. Y es cierto también que la Comisión Superior Dictaminadora de Expedientes de Depuración informó favorablemente el 7 de julio de 1941 sobre la propuesta de separación definitiva del servicio y baja en el escalafón de Catedráticos de Institutos de Enseñanza Media.
Pero cuando esta propuesta llegó al ministro, que lo era entonces José Ibáñez Martín (el mismo que, pocos años después, presidiría el sepelio de Manuel Machado), y que era quien debía firmarla... el ministró no la firmó y, sencillamente, mandó que se archivara.
¿Por qué se archivó la propuesta?
Que cada cual piense lo que quiera, pero yo me permito recordar que ya Dionisio Ridruejo había publicado en noviembre de 1940, en la revista Escorial (que dependía del Ministerio de Ibáñez Martín), su artículo "El poeta rescatado", que un año más tarde se convertiría en el Prólogo a las Poesías completas del sevillano. Prólogo, afirmaba allí Ridruejo, "para el libro de un poeta que sirvió frente a mí en el campo contrario."
Recordemos también que por esas fechas era Manuel Machado uno de los intelectuales más prestigiosos de la España nacional.
Desde luego, si Ibáñez Martín hubiese firmado la orden, habría incurrido no sólo en un solemne disparate ("depurar" a un fallecido) sino en un caso de flagrante esquizofrenia en la política cultural del Régimen.
(Por cierto, Francisco Machado, funcionario de prisiones, tampoco fue nunca depurado, y sirvió en las prisiones de Franco lo mismo que antes en las de la República).
La Orden ministerial del 81 es una completa falacia, porque no se puede rehabilitar a quien nunca fue inhabilitado.
Es cierto que a D. Antonio se le incoó un expediente, al amparo de la Ley de Responsabilidades Políticas. Y es cierto también que la Comisión Superior Dictaminadora de Expedientes de Depuración informó favorablemente el 7 de julio de 1941 sobre la propuesta de separación definitiva del servicio y baja en el escalafón de Catedráticos de Institutos de Enseñanza Media.
Pero cuando esta propuesta llegó al ministro, que lo era entonces José Ibáñez Martín (el mismo que, pocos años después, presidiría el sepelio de Manuel Machado), y que era quien debía firmarla... el ministró no la firmó y, sencillamente, mandó que se archivara.
¿Por qué se archivó la propuesta?
Que cada cual piense lo que quiera, pero yo me permito recordar que ya Dionisio Ridruejo había publicado en noviembre de 1940, en la revista Escorial (que dependía del Ministerio de Ibáñez Martín), su artículo "El poeta rescatado", que un año más tarde se convertiría en el Prólogo a las Poesías completas del sevillano. Prólogo, afirmaba allí Ridruejo, "para el libro de un poeta que sirvió frente a mí en el campo contrario."
Recordemos también que por esas fechas era Manuel Machado uno de los intelectuales más prestigiosos de la España nacional.
Desde luego, si Ibáñez Martín hubiese firmado la orden, habría incurrido no sólo en un solemne disparate ("depurar" a un fallecido) sino en un caso de flagrante esquizofrenia en la política cultural del Régimen.
(Por cierto, Francisco Machado, funcionario de prisiones, tampoco fue nunca depurado, y sirvió en las prisiones de Franco lo mismo que antes en las de la República).
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