Un grupete de
nostálgicos, dizque republicanos y antifascistas, se han
manifestado en una «vigilia laica» (?) delante del
Palacio Arzobispal de Sevilla, reclamando la
exhumación de los restos del general Queipo de Llano de la
basílica de la Macarena. Esta nobilísima aspiración de vencer
a un Queipo muerto, ya la propusieron hace unos años;
y si ahora vuelven quizás sea porque no
se les contestó oponiéndose con
firmeza y rotundidad por quienes tendrían que hacerlo. Dicen
que cuando un tonto coge una linde, la linde se acaba y el tonto
sigue. Pues con el respeto que se merecen los discapacitados
intelectuales involuntarios, aquí está sucediendo algo
similar: algunos han cogido la macabra linde de los zombis y
no pararán hasta vencer a todos sus enemigos muertos y
enterrados. Aunque comprobando la debilísima oposición que todos
estos zombis suelen recibir a sus macabras
reclamaciones, nadie apostaría que los restos del general
permanezcan bajo suelo macareno; por mucho que
ello significara una ingratitud hacia quien, quiérase o
no, fue el máximo responsable de la existencia de la actual basílica y
Hermano Mayor honorario de su Hermandad. Pero peor aún: supondría una
nueva victoria de los rescatadores del odio revanchista que,
pese a mostrarse tan celosos con la pureza
de huesos de los que yacen bajo santo suelo, se
sienten herederos de quienes provocaron que la
Esperanza acabase «refugiada» dentro de un cajón para salvarse
de tan ardorosos hijos.
(Queipo de Llano delante del paso de la Virgen de la Esperanza Macarena)
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