lunes, 16 de junio de 2014

Los últimos días de José María Hinojosa poeta asesinado por la República Española

Editan un libro sobre los últimos días de José María Hinojosa

Diario El Mundo

PAPELES DEL PARAÍSO

El triste epílogo de un poeta

El vuelo imposible del poeta buzo y la aviadora

  • El libro 'El buzo y la aviadora' reconstruye con una obra de teatro los
    días de cárcel que precedieron al fusilamiento del poeta del 27 José
    María Hinojosa al inicio de la Guerra Civil

  • Aunque tras ser fusilado por los republicanos cayó en el olvido, Hinojosa fue el introductor del surrealismo en España y el mecenas de la malagueña imprenta Sur 
  • Su trágico final también truncó su historia de amor con Ana Freüller, la pionera de la aviación malagueña con la que iba a contraer matrimonio

Reunión de la Orden de Toledo en la Venta de Aires. De izquierda a...
Reunión de la Orden de Toledo en la Venta de Aires. De izquierda a
derecha: Pepín Bello, José Moreno Villa, Luis Buñuel, Ernestina
González y Salvador Dalí. Sentado: José María Hinojosa. Toledo, 1924.




El paso del tiempo se rebela a veces contra su propia inercia, y nos
recuerda que hay travesías vitales que no merecen estar sepultadas bajo
la losa del olvido. En el caso del escritor malagueño José María
Hinojosa (1904-1936), parece que su doble condición en
apariencia antagónica de líder de la derecha fusilado por la República y
poeta de la Generación del 27 ha sido suficiente para que una geografía
cainita mire durante décadas a otro lado
. Para que se lo obvie y se olvide su interesante universo literario, su vitola de
introductor del surrealismo en España o su importante apoyo económico a
la imprenta malagueña Sur, que alumbró los primeros libros del 27

y el nacimiento de la mítica revista Litoral. Afortunadamente, un
legado tan vasto para sus apenas 32 años de existencia, y su amistad con
los grandes intelectuales de aquel país convulso, no ha pasado
desapercibida para ciertos estudiosos como Alfonso Sánchez, quien acaba
de dedicar un libro más a su figura, con la novedad de que no se trata
de un ensayo sino de una obra de teatro. Se titula El buzo y la
aviadora, ha sido editado por Fundación Málaga y el Centro del 27 de la
Diputación, y en ella se reconstruyen los días previos a su fusilamiento que transcurrieron en una prisión malagueña. Con
el subtítulo de Fantasía en un prólogo, dos actos y un epílogo como
sugerente advertencia, se trata de una obra de ficción basada en hechos
reales, en palabras de su autor, quien llega a imaginar hechos
que no sucedieron como un hipotético encuentro en la cárcel de Hinojosa
con la mujer con la que iba a contraer matrimonio, la pionera de la
aviación malagueña Ana Freüller
.

Portada del libro de Alfonso Sánchez

La acción transcurre en esos días de cárcel antigua que precedieron a
su fusilamiento. Pero no se queda ahí. Evita regodearse sólo en un
periodo tan corto como machacado de incertidumbre. El Hinojosa que el
experto en su obra Alfonso Sánchez ha convertido en personaje de teatro
es un Hinojosa que sueña. Que viaja en el tiempo hacia atrás. Que
se reencuentra con sus amigos escritores. De ahí que en estas escenas
sobre su vida se recuperen reuniones surrealistas y maratonianas, como
las de la Orden de Toledo, en las que los tertulianos se entregaban a
dos premisas: la de no ducharse y la de beber hasta emborracharse
.
Y, en línea con todo aquello, se reconstruyen en esta obra de teatro
las explosiones de delirio cómplice que, por ejemplo, compartieron en la
manchega Venta de Aires, allá por 1924, Pepín Bello, José Moreno Villa, Ernestina González, Luis Buñuel, Salvador Dalí e Hinojosa.


Además, también se recrea otro 'meeting point' de la gente del 27, de la joven poesía española de entonces, como el que unió en
1928 en un merendero de una playa malagueña a José Moreno Villa,
Federico García Lorca, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados, Rafael
Alberti, José María Hinojosa y Luis Cernuda,
quien se había desplazado hasta Málaga para ver por primera vez el misterio del mar.


Por muy cercana que esté, por mucho que impregne cada hora que avanza
hacia ella, en El buzo y la aviadora, no sale a flote la muerte. No
resuenan los disparos en las tapas del cementerio. En el epílogo más
definitivo en este recorrido por los últimos días del poeta, se oye la
suite begamasque de Debussy. Y, en el mismo tramo final que despide la
obra de teatro, otro intelectual abocado a idéntica sinrazón, a calcado
desenlace con distinto color, Federico García Lorca, le habla a
Hinojosa de la madre de Charlot, de Fernando Villalón y Marcel Proust,
de fiestas galantes en París y de toros bravos con los ojos verdes
.
A juego con el tono de la esperanza que viste de optimismo y de
inmortalidad vitalista el epílogo más cruel. El triste e injusto 'end'
que le tocó en suerte a este poeta del 27.

Ana Freüller, la aviadora de la que estaba enamorado el poeta José María Hinojosa.

En este recorrido teatralizado de últimos días, de páginas finales de
una existencia maldecida, de epílogo acechado por la guadaña de la
muerte, late con fuerza joven y ahínco imparable la vida misma de José
María Hinojosa. Se palpan sus ganas de seguir atravesando el mundo con
esos pasos inquietos y entusiastas a los que les cortó las piernas la
esquizofrenia de una guerra. Y es ahí, en el reflejo de su travesía
vital que huye de los paradójicos barrotes de la cárcel, donde se hace
inevitable el retrato del amor que le unió a Ana Freüller. Los dos,
Hinojosa y la pionera de la aviación malagueña, son en las páginas
imaginadas por Alfonso Sánchez el buzo y la aviadora. Los
protagonistas de una historia de amor imposible. De un vuelo por el
cielo de la vida que cayó prisionero de la fatalidad y de los disparos
que el destino le tenía reservado a José María Hinojosa Lasarte.

Al escritor. Al poeta buzo que traza el retrato más certero de su
biografía en contadas palabras, en esta conversación con su amada Anita
Freüller que hacen posibles los renglones de justicia que han aportado
esta obra de teatro sobre el triste epílogo del intelectual de
Campillos:



ANA F.: ¿Y tú por qué escribías?
J.M.H.: ¿Yo? Por lo mismo que tú vuelas, Ana, pero al revés. No... En
serio. Porque escribir era como bucear: un viaje a las oscuras
profundidades del yo.

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