martes, 17 de enero de 2012

Neruda, Rosales y la autocensura preventiva

Del suplemento El Cultural de El Mundo extraemos esta interesante reseƱa.

Neruda, Rosales y la autocensura preventiva

GABRIELE MORELLI | Publicado el 13/01/2012
 

La amistad entre Luis Rosales y Pablo Neruda fue cuento largo. Se conocieron en el Madrid de los aƱos 30, donde el poeta granadino, Ć­ntimo amigo de Lorca, comenzĆ³ a colaborar en la revista “Cruz y Raya”, que dirigĆ­a el chileno. Las diferencias ideolĆ³gicas y las sospechas les alejaron despuĆ©s del 36, pero en 1971 volvieron a encontrarse, pues Neruda pasĆ³ por Madrid tras recibir el premio Nobel. Dos aƱos despuĆ©s, Rosales preparaba una ediciĆ³n de la poesĆ­a del chileno pero los editores exigĆ­an que no aparecieran los poemas sobre la guerra civil. Y Neruda aceptĆ³ autocensurarse. El profesor Gabriele Morelli nos descubre la historia y presenta esta correspondencia inĆ©dita, ahora que Visor publica El libro de las baladas, una antologĆ­a de Luis Rosales con versos de juventud, muchos de ellos inĆ©ditos, en ediciĆ³n crĆ­tica y notas de Xelo Candel. El lector puede disfrutar las mejores baladas inĆ©ditas en www.elcultural.es


Contra quienes sostienen una cosmovisiĆ³n ideologizada a ultranza, que divide el mundo en dos bandos, los buenos y los malos, y para quienes resulta difĆ­cil, por ejemplo, conciliar la figura de Pablo Neruda con la de Luis Rosales, como representantes de una dicotomĆ­a imposible de armonizar, conviene afirmar que ambos poetas, que se frecuentaron con asiduidad en los aƱos treinta durante la residencia madrileƱa de Pablo, fueron buenos amigos y se estimaron recĆ­procamente hasta el final. AsĆ­ lo muestra el texto autĆ³grafo que Neruda enviĆ³ para el homenaje que la revista Cuadernos Hispanoamericanos (mayo-junio de 1971) dedicĆ³ a Rosales:

“QuĆ© decir de Luis Rosales a quien yo conocĆ­ naranjo, reciĆ©n florido en aquellos aƱos treinta, y que ahora es gran poeta, exacto definidor, seƱor de idioma. Ahora lo tenemos lleno de frutos, exigente y fecundo. AtravesĆ³ este mortal antipolĆ­tico el momento desgarrador en AndalucĆ­a y se ha recuperado en silencio y en palabra. Salud! Buen compaƱero!”

Anteriormente, durante y despuĆ©s de la contienda civil, la relaciĆ³n humana y literaria entre los dos poetas se habĆ­a enfriado un tanto. Sin embargo, hacia 1971, aƱo de la concesiĆ³n a Neruda del Nobel de Literatura, vuelven a estrecharse vĆ­nculos entre los dos amigos. No se conoce ninguna declaraciĆ³n oficial de Rosales, aunque ¡bien podemos imaginarlo! la noticia constituyera para Ć©l motivo de gran alegrĆ­a, como lo fue para su amigo Luis Felipe Vivanco, quien, con satisfacciĆ³n personal (no exenta de una sutil vena crĆ­tica contra el rĆ©gimen), comenta de este modo el acontecimiento en su Diario (1946-1975):


"¡QuĆ© triunfo para la EspaƱa de Franco! Le han dado el Nobel a Pablo Neruda. MaƱana, Pablo Casals, a sus noventa y cinco aƱos, estrena la mĆŗsica del himno de la ONU, y pasado maƱana Pablo Picasso cumple noventa aƱos."

Tras recoger Neruda el premio en diciembre, su aviĆ³n de regreso hace escala en el aeropuerto de Barajas. Vivanco y Rosales fueron a saludarle. El primero anota en su Diario: "Me alegro de haber bajado a Barajas y haberle dado un abrazo, a su paso por Madrid". Gonzalo MenĆ©ndez Pidal, hijo del gran filĆ³logo, inmortaliza el encuentro en una fotografĆ­a en que se ve a Neruda sonriendo satisfecho entre los dos antiguos amigos espaƱoles. Poco despuĆ©s, Rosales empieza a escribir el libro La poesĆ­a de Neruda -en parte anticipado en el PrĆ³logo de su selecciĆ³n-, publicado por la Editora Nacional en 1978, donde analiza las coordenadas esenciales que caracterizan la producciĆ³n del chileno. Se trata, apunta, de “una poesĆ­a con argumento, una poesĆ­a total que asume en su expresiĆ³n los contenidos propios de la expresiĆ³n lĆ­rica y la expresiĆ³n narrativa”. Ninguna formulaciĆ³n mĆ”s adecuada para definir su propia experiencia poĆ©tica. El proceso de acercamiento, cada uno con su singularidad, entre los dos poetas es evidente, como tambiĆ©n lo es la gran deuda -reconocida por el propio Rosales- que este, renovador de la poesĆ­a espaƱola de posguerra, tiene contraĆ­da con su amigo y maestro chileno.

A partir de 1973, Rosales prepara una gran antologĆ­a de la poesĆ­a nerudiana -que verĆ­a la luz en 1974 en la editorial Noguer-, en torno a la cual se cruzan tres cartas entre los dos poetas, que tienen como punto de discusiĆ³n la exclusiĆ³n de poemas de asunto polĆ­tico, propuesta por el propio Neruda, como consecuencia de las numerosas dificultades encontradas para publicar su obra en EspaƱa. Se imponĆ­a asĆ­ el chileno una especie de autocensura preventiva, que provenĆ­a de las exigencias editoriales ante el temor a la intervenciĆ³n de la censura franquista.

La reciente celebraciĆ³n del centenario del nacimiento de Rosales, buena parte de cuyo Ć©xito se debe a la generosa colaboraciĆ³n prestada por Luis Rosales Fouz, hijo del poeta, nos ha permitido reexaminar la gran cosecha de documentaciĆ³n dejada por aquel, conservada en el Archivo HistĆ³rico Nacional, de donde procede esta correspondencia inĆ©dita que presento. Se trata de un trĆ­ptico epistolar que empieza con una misiva urgente del granadino (13 febrero de 1973), quien pide a Pablo confirmaciĆ³n de su autorizaciĆ³n para eliminar “toda la poesĆ­a que tenga un carĆ”cter definitivamente polĆ­tico”. La respuesta de Neruda, residente en Isla Negra, lleva fecha del 15 de febrero, e ilustra las variadas dificultades encontradas hasta ahora para publicar su Obra Completa en EspaƱa por la presencia de poemas polĆ­ticos nacionales, por lo cual ha decidido quitar todos “aquellos textos o fragmentos que contengan temas de la Guerra Civil que imposibilitarĆ­an la ediciĆ³n”; pero, declara terminantemente, no quiere eliminar los demĆ”s de contenido ideolĆ³gico. La carta se cierra con la alusiĆ³n, entre otras, a las obras del conde de Villamediana, autor por el cual, como es sabido, se interesan ambos. Ya en julio de 1935, Neruda presentaba en la revista Cruz y Raya su entrega PoesĆ­as de Villamediana (En manos del silencio), y Rosales, en 1969, su libro PasiĆ³n y muerte del conde de Villamediana. Precisamente, la predilecciĆ³n de Neruda por Villamediana habĆ­a sido criticada por Juan RamĆ³n JimĆ©nez, quien a este propĆ³sito escribe: “Y ya en los aƱos 30, y esto es lo mĆ”s peregrino, ¿no cayĆ³ Neruda, casi, en el goloseo gongorino de Villamediana, segĆŗn moda del momento en cierta EspaƱa otramente barroca?”.

Con la misiva de contestaciĆ³n de Rosales se cierra el breve epistolario: Luis expresa a su amigo su satisfacciĆ³n por la aclaraciĆ³n recibida, mostrĆ”ndose perfectamente de acuerdo con sus indicaciones; ya que, comenta, “eliminar de una selecciĆ³n muy completa de tu obra los poemas polĆ­ticos carecerĆ­a de sentido”. En efecto, entraron a formar parte de la antologĆ­a nerudiana varios poemas del Canto General en que se exalta esa AmĆ©rica de los “rĆ­os arteriales” frente a “la peluca y la casaca· impuestas por los colonizadores; de igual modo estĆ”n presentes textos de Las uvas y el viento, como la composiciĆ³n “El viento en Asia”, un himno a la nueva sociedad comunista china de Mao Tse-Tung. En fin, Rosales fue fiel al compromiso contraĆ­do con su amigo Pablo, respetando en todo su voluntad; es decir, expurgando los textos “polĆ­ticos” de referencia espaƱola, pero incluyendo al tiempo los otros poemas de tema ideolĆ³gico que, segĆŗn Neruda (y la alusiĆ³n a la particular situaciĆ³n del paĆ­s sujeto a Franco es evidente), “pueden publicarse entre vosotros”.



Luis Felipe Vivanco, Luis Rosales y Rodrigo UrĆ­a a principios de los 70

"Estoy muy acostumbrado a las artimaƱas de los editores"



Madrid, 13 de febrero de 1973
INSTITUTO DE CULTURA HISPƁNICA. LR/PA.


Querido Pablo:
Te escribo unas letras de urgencia y no la carta que desearƭa escribirte. Ya hace muchos aƱos que no hago nunca lo que quiero.

Como recordarĆ”s, pues en alguna ocasiĆ³n he hablado contigo de ello, me han encargado que haga una selecciĆ³n de tu obra y la prologue. Tengo la ilusiĆ³n, disposiciĆ³n y casi necesidad de escribir sobre tu poesĆ­a, pero quisiera aclarar contigo estas palabras con las cuales termina su carta JosĆ© Pardo, Director de la Editorial Noguer, al invitarme a hacer esta ediciĆ³n:

“A todo lo expuesto debo aƱadir, querido Luis, que por deseo expreso de Neruda se eliminarĆ” de esta selecciĆ³n de su obra toda la poesĆ­a que tenga un carĆ”cter definidamente polĆ­tico”.

No puedo ponerme a hacer una antologƭa tuya sin aclarar contigo este punto, pues ya estoy muy acostumbrado a las artimaƱas de los editores. Si estƔs de acuerdo con ello, pondrƩ manos a la obra inmediata y alegremente.

Un abrazo para Matilde, y deseando verte pronto aquĆ­ o allĆ­, se despide tu buen amigo.
Luis Rosales


"Estuve de acuerdo en eliminar fragmentos de la guerra civil"


Isla Negra, Febrero 15 de 1973
SeƱor Luis Rosales
Instituto de Cultura Hispana [sic]
Madrid

Querido Luis:
Contesto tu carta reciƩn llegada. No sƩ si ella se refiere a Ediciones autorizadas por Carmen Balcells, de Barcelona, que es mi Agente Literario.

Suponiendo que asĆ­ sea, tengo algunos antecedentes que darte: mi obra para publicarse en EspaƱa encontrĆ³ variadas dificultades y acuerdos que estaban a punto de cumplirse se echaron atrĆ”s a Ćŗltima hora por temores polĆ­ticos de varios Editores.

Por Ćŗltimo se llegĆ³ a acuerdo con una Editorial para que publicara una especie de Obras Completas en dos tomos. No recuerdo quiĆ©n fuĆ© el Editor. Para evitar los inconvenientes referidos estuve de acuerdo para que partes que harĆ­an peligrar la EdiciĆ³n se eliminaran de estas obras. Naturalmente que se trata de aquellos textos o fragmentos que contengan temas de la Guerra Civil que imposibilitarĆ­an la ediciĆ³n. De ninguna manera puedo eliminar mis poemas polĆ­ticos que no guarden relaciĆ³n con tales temas, y que por lo demĆ”s, por lo que veo, puede publicarse entre vosotros. Eliminar mis Poemas polĆ­ticos en general serĆ­a un disparate.

TambiĆ©n en la EdiciĆ³n de Obras Completas de Losada no estĆ”n tomados en cuenta Obras polĆ­ticas como CanciĆ³n de Gesta. Mi punto de vista es que estas Obras que por un motivo u otro encuentran obstĆ”culos insalvables, pueden publicarse en otro sitio y en otras condiciones. Mi Obra es demasiado espaciosa para que todo el mundo pueda encontrar allĆ­ lo que quiera y no me importa que tal o cual cosa no el guste a la gente, la objete o no la encuentre: siempre se contentarĆ”n con alguna parte de lo que he hecho. No tengo gran amor propio ni he sido nunca un intransigente polĆ­tico.

Que esta carta quede entre nosotros y tĆŗ procederĆ”s de acuerdo con lo que creas mejor bastĆ”ndome ya el placer de que te hayas encargado a tĆ­ esta AntologĆ­a. Me he quedado esperando las obras de Villamediana impresas que publicaste asĆ­ como las copias de CĆ³dices que tambiĆ©n me prometiste.

Te abraza fraternalmente
Pablo Neruda


“Eliminar los poemas polĆ­ticos de tu obra carecerĆ­a de sentido”

Madrid, 13 de febrero de 1973
Sr. D. Pablo Neruda
ISLA NEGRA (Chile). INSTITUTO DE CULTURA HISPƁNICA LR/PA.


Querido Pablo:
Me alegra haberte comunicado mis temores y que me hayas aclarado tu posiciĆ³n en el asunto. Te darĆ© los detalles que conozco de esta ediciĆ³n.

Coincide efectivamente con las indicaciones que tĆŗ me das de publicar dos tomos de mil pĆ”ginas cada uno. La editorial es ClĆ”sicos Noguer, S.A., y la ediciĆ³n estĆ” autorizada por Carmen Balcells, con la que me puse en contacto y con quien teno buena amistad-. A mĆ­ me han encargado que haga una selecciĆ³n de dos mil pĆ”ginas. Te acompaƱo fotocopia de la carta de Noguer.

Desde luego, creo como tĆŗ, que eliminar de una selecciĆ³n muy completa de tu obra los poemas polĆ­ticos carecerĆ­a de sentido, por eso te escribĆ­. AclararĆ© este punto con la editorial antes de comprometerme a nada. Por lo demĆ”s, querido Pablo, te repito que estoy encantado de hacer este trabajo de selecciĆ³n y estudio de tu obra.

En caso de aceptar el encargo, te tendrƩ puntualmente al corriente del desarrollo del trabajo. Como de todas formas habrƔ que suprimir unas mil pƔginas, en su momento te harƩ las consultas necesarias:

Recuerdos a Matilde y un cordial abrazo de
Luis Rosales 

 http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/30368/Neruda_Rosales_y_la_autocensura_preventiva

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