José Antonio Martín Otín, Petón para los amigos, participará, junto al periodista y escritor Paco Robles, el próximo jueves 28 a las 20ºº horas en el Club Antares, en el homenaje literario que la Asociación Cultural Ademán organiza en conmemoración al centenario del poeta andaluz Luis Rosales. Hoy le entrevista para su magnifica página: Dr. Livingston, supongo... el periodista Alfredo Valenzuela.
«Mi padre fue quien más huelgas de hambre le hizo a Stalin»
Representante de futbolistas como Fernando Torres, comentarista de radio, autor de una biografía sobre José Antonio y del libro «La desesperación del té» (Pre-Textos), sobre Pepín Bello y la Generación del 27, «Petón» intervendrá el jueves en Sevilla en un homenaje a Luis Rosales.
—Participará en el homenaje a Rosales tras la prohibición al de Foxá…
—Fue impresionante lo de Foxá. No merece más comentarios que los que tuvo en su momento. Participaré encantado en el de Rosales porque es una barbaridad de poeta, aunque fuese postergado por ser de los que perdieron la 'batalla' cultural.
— ¿Un homenaje de este tipo puede provocar la actuación violenta de la ultraizquierda, como argumenta la concejal Medrano?
—Si fuese de ultraizquierda denunciaría a la concejal por tacharme de enemigo de la cultura.
—Hablarán de la amistad de Rosales y Lorca…
—Si se habla de la vida y la obra de Rosales, es importante el capítulo de su amistad con Lorca. Toda su vida estuvo marcada por el secuestro y el infame asesinato de su amigo. Rosales padeció esa muerte, que le restó energía, vida y alegría, que lo convirtió en un hombre triste.
—En su biografía de José Antonio, también habla usted de su amistad con Lorca…
—Hay testimonios que la evidencian, como el del mismo Luis Rosales. Ahí Gibson ha dado bandazos tremendos, primero que sí fueron amigos, luego que no… Francisco García Lorca negó esa amistad, pero esos años él estaba en Egipto de diplomático ¿cómo pudo saberlo? A mí me lo dijo Pepín Bello y yo a él le creo.
— ¿Por qué una biografía de José Antonio? ¿Quedaba algo por saber?
—Todavía me entero de cosas sobre José Antonio. Queda mucho por saber, sobre todo de sus últimos días en la cárcel.
— ¿Se llama así por él?
—En casa me dijeron que por mi abuelo José y por mi abuelo Antonio. Pero conociendo a mi padre, que combatió en la División Azul, estuvo once años cautivo y fue quien más huelgas de hambre le hizo a Stalin, puede que la razón fuese otra.
—Se han metido con usted por ir al homenaje a los caídos en la División Azul…
—Por ir a ver a mi señor padre, que está enterrado en el monumento a los caídos en la División Azul. Si hubiera combatido en las Brigadas Internacionales, también hubiera ido, aunque no soy comunista, como no soy falangista.
— ¿Qué era lo que más le gustaba de su padre?
—Fue un héroe. Un tipo de una integridad y de un coraje asombroso, de una lealtad infinita que le hacía sufrir. Comíamos separados para no discutir de política. Cometió el error de adentrarme en José Antonio, y como yo le decía que el franquismo lo había utilizado de manera repugnante… Él supongo que también le debía lealtad al General.
—El presidente de la Junta también se llama José Antonio, pero prefiere que le llamen Pepe.
—Eso está bien. A mi llaman 'Petón', y José Antonio sólo cuando se trata de algo serio.
—Se extrañan de que usted cante el 'Cara al sol', pero a nadie le extraña que miembros del Gobierno canten el himno que cantaba Stalin ¿no es extraño?
—Es que los periodistas que fueron al homenaje en el cementerio de la Almudena a los caídos de la División Azul creían que iban a encontrarse con correajes y botas altas. Allí lo que hay es una reunión de abueletes que rezan, cantan "Yo tenía un camarada", que yo no lo canto, y levantan el brazo, que yo no lo levanto, aunque canté el 'Cara al sol'. Como no encontraron la manifestación nazifascista que creían que encontrarían, me pillaron a mí y se dijeron, hagamos carne de este pavo… Hay que decir que tuvieron la gallardía de colocar mi réplica en el mismo sitio que publicaron la información.
— ¿Sigue el consejo de Franco de no meterse en política?
—Sí, porque no me metí en política activa. No lo seguí antes, de joven, pero tuve la satisfacción de haber hecho lo que tuve que hacer. Había una verdad que se enfrentó a la mentira oficial: le arrebataron a un muerto sus símbolos, sus canciones y transformaron su discurso en lo que él nunca quiso decir.
—En su libro sobre José Antonio detalla el odio de las izquierdas a la bandera republicana.
—El decreto que crea esa bandera dice que se añade otro color "de la región que es nervio de nuestra patria", el morado de Castilla.
— ¿Se ha legislado desde el rencor?
—Ahora desde la incapacidad. Cuando el presidente del Gobierno se sintió fuerte legisló no desde el afán de justicia sino de ajustar cuentas. Y no me refiero a que se recuperen los restos de un familiar de una cuneta, porque si fuese mi caso no habría fuerza que me detuviera para recuperarlos, sino a recordar lo peor de lo que fuimos en vez de solucionar lo que tenemos, que es muy gordo, cinco millones de parados. Habría que repartir el trabajo igual que hay que repartir los beneficios.
— ¿Cuál es la principal enseñanza que sacó de Pepín Bello?
—Unir contrarios.
José Antonio Martín Otín, un gran tipo. Le escuche la primera vez en una Mesa Redonda den Alicante con Sanchez Dragó, Miguel Hedilla y el ex-alcalde de Benidor Pedro Zaragoza (q.e.p.d.)
ResponderEliminarUn saludo, y adelante con vuestra labor
Mis mejores deseos para el acto del jueves.
ResponderEliminarClaro que por el tema y los intervinientes el interés está asegurado.
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Sobre la amistad Lorca/José Antonio, además de Luis Rosales o Pepín Bello, no podemos olvidar el testimonio del poeta Gabriel Celaya, al que se lo dijo el propio Federico. El de Celaya es un testimonio que no puede considerarse interesado, porque él lo decía precisamente en tono negativo, hablando de la supuesta inconsciencia e ingenuidad de Lorca.
ResponderEliminarSe agradece la valentía intelectual de gentes como Petón o Paco Robles. Felicidades por el acto y que todo vaya muy bien.