(Entrevista de Francisco Correal)
(Fotografía: A. Cámara)
-¿Qué le unía a Alfonso Paso con Andalucía?
-Sus dos paraísos eran Granada y El Escorial. Mi abuelo, Antonio Paso, su padre, que también era autor, nació en Granada y mi bisabuelo tenía un carmen en el Albaicín.
-Nace en 1926 y muere en 1978. Le cundió el tiempo.
-Murió muy joven, con 51 años. Escribió más de 250 obras de teatro, fue actor en cuatro de ellas: Querido profesor, Nerón-Paso, Papaíto y Sosteniendo el tipo.
-¿Cómo surge la vocación de su padre?
-Estudió tres carreras: Arqueología, Periodismo y Psiquiatría. Roma era su pasión. A otros niños se les atraganta la historia, a mí me la convertía en cuentos. Mis primeras lecturas fueron las biografías de Nerón y Calígula.
-¿La gente pasa de Paso?
-La envidia es muy mala. La obra de mi padre está traducida a treinta idiomas. Se ha representado hasta en Japón. En la actualidad, hay obras suyas en cartel en Portugal, Alemania, Austria, República Checa, donde fue un acontecimiento, Hungría, Turquía, Argentina y México, país donde su obra El casado casa quiere se convirtió en la telenovela Familia de 10, varios años en antena.
-Nadie ha superado el récord de Enseñar a un sinvergüenza...
-Estuvo 23 años en cartel. Pepe Rubio era como de la familia. Ese récord sólo lo ha superado La ratonera, la obra de Agatha Christie en Londres.
-Fue prolífico en cine...
-37 películas basadas en sus obras: seis como director, 59 de guionista. 19 obras se llevaron a televisión en Estudio 1. Fue el único autor vivo español que estrenó en Broadway con El canto de la cigarra.
-¿Alfonso Paso y Alfonso Sastre son las dos Españas del teatro?
-Los dos empezaron muy jóvenes. Este país es muy dado a juzgar a la gente no por lo que hace. Es como si a un político lo juzgaran por cómo baila o a un futbolista por cómo escribe poesía. A mi padre hay que juzgarlo por lo que escribió y sólo Lope de Vega ha escrito más que él.
-¿Le pusieron la etiqueta de autor del régimen?
-Fue un autor odiado y olvidado por el régimen. No recibió una sola subvención, le cerraron dos veces el teatro, se arruinó. Los críticos y la censura lo machacaron. Una obra de teatro de 73 páginas la dejaron en sesenta y tuvo que escribirla de noche porque su gente, los actores, se quedaban sin comer. Su gente eran los actores y sus amigos el público que llenaba los teatros, porque mi padre escribía para el pueblo, para que se divirtiera y olvidara los problemas.
-¿Está en el callejero?
-Tiene una calle en Madrid porque se la pedí yo al alcalde Álvarez del Manzano y ahora está en la lista de apestados de la señora Carmena. En Granada tiene una plaza y una placa en la casa de El Escorial.
-Se habló de su padre en televisión con el equívoco entre su apellido y el tiempo verbal, paso, en un anuncio de televisión...
-Me lo dijo una amiga porque yo llevo 21 años viviendo fuera de España. Me resultó gracioso, pero me da mucha pena y les debería dar vergüenza. La obra de mi padre se estudia en universidades de Finlandia y Corea del Sur, sus obras están en la librería del Congreso de Estados Unidos.
-Marsillach en sus Memorias escribía que "algunos de los autores que hoy estrenan no tienen ni la mitad de olfato teatral...".
-Muchos de los actores que venían a mi casa son los que se olvidaron de él. No los voy a nombrar porque tengo educación. Cuando murió yo tenía trece años y lo veía apretarse los puños, morderse las encías, con dolores musculares de escribir para que su gente no se quedara sin comer.
-¿Viajó como sus obras?
-Decía que le gustaría ser como Marlon Brando, que sólo viajaba con un cepillo de dientes y que su sueño era vivir en un hotel.
-¿Una imagen?
-Después del estreno, medio teatro español pasaba por casa. Tengo fotos de niña con Antonio Garisa, Alberto Closas, Isabel Garcé.
-¿Una obra de su padre?
-Las más representadas fueron Vamos a contar mentiras y Cosas de papá y mamá, que ha vuelto a ponerse en Alemania y con la que está de gira María Luisa Merlo. Pero no todo era obras cómicas. Tiene alguna obra psiquiátrica.
Homenaje a un colchonero que vivía en el Bernabéu
Los pasos perdidos (Ediciones Barbarroja) es una recopilación de artículos de prensa de Alfonso Paso (1926-1978), con selección, edición y notas de Juan Vicente Oltra, profesor de la Politécnica de Valencia. Oltra reconoce la tarea de Almudena Paso (Madrid, 1964), hija del dramaturgo. El libro se presentó en Granada y hoy lo hace en Sevilla (La Revuelta (20:00). Artículos publicados en Abc, El Alcázar, Hoja del Lunes, Diario Madrid y revista Can Can, donde coincidió con Tono e Ibáñez. Tipo contra corriente, Paso era un colchonero que vivía junto al Santiago Bernabéu.
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