Entrevista de Josele Sánchez a José María García de Tuñón en www.alertadigital.com
Hablar con Tuñón (como se le conoce en el mundillo azul a este
incansable escritor y lector) es hablar con un libro abierto; todo son
citas y referencias históricas que recuerda como si llevara grabada la
wikipedia. Pese a sus 79 años, este economista e historiador, que todos
los días nada 4.000 metros y pasa tres horas en la biblioteca de su
Oviedo natal, está en plena actividad política e intelectual. José
María García de Tuñón y Aza no milita en ningún partido político aunque
el objetivo de su vida es recuperar la imagen de José Antonio Primo de
Rivera. Desde hace casi un año preside la Fundación José Antonio.
-Tres libros sobre el fundador de Falange Española publicados
en los últimos meses, el próximo mes de octubre el estreno de “Mi princesa
Roja”, un musical basado en su corta vida, también el cineasta Pepe de
las Heras con un proyecto de película… parece que se ha puesto de moda
José Antonio Primo de Rivera
¿De moda? No creo que el fundador de Falange esté ahora de moda
porque siempre estuvo en el pensamiento y en el corazón de muchos
españoles. Efectivamente, en estos últimos años han coincidido la
publicación de varias obras sobre él y el musical que usted cita,
incluso, como también dice, el proyecto de una película, pero no olvide
que, muy posiblemente, no existe político de aquella nefasta II
República que más biografías hayan escrito como las que han escrito
sobre José Antonio Primo de Rivera. Supera con mucho a los más conocidos
como Manuel Azaña e Indalecio Prieto. El primero, como usted sabe muy
bien, fue presidente de la República. ¿Quién se acuerdo, por ejemplo, de
quien también lo fue Niceto Alcalá Zamora? Así, pues, utilizando
sus mismas palabras, José Antonio siempre estuvo de moda, tanto para
historiadores de derechas como de izquierdas. Fue una figura que en todo
momento atrajo y sigue atrayendo, como se está demostrando.
– ¿Por qué José Antonio siempre ha sido calificado de
fascista cuando sus ideas políticas parecen mucho más a la izquierda que
el propio marxismo?
En primer lugar, habría que saber lo que cada uno entiende por ser
fascista, porque aquí se lo han llamado hasta a Felipe González, Adolfo
Suárez, a los de ETA, y también a Stalin, etc. Hay periodistas asiduos a
tertulias de distintas cadenas de televisión que todo lo que se mueve lo
llaman fascista. Son incapaces de llamar a una persona marxista, para
ellos no existe esta palabra. Cualquier cosa que ocurra que no guste a
la clase dominante, sea de derechas o izquierdas, descalifican al
contrario llamándolo fascista.
Miguel de Unamuno nos ofrece un párrafo donde demuestra la fuerza
que ya entonces tenía llamar a otro fascista: «Pasa por la plaza una
muchachita acompañada de un familiar, cuando un zángano mocetón se
divierte en hacerle una mamola. El familiar se vuelve a reprenderle, el
mocetón se insolenta y el otro arrecia en la reprensión. Y es entonces,
ante el grupo de curiosos que se arremolina, ¿qué se le ocurre al
zángano? Pues ponerse a gritar: “¡fascista, ¡fascista!”. Y esto basta
para que el reprensor tenga que escabullirse, no fuera que le aporreasen
los bárbaros».
No, José Antonio no fue fascista por mucho que se empeñen algunos en
tacharle de esta manera. También lo acusaron de bolchevique. Por eso,
hacen de José Antonio que a veces no le entiendan los que le quieren y
no le quieran los que le pueden entender. Para muchos sólo existe un
José Antonio patriótico desligado de otros compromisos, o un hombre que
en una época hizo frente con valentía al peligro marxista. Olvidan que
José Antonio reconoció todo lo bueno que pudiera haber en aquella
ideología, sobremanera en lo que a la justicia social se refiere. Por
eso tuvo que nacer, y fue justo su nacimiento (nosotros no recatamos
ninguna verdad), el socialismo, dijo en el discurso fundacional. Debido a
ello, acaso ha sido el español que más ha sufrido una deformación
porque se le ha convertido durante muchos años en una especie de mero
signo de una cierta vida oficial que más le ha perjudicado que
beneficiado, porque el pensamiento de José Antonio fue “secuestrado”,
a lo largo de muchos años, y sus tristes consecuencias las estamos
pagando aún hoy en día porque sigue siendo, para algunos, una figura a
la que hay que tergiversar, calumniar, falsear, difamar… y mezclar con
personas y personajes con las que jamás tuvo nada que ver políticamente
porque estaba en contra de la ideología de ellos y que eran los que
después le llamaron bolchevique.
Y para terminar, puesto que dice que las ideas políticas de José
Antonio se parecen mucho más a la izquierda que el propio marxismo,
permítame que trascriba unas palabras del vasco Jon Juaristi haciendo
referencia al etarra Mario Onaindía cuando éste fue condenado a muerte
en el consejo de guerra de diciembre de 1970, en Burgos: «…días antes de
que la sentencia fuese conmutada por la de cadena perpetua, Onaindía
sacó de la biblioteca de la cárcel las obras de José Antonio Primo de
Rivera y las llevó a su celda. Quería satisfacer una última curiosidad:
saber cómo pensaban aquellos que le iban a matar. A medida que leía, se
llenaba de espanto: entre la ideología de Falange y la de ETA apenas
había otra diferencia que el marco nacional en que unos y otros
pretendían aplicarla».
– ¿Qué fines tiene y qué actividades realiza la Fundación José Antonio que usted preside?
Simplemente intentar hacer llegar hasta al último rincón el
pensamiento y la doctrina de José Antonio. Por la respuesta anterior
vemos que el suyo es totalmente desconocido y lo confunden, como lo
confundió Onaíndía y tantos otros, con el franquismo. Sabemos que va a
ser tarea difícil. Pero queremos dejar a José Antonio en el lugar que
le corresponde en la historia de España.
– ¿Tiene sentido ser joseantoniano en el siglo XXI?
Si tiene sentido el socialismo, por ejemplo, por qué no va tener
sentido seguir las ideas que nos marcó José Antonio. Predecir el futuro
es harto difícil, porque nunca sabremos lo que nos depara. Las ideas
cambian, las personas cambian, las circunstancias cambian y mientras
siga habiendo en el mundo esas diferencias de clases, la ideología
falangista es totalmente válida. Es decir, sí tiene sentido ser
joseantoniano en el siglo XXI.
– Cataluña demandando su soberanía, la metástasis de la
corrupción amenazando la propia continuidad del sistema, la monarquía en
sus niveles más bajos de popularidad, más de cuatro millones de
españoles sin trabajo, miles y miles de personas que pierden sus
hogares, la economía española presa de las decisiones alemanas, ¿qué
pensaría José Antonio de esta España de 2.015?
No lo sé porque sería tan personal…Pero en el fondo, seguro que sería
un grito de dolor. Lo que está ocurriendo en Cataluña y lo que puede
ocurrir en el País Vasco, José Antonio lo dejó muy claro: «Todo
separatismo es un crimen que no perdonaremos». Lo que le puede estar
pasando a la monarquía, descendiente de aquella a la que ni un pelotón
de alabarderos salió en su defensa, para nada le preocuparía. En cuanto
al resto de su pregunta, debo repetir lo mismo: sería un grito de dolor
porque no debemos olvidar que la justicia social, esa justicia social
de la que tantas veces nos habló José Antonio cuando se refería a la
reforma agraria, a la nacionalización de la banca, etc., hizo que un
historiador francés, Christian Rudel, llegara a escribir que el programa
presentado por Falange en las elecciones de febrero de 1936 era, con
mucho, el más revolucionario de los que fueron propuestos en aquella
época. Es, pues, una muestra de lo que quería Falange que nada tuvo que
ver con lo que vino más tarde donde unos aprovechados se montaron a
lomos del caballo vencedor con el visto bueno de algunos falangistas que
se vendieron por muy poca cosa.
– Cada vez hay más intelectuales de izquierda reivindicando
la figura política del fundador de Falange Española ¿Va a ser al final
José Antonio un icono, más para la izquierda que para la derecha?
Así es. Si todos leyeran a José Antonio desapasionadamente como hizo
la escritora Rosa Chacel, que lo descubrió en el exilio después de
muchos años, seguro que hoy el fundador de Falange tendría muchos más
intelectuales de izquierda a su lado y no tendrían ningún inconveniente
en reivindicar su figura. De los político de aquella II República, no
olvidemos que Indalecio Prieto llegó a publicar una parte extensa de su
testamento; el también socialista Julián Zugazagoitia lo publicó íntegro
porque su contenido le impresionó. No olvidemos tampoco al anarquista
Diego Abad de Santillán que hizo todo lo que estuvo en su mano por
salvarle la vida. Se podían poner muchos más ejemplos, pero me alargaría
demasiado. Permítame solo el último que le va a sorprender: hasta el
mismo Carrillo dejó escrito que José Antonio a los treinta y tres años
no deseaba morir, lógico en una persona sana y vital; pero asumió su
fusilamiento con entereza y serenidad.
– Dígame por qué los falangistas le tienen tanta manía a Franco
Porque al final el jefe inevitable resultó ser él, el que menos
hubiera deseado José Antonio. Franco no figura para nada en aquel
proyecto de Gobierno que el fundador de Falange formuló en la cárcel de
Alicante. No estaba en su pensamiento y eso los falangistas lo sabían,
de ahí eso que usted llama manía, aunque también es cierto que otros
manipularon la figura del dictador como persona cercana a Falange y nada
más lejos de la realidad. Franco cogió principios de Falange que a él
le interesaban, pero cuando dejó de interesarle la mandó a paseo y esto
muchos falangistas nunca se lo han perdonado. Dicen que Ridruejo se
plantó un día ante Franco y le dijo que ya que tenían que aceptarlo como
Jefe Nacional de Falange, que capitaneara la Revolución para España,
que tan clara había dejado explicada José Antonio
– Nacionalización de la banca y de los grandes servicios
públicos, acceso del trabajador a la propiedad de los medios de
producción, la tierra para el que la trabaja… ¿No se parecen bastante
los postulados de José Antonio Primo de Rivera con los que ahora
defiende la izquierda radical de Podemos?
Indudablemente es así. Cuando José Antonio habló en el Parlamento de
la Reforma Agraria, Sánchez Albornoz quedó muy sorprendido de las cosas
que decía el fundador de Falange, según lo cuenta este ilustre
catedrático de Historia de España. El también político comunista, y buen
poeta, José Antonio Balbontín, dice que Primo de Rivera quería una
reforma agraria mucho más radical que la suya, incluso que la que pedía
el PCE. Palabras que están recogidas de la revista Altar Mayor, nº 113,
marzo-abril, 2007, escritas por el comunista José María Laso Prieto, ya
fallecido y con quien llegué a tener una buena amistad. El historiador
inglés, Gerald Brenan, también escribió que los socialistas no podían por
menos que tenerle cierto afecto. «En las discusiones de café
acostumbraba a decir que estaba más cerda de ellos que de los
conservadores. Apostrofaba a la República porque no socializaba los
bancos y los ferrocarriles y por tener miedo de emprender la reforma
agraria con energía».
En cuanto a la nacionalización de la Banca está claro el número 14 de
los puntos doctrinales: «Defenderemos la tendencia a la nacionalización
del servicio de la Banca…». A esa nacionalización se refirió también
varias veces en sus discursos. Hablando un día del paro que había, dijo:
«… la cifra de los beneficios obtenidos por los beneficiarios del orden
actual de cosas, los dueños de la Banca, es elevadísimo. Así la tarea
urgente que tienen los productores es ésta: destruir el sistema liberal,
acabando con las pandillas políticas y los tiburones…».
Hoy no sé si sería posible, dentro del Mercado Común, nacionalizar la
Banca, pero sí sería posible hacerle una serie de recortes. No se
entiende que los presidentes y consejeros, todos con una pequeña
participación en el capital total en cada uno de los bancos que presiden,
tengan los sueldos que tienen, mientras se lo regatean a los empleados.
Tampoco se entiende que puedan señalar indemnizaciones y/o pensiones
multimillonarias. Están publicados los nombres de los que las han
percibido. ¿Con qué derecho se les asignan esas cantidades enormes?
Aquí los gobiernos pueden decir algo, por eso, repitiendo las mismas
palabras de José Antonio, hay que acabar con esas pandillas políticas y
con los tiburones.
– ¿Qué es más importante para un falangista, la unidad de España o la justicia social?
Más o menos esta pregunta ya está contestada: «Todo separatismo es un
crimen que no perdonaremos». O sea, los falangistas creemos en la
unidad de España. Creemos asimismo en la justicia social: «Repudiamos el
sistema capitalista, que se desentiende de las necesidades populares,
deshumaniza la propiedad privada y aglomera a los trabajadores en masas
informes propicias a la miseria y a la desesperación». Pero usted me
pregunta lo que es más importantes para un falangista, si la unidad de
España o la justicia social. No sé, eso es como si pregunta a un niño
si quiere más a papá o a mamá. Pienso que a los dos lo mismo.
– Y en una situación límite para la unidad de España como la
que ahora vivimos ¿No deberían ser los falangistas los primeros en
reivindicar una alternativa electoral en bloque de todas las fuerzas
patriotas, un Frente Nacional?
Falange no tiene el Poder, los falangistas tendríamos que ponernos
única y exclusivamente al lado de los que defiendan esa unidad, sean de
derechas o de izquierdas. En cuanto a esa alternativa electoral en
bloque, es decir, lo que usted llama un Frente Nacional, no creo que sea
posible en estos momentos y posiblemente nunca. Sería una grave
equivocación que nos llevaría al mismo sitio por los que tuvo que pasar
Falange años atrás.
– Falange Auténtica, Falange Española de las JONS, Movimiento
Falangista de España, Izquierda Falangista… ¡vaya lío tienen ustedes
montado! ¿Ve usted posible algún día una sola organización falangista
fuerte, unida y capaz de competir con el resto de fuerzas políticas en
España?
Efectivamente, hay demasiadas Falange y mi experiencia me dice que
las seguirá habiendo porque no hay un entendimiento entre ellas. En
algunos casos ese entendimiento es más que imposible porque hay
diferencias ideológicas muy grandes. Seguro que muchos falangistas que
lean esta entrevista no estarán de acuerdo con algunas de mis
respuestas. Lo sentiría de verdad, pero yo contesto según me dicta mi
conciencia, no para dejar contentos a otros. Si lo están, recibiré una
gran alegría, si no lo estuvieran lo siento mucho por ellos.
– ¿Cómo se explica que un proyecto tan español como fue la
Falange esté encontrando seguidores en otra países, fundamentalmente de
Hispanoamérica, y estén surgiendo organizaciones falangistas más allá de
nuestras fronteras? ¿Se valora más la figura y la obra de José Antonio
fuera que en España?
No es nuevo ese proyecto. Desde el principio Falange tuvo seguidores
en países hispanos y los sigue teniendo. En la Fundación que yo presido
recibimos muchos mensajes de ánimo y nos piden información que con mucho
gusto nosotros se la damos.
– Según usted, ¿cómo sería esa España qué soñaba José Antonio Primo de Rivera?
Está en sus Obras Completas o, si se quiere, basta leer los 27 puntos
doctrinales de Falange. Su lectura no lleva más de quince minutos. Una
vez leídos, que iban a sorprender a mucha gente, se harían una idea de
la España que soñaba José Antonio.
– ¿No tiene a veces la sensación de que José Antonio entregó su vida en plena juventud para nada?
José Antonio dio su vida por España y no creo que su muerte haya sido
en vano, de lo contrario usted no me estaría haciendo todas estas
preguntas, ni los historiadores, como decíamos antes, se preocuparían de
él como lo están haciendo y, repito, más que cualquier otro político
de aquella época.
– Para finalizar, dígale a los jóvenes, a los chavales de
veinte años, que no conocieron la guerra civil, ni el franquismo, ni la
transición… por qué deberían enamorarse de José Antonio Primo de Rivera
Mi respuesta es muy sencilla: que lean a José Antonio y seguro que se
harán seguidores suyos. Les sorprenderá, por ejemplo, que muchas cosas
que ahora dicen los de ese partido llamado Podemos, ya las dijo José
Antonio hace muchos años. No olvidemos tampoco, que en aquella época,
muchos comunistas pasaron a engrosar las filas falangistas. La Historia
ya está escrita, que la lean y lo verán.
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