Los hechos ocurridos en octubre de 1934 fueron lo que después se hizo llamar Revolución de Octubre o, simplemente, Revolución de Asturias porque fue en esta región donde tuvo mayores y graves consecuencias. Aquí comenzó lo que Gustavo Bueno definió como guerra preventiva, provocada por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) a quien se unieron otras fuerzas que siguiendo consignas dejaron la capital del Principado totalmente devastada. Lo decía el manifiesto firmado por el Comité de Alianzas Obreras y Campesinas de Asturias: «Tras nosotros el enemigo sólo encontrará un montón de ruinas. Por cada uno de nosotros que caiga por la metralla de los aviones, haremos un escarmiento con los centenares de rehenes que tenemos prisioneros». Sin embargo cuando se cumple el 80 aniversario de aquella barbarie, que algunos llaman «revuelta», hay quien sigue conmemorándola, olvidando, por ejemplo, los asesinatos d 34 religiosos que nada tenían que ver con las reivindicaciones políticas sociales de quienes produjeron tanto dolor. Para recordar este aniversario,, nada mejor que organizar, en un edificio público, sin que nadie protestara, en este caso el Museo Arqueológico de Asturias, una charla que corrió a cargo de la Fundación Juan Muñiz Zapico, nombre de un sindicalista y político dirigente de Comisiones Obreras y del Partido Comunista de España, fallecido en enero de 1977 en un accidente de tráfico.
Posiblemente algún lector se habrá sorprendido de que me refiriera a la charla en un edificio público sin que nadie protestara. Lo digo porque hace no tanto tiempo la delegada de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Sevilla, Josefa Medrano (IU), aseguró que su departamento denegó un local a las Asociaciones Culturales Ademán y Fernando III, de un homenaje literario a Agustín de Foxá, falangista y diplomático, en el 50º aniversario de su muerte por «respeto a la memoria histórica». Añadiendo también esta nefasta mujer que «los centros cívicos son sitios para las relaciones sociales, la libertad y la democracia». Es decir, para esta clase de pícaros y pícaras, la memoria histórica empieza y termina donde ellos quieren, lo mismo que las relaciones sociales, la libertad y la democracia. No obstante el acto se celebró al aire libre, en el interior del Parque de los Príncipes, con la intervención del Premio Nacional de Literatura, Aquilino Duque, y con la asistencia de mucho público.
Por otro lado, el ministro del Interior, Jorge Fernández, declaró recientemente que Artur Mas y Oriol Junquera quieren llevar a Cataluña al 34. Recordemos que fue el 6 de octubre de 1934 cuando el presidente de la Generalitat, Lluis Companys, queriendo dar un golpe contra la República, proclamó el Estat Catalá, pero después de varios tiroteos y 50 muertos, no tuvo más remedio que rendirse, siendo a continuación detenido y juzgado, cayéndole treinta años de reclusión mayor. José Antonio había dicho en aquella ocasión: «España es la portadora de la unidad de destino, y no ninguno de los pueblos que la integran. España es pues, la nación, y no ninguno de los pueblos que la integran». Agregando que «España es irrevocable. Los españoles podrán decidir acerca de cosas secundarias; pero acerca de la esencia misma de España no tienen nada que decidir. España no es nuestra, como objeto patrimonial; nuestra generación no es dueña absoluta de España; la ha recibido del esfuerzo de generaciones y generaciones anteriores, y ha de entregarla, como depósito sagrado, a las que la sucedan. Si aprovechara este momento de su paso por la continuidad de los siglos para dividir a España en pedazos, nuestra generación cometería para con las siguientes el más abusivo fraude, la más alevosa traición que es posible imaginar».
Volviendo a las declaraciones del ministro de Interior, Jorge Fernández, el que fue presidente de la Junta del Principado de Asturias, el socialista Pedro de Silva, que terminó siendo consejero secretario del Banco de Asturias, y consejero de Hidroeléctrica del Cantábrico, escribió, refiriéndose a aquellas declaraciones: «El problema mayor es que cuando esas llamadas a la historia adquieren determinada potencia, el pasado, que está metido en su sepulcro, acaba oyéndolas, y a veces vuelve, aunque sea ya como un muerto viviente». Es decir para este socialista lo que dijo el ministro puede traer estas consecuencias, sin embargo no nos ha dicho las que puede traer la conmemoración o recuerdo, por parte de algunos, de este 80 aniversario de la Revolución de Asturias.
JOSÉ MARÍA GARCÍA DE TUÑÓN AZA
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