Juan Manuel de Prada
ABC
Se estrena, al fin, en los cines
españoles For Greater Glory, la película sobre la Guerra Cristera o
Cristiada (1926-1929), desatada en México después de que el gobierno del
laicista Plutarco Elías Calles cometiera los más inicuos atropellos contra los
católicos, incluidas matanzas de sacerdotes y fieles. La película, de factura
técnica más que notable, incorpora un elenco de campanillas (con nombres tan
vistosos como los de Andy García, Eva Longoria, Peter O’Toole o Rubén Blades) y
denota un esfuerzo de producción en verdad llamativo. Se trata de una obra de
declarada militancia católica; pero muy alejada del temible tono empalagoso
–cuando no aciagamente buenista— que suele lastrar las películas que se
presentan bajo este marbete.
For Greater Glory es una película
épica al modo clásico, llena de lances heroicos y pasajes conmovedores, muy
alejada del cine de acción de los últimos años, donde las pirotecnias y
aspavientos propios del género enmascaran argumentos vacuos y personajes sin
encarnadura. En For Greater Glory no faltan, desde luego, las
secuencias trepidantes, los tiroteos y escaramuzas bélicas; pero, al hilo de
tales secuencias, se nos plantean conflictos humanos vigorosos y desgarradores y
se nos presenta una panoplia de personajes de lo más variopinto. Desde el Beato
Anacleto González Flores, un líder católico que acaudilló la resistencia
pacífica contra Calles antes de ser martirizado, al aventurero Victoriano
Ramírez, alias “el Catorce”, cuyas hazañas sanguinarias lo envolverían en una
aureola de leyenda. Desde el niño José Sánchez del Río, también beatificado por
la Iglesia, quien fuera martirizado del modo más sañudo, al cura cristero José
Reyes Vega, responsable de ordenar incendiar un tren sin evacuar antes a los
pasajeros. Y, por encima de todos, el general Enrique Gorostieta, comandante del
ejército cristero, un hombre más bien descreído que acabaría convirtiéndose,
impresionado por la fe de sus soldados. For Greater Glory, que se
permite ciertas licencias en la reconstrucción biográfica de sus protagonistas
(así, por ejemplo, en la relación entrañable que se entabla entre el general
Gorostieta y el niño José Sánchez del Río, que tal vez ni siquiera llegaran a
conocerse), no escamotea sin embargo los aspectos de su personalidad más
vidriosos o problemáticos, que deja al juicio del espectador; tampoco, oculta,
por cierto, las disensiones en el seno del bando cristero, y aun de la propia
jerarquía católica.
Pero si hay algo que For Greater Glory no
oculta es que la Cristiada fue, en su esencia y por encima de otras
circunstancias políticas o económicas, una guerra religiosa, desatada por odio a
la fe católica. El “¡Viva Cristo Rey!” que los cristeros lanzan, a modo de
proclama inquebrantable, antes de entrar en la batalla, y que sus mártires
repiten ante sus ejecutores, después de haberlos perdonado, así nos lo recuerda
constantemente. En España también tuvimos otra guerra en la que muchos inocentes
murieron lanzando ese grito, pero ninguna película los conmemora. En este
sentido, For Greater Glory resultará para muchos espectadores españoles
una película incómoda; no sólo para los laicistas satisfechos de su hegemonía,
sino también para los tibios, los “políticamente correctos” y demás faunas
gallináceas autóctonas. Al resto, la película no les defraudará: disfrutarán de
casi dos horas y media de un cine épico y vibrante que ya no se estila; y
saldrán de la sala oscura conteniendo a duras penas la emoción que les anuda la
garganta y preguntándose por qué una película así es inconcebible en España. Si
alguno llegara a responder esta pregunta, ya no dejaría de
llorar.
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domingo, 7 de abril de 2013
ESTRENO DE LA PELÍCULA CRISTIADA
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