lunes, 30 de junio de 2014

HOMENAJE POÉTICO A LOS HERMANOS MACHADO EN SEVILLA


sábado, 21 de junio de 2014

Epílogo para el último bohemio

Se cumplen 50 años de la muerte del poeta sevillano Rafael Cansinos Assens, el hombre que lideró las vanguardias salvajes y que describió el Madrid noctívago de la santa bohemia.

Eva Díaz Pérez (El Mundo).

Cansinos Assens se perdió un día en algún lugar de su biblioteca y jamás se le volvió a ver, entre el olor a moho dulce de los libros viejos. Corría el mes de julio de 1964. Hace ahora cincuenta años, medio siglo de su desaparición entre páginas librescas, recordando su pasado de poeta de las vanguardias salvajes. Cuando el poeta sevillano apostolaba en el Café Colonial como líder de los hampones del verso, aunque él se retiró a tiempo de aquel mundo de aguafuertes, vicios, hambre y miseria, de la inspiración de las musas del arroyo y de los horrores de la sífilis con solera literaria.
Hay una escena memorable sucedida en 1963, sólo un año antes de su muerte. Borges, que lo consideraba su maestro, visita a Cansinos en su casa madrileña. Se abrazan el viejo y el ciego, buscándose en la oscuridad, recordando en el temblor de la voz versos que llevan muchos años guardados en los baúles del tiempo.
Gómez de la Serna, el otro apóstol de la vanguardia que oficiaba en la botillería y Café Pombo de la calle Carretas, resumió a aquella santa bohemia:«Todos resultamos embadurnados como de polvos de gas, pálidos, creosotados, convertidos en blancos espíritus con los ojos brillantes y suspendidos».
Del hombre que había reflejado de forma excepcional aquel Madrid desaliñado en sus memorias La novela de un literato apenas quedaba un recuerdo, una vaga melancolía. La Guerra Civil es el agujero negro en el que se pierde el gran escritor, un túnel de espanto y sangre que desemboca en otra vida.
En 1940 la Dirección General de Prensa de la Dictadura le invalidó para ejercer la profesión de periodista «por ser judío y llevar una vida rara». No era judío, sólo había impulsado la memoria sefardí con libros como El candelabro de siete brazos. Lo mejor es lo de la vida rara...
Cansinos Assens se refugia dentro de su biblioteca y malvive a base de traducciones: Dostoievski, Goethe, Balzac. Al mismo tiempo escribe unos diarios que aún permanecen inéditos. Algunos en inglés, francés, alemán o árabe, no se sabe si por miedo a que los pudieran leer o por recrearse en el gusto por las lenguas ajenas.
Cansinos Assens nació a las dos de la tarde del 24 de noviembre de 1882 en el número 7 de la calle de la Tinaja en la Alameda. Su familia se marcha a Madrid siendo él muy joven, pero Sevilla será siempre la ciudad de su memoria, «el jardín andaluz» que cambia para ser trasplantado «al yermo madrileño». Es la ciudad del Mediodía que rescatará a través de un prodigioso ejercicio de nostalgia en la mítica revista Grecia que dirigía Isaac del Vando en la calle Amparo 20, y que fue la plataforma de los poetas salvajes del ultraísmo. Esa Sevilla que era como el «Nazaret del Ultra» y en la que los ultraístas convertían sus mapas en caligramas y recorrían Sierpes como si anduvieran animados por versos eléctricos hasta llegar al antiguo café Kursaal en alucinadas travesías nocturnas.
Existe un recorrido sentimental para la memoria de Cansinos. El niño de la calle de la Tinaja, que llegaría a gran apóstol de la vanguardia, es bautizado en la iglesia de San Martín. La familia pasó luego a vivir a la calle Castellar 57 que reflejaría en su novela El manto florido. Estudió en la escuela de los Padres Escolapios de la antigua plaza de la Paja, en la actual plaza Ponce de León. La última residencia fue en la plaza de San Román.
Lástima de los legados poéticos baqueteados en viajes de ida y vuelta por culpa de las decisiones de políticos de la ignorancia. Ocurrió con los papeles de Cansinos que fueron trasladados de Madrid a Sevilla ante la falta de implicación del gobierno de la comunidad de Madrid para luego regresar otra vez a la capital por culpa del mismo desprecio del Ayuntamiento de Sevilla que había sacado pecho poético y patriótico para terminar dejando en la estacada el archivo que se dedicaría al autor.
En sus últimos meses camina lentamente por el pasillo, el pelo alborotado de sueño, el batín y las babuchas de estar en casa. Pasea por la biblioteca y apenas sale ya a la calle. Cuando enferme, en marzo de 1964, su viuda Braulia Galán tendrá que llevarlo al Sanatorio Ruber en taxi porque se niega a ir en ambulancia. Ya fue difícil convencerlo para que se montara en un coche. Los odiaba. Jamás se volvió a subir a uno desde el Madrid de la guerra. Había visto cómo montaban en coches a los que llevaban a fusilar.
Es curioso imaginar al gran Cansinos Assens del Madrid finisecular y de las primeras décadas del siglo vagar incierto por una ciudad y un mundo que no comprende. Bajo su calle pasan vertiginosos los automóviles y las calles se llenan de luces de neón. Hace tiempo que desapareció su Madrid nocturno y golfemio con poetas de chalinas sucias.
Apenas queda nadie de aquella galería de espectros que se reflejaba todas las madrugadas en los espejos velados de cafés que ya no existen: el Fornos, Pombo, de la Montaña, del Gato Negro, el Colonial. Y no son más que un recuerdo cada vez más lejano aquellos bolcheviques de las letras, poetas de arrabal y aguardiente: Joaquín Dicenta, Emilio Carrere, Barrantes, Pedro Répide -del que González Ruano decía que olía a «perfume barato, organillo y churros de verbena»-, Francisco Villaespesa, Alejandro Sawa, Felipe Sassone, Alfonso Vidal y Planas, que asesinó a tiros a Antón del Olmet una noche en el Teatro Eslava.
En la memoria de Cansinos atraviesa fugaz el sablista Pedro Luis de Gálvez con su capa andrajosa de color incierto por tantas noches a la intemperie. Sobre el siniestro poeta que pedía limosna por los cafés llevando a su bebé muerto en una caja de zapatos escribió:«Era un poeta con facha de bandido, ojos de búho, nariz corva, greñas hirsutas y hablar ceceante y rayente, alcohólico habitual, de un histrionismo innato y hábil en todas las artimañas de la picaresca». ¿Dónde estarán ahora todos esos fantasmas?, dirá mientras se pierde en el rincón de su biblioteca donde se le vio por última vez.

 

viernes, 20 de junio de 2014

Estreno de la película de Angel Pérez Guerra, En el último minuto.

Parmabea Producciones, el director del film, Ángel Pérez Guerra, y Megaocio, tienen el gusto de invitarle al estreno de la película En el último minuto y del documental La O: Esperanza y Vida, que tendrá lugar el próximo miércoles día 25 de junio, a las 20:30 horas, en los Cines Al-Andalus Bormujos (Centro Comercial Megaocio, autobús Sevilla- Bormujos, 163). Entrada libre hasta completar aforo www.enelultimominuto.com


lunes, 16 de junio de 2014

Los últimos días de José María Hinojosa poeta asesinado por la República Española

Editan un libro sobre los últimos días de José María Hinojosa

Diario El Mundo

PAPELES DEL PARAÍSO

El triste epílogo de un poeta

El vuelo imposible del poeta buzo y la aviadora

  • El libro 'El buzo y la aviadora' reconstruye con una obra de teatro los
    días de cárcel que precedieron al fusilamiento del poeta del 27 José
    María Hinojosa al inicio de la Guerra Civil

  • Aunque tras ser fusilado por los republicanos cayó en el olvido, Hinojosa fue el introductor del surrealismo en España y el mecenas de la malagueña imprenta Sur 
  • Su trágico final también truncó su historia de amor con Ana Freüller, la pionera de la aviación malagueña con la que iba a contraer matrimonio

Reunión de la Orden de Toledo en la Venta de Aires. De izquierda a...
Reunión de la Orden de Toledo en la Venta de Aires. De izquierda a
derecha: Pepín Bello, José Moreno Villa, Luis Buñuel, Ernestina
González y Salvador Dalí. Sentado: José María Hinojosa. Toledo, 1924.




El paso del tiempo se rebela a veces contra su propia inercia, y nos
recuerda que hay travesías vitales que no merecen estar sepultadas bajo
la losa del olvido. En el caso del escritor malagueño José María
Hinojosa (1904-1936), parece que su doble condición en
apariencia antagónica de líder de la derecha fusilado por la República y
poeta de la Generación del 27 ha sido suficiente para que una geografía
cainita mire durante décadas a otro lado
. Para que se lo obvie y se olvide su interesante universo literario, su vitola de
introductor del surrealismo en España o su importante apoyo económico a
la imprenta malagueña Sur, que alumbró los primeros libros del 27

y el nacimiento de la mítica revista Litoral. Afortunadamente, un
legado tan vasto para sus apenas 32 años de existencia, y su amistad con
los grandes intelectuales de aquel país convulso, no ha pasado
desapercibida para ciertos estudiosos como Alfonso Sánchez, quien acaba
de dedicar un libro más a su figura, con la novedad de que no se trata
de un ensayo sino de una obra de teatro. Se titula El buzo y la
aviadora, ha sido editado por Fundación Málaga y el Centro del 27 de la
Diputación, y en ella se reconstruyen los días previos a su fusilamiento que transcurrieron en una prisión malagueña. Con
el subtítulo de Fantasía en un prólogo, dos actos y un epílogo como
sugerente advertencia, se trata de una obra de ficción basada en hechos
reales, en palabras de su autor, quien llega a imaginar hechos
que no sucedieron como un hipotético encuentro en la cárcel de Hinojosa
con la mujer con la que iba a contraer matrimonio, la pionera de la
aviación malagueña Ana Freüller
.

Portada del libro de Alfonso Sánchez

La acción transcurre en esos días de cárcel antigua que precedieron a
su fusilamiento. Pero no se queda ahí. Evita regodearse sólo en un
periodo tan corto como machacado de incertidumbre. El Hinojosa que el
experto en su obra Alfonso Sánchez ha convertido en personaje de teatro
es un Hinojosa que sueña. Que viaja en el tiempo hacia atrás. Que
se reencuentra con sus amigos escritores. De ahí que en estas escenas
sobre su vida se recuperen reuniones surrealistas y maratonianas, como
las de la Orden de Toledo, en las que los tertulianos se entregaban a
dos premisas: la de no ducharse y la de beber hasta emborracharse
.
Y, en línea con todo aquello, se reconstruyen en esta obra de teatro
las explosiones de delirio cómplice que, por ejemplo, compartieron en la
manchega Venta de Aires, allá por 1924, Pepín Bello, José Moreno Villa, Ernestina González, Luis Buñuel, Salvador Dalí e Hinojosa.


Además, también se recrea otro 'meeting point' de la gente del 27, de la joven poesía española de entonces, como el que unió en
1928 en un merendero de una playa malagueña a José Moreno Villa,
Federico García Lorca, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados, Rafael
Alberti, José María Hinojosa y Luis Cernuda,
quien se había desplazado hasta Málaga para ver por primera vez el misterio del mar.


Por muy cercana que esté, por mucho que impregne cada hora que avanza
hacia ella, en El buzo y la aviadora, no sale a flote la muerte. No
resuenan los disparos en las tapas del cementerio. En el epílogo más
definitivo en este recorrido por los últimos días del poeta, se oye la
suite begamasque de Debussy. Y, en el mismo tramo final que despide la
obra de teatro, otro intelectual abocado a idéntica sinrazón, a calcado
desenlace con distinto color, Federico García Lorca, le habla a
Hinojosa de la madre de Charlot, de Fernando Villalón y Marcel Proust,
de fiestas galantes en París y de toros bravos con los ojos verdes
.
A juego con el tono de la esperanza que viste de optimismo y de
inmortalidad vitalista el epílogo más cruel. El triste e injusto 'end'
que le tocó en suerte a este poeta del 27.

Ana Freüller, la aviadora de la que estaba enamorado el poeta José María Hinojosa.

En este recorrido teatralizado de últimos días, de páginas finales de
una existencia maldecida, de epílogo acechado por la guadaña de la
muerte, late con fuerza joven y ahínco imparable la vida misma de José
María Hinojosa. Se palpan sus ganas de seguir atravesando el mundo con
esos pasos inquietos y entusiastas a los que les cortó las piernas la
esquizofrenia de una guerra. Y es ahí, en el reflejo de su travesía
vital que huye de los paradójicos barrotes de la cárcel, donde se hace
inevitable el retrato del amor que le unió a Ana Freüller. Los dos,
Hinojosa y la pionera de la aviación malagueña, son en las páginas
imaginadas por Alfonso Sánchez el buzo y la aviadora. Los
protagonistas de una historia de amor imposible. De un vuelo por el
cielo de la vida que cayó prisionero de la fatalidad y de los disparos
que el destino le tenía reservado a José María Hinojosa Lasarte.

Al escritor. Al poeta buzo que traza el retrato más certero de su
biografía en contadas palabras, en esta conversación con su amada Anita
Freüller que hacen posibles los renglones de justicia que han aportado
esta obra de teatro sobre el triste epílogo del intelectual de
Campillos:



ANA F.: ¿Y tú por qué escribías?
J.M.H.: ¿Yo? Por lo mismo que tú vuelas, Ana, pero al revés. No... En
serio. Porque escribir era como bucear: un viaje a las oscuras
profundidades del yo.

miércoles, 11 de junio de 2014

Contra la infamia del infame Jorge M. Reverte

CARTA ENVIADA A EL PAÍS (por Alfredo Valenzuela)

'Matones'
Señor director, la reseña del libro "La División Azul. Rusia. 1941-1944", de Jorge M. Reverte, que su periódico publicó el sábado 5 de marzo concluía calificando a los integrantes de la División Azul de "matones que se creían héroes y cruzados cristianos". ¿Le parece apropiado, señor director, calificar de 'matones' a Luis García Berlanga, Luis Ciges, Dionisio Ridruejo, Tomás Salvador y Fernando Vadillo, entre otros?- Alfredo Valenzuela. Sevilla


Alfredo Valenzuela

domingo, 8 de junio de 2014

El realismo mágico y sus paternidades (Manuel Alonso Trevicortov en dignidaddigital.com)

Reproducimos este interesante artículo de Manuel Alonso Trevicortov. Quizá hubiese que añadir Wenceslao Fernández  Flores (1885-1964) y su Bosque Animado (1943) entre otras obras)

Ha muerto Gabriel García Márquez, una figura mundial de las letras, especialmente de las hispanoamericanas. No puedo asegurar un número exacto pues no tengo datos rigurosos, pero calculo, por aproximación,  que he leído, al menos el noventa por ciento de sus novelas y cuentos. Y diré bien claro que todas me parecieron magníficas. Quede esto bien sentado. Pero no voy a hablar hoy de tan famoso y admirable personaje. Mucho se ha escrito estos días sobre él y sin duda, se seguirá escribiendo, tanto de su legado literario como de su posicionamiento político de socialista convencido y militante, muy cercano a Fidel Castro, aunque siempre afirmó que no era comunista, negociador entre las FARC y el gobierno colombiano, parece que siempre buscando entendimientos y concesiones...en fin, repito, no voy ahora analizar posturas o hechos. Dejemos eso para los especialistas en análisis políticos.


(Gabriel García Márquez)


Se ha afirmado, insistentemente, que García Márquez es el padre del "realismo mágico", esa forma de narrativa que mezcla con naturalidad lo cotidiano y real con lo irreal y fantástico o que muestra lo irreal como algo cotidiano. No me cabe ninguna duda de que esta forma narrativa fué manejada magistral y profusamente por este autor pero opino que me parece inexacto el afirmar que haya sido su creador o lo que es lo mismo, adjudicarle su paternidad. Muchos escritores, especialmente del otro lado del Atlántico han sido habituales cultivadores de dicho estilo de narrar:
Úlsar Pietri, María Luisa Bombal, Álvaro Mutis (¡Maqrol, el gaviero!), Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Octavio Paz, Vargas Llosa... También podría citar a Mújica Láinez pero de éste, solamente leí "El unicornio" y tengo que confesar que no entendí nada. Por lo tanto, no voy a presumir de conocer a fondo la obra de todos los citados pero sí lo suficiente para poder opinar con mis modestas nociones y. desde luego, sin pretender sentar cátedra. Simplemente, compartir.
He dejado sin citar en la lista expuesta a dos autores que, para mi modesta opinión sí serían acreedores a esa paternidad con la que andamos a vueltas. Tienen los dos las mismas iniciales: AC (y no se trata de ninguna cadena hotelera). Son Alejo Carpentier y, especialmente nuestro Álvaro Cunqueiro. Éstos, y todos los citados más arriba, son contemporáneos pero, precisamente estos dos últimos están entre los nacidos con anterioridad: 1904, Carpentier y 1911, Cunqueiro. Esto no quiere decir nada especial pero se supone que algunos de sus escritos tienen primacía en el tiempo. Tampoco quiero decir que hayan sido copiados o imitados. Solamente considero que son los primeros.
Para mí, la obra de Carpentier, suizo-francés-cubano fué un descubrimiento algo tardío y casual, al caer en mis manos "El siglo de las luces" que me dejó con los ojos y boca abiertos por el extraordinario modo de narrar de que hace gala, con toda la categoría de un clásico y por la exuberante riqueza de vocabulario, con unas descripciones de un tono mucho más que brillante. Un verdadero artista del lenguaje, que cultivó ese realismo mágico. Recordemos "Los pasos perdidos" y, sobre todo, sus cuentos cortos.
Por último, y ésta era o es la intención del escrito, quisiera centrarme un poco más en el escritor para mí de mayor y desbordante imaginación de todos los que conozco: Álvaro Cunqueiro, gallego, de Mondoñedo, extraordinario erudito, también periodista como muchos de los citados, poeta en dos idiomas cuya lectura supone ir de sorpresa en sorpresa, de admiración en admiración, pasar de la risa al llanto, en fin, verse sumergido en un mundo mágico, cómico, trágico, desconcertante, surrealista, un mundo de historias entremezcladas en el que podemos contemplar que...Después de la batalla de los cuatro reyes y una vez que San Gonzalo detiene una invasión de los normandos el año del cometa, Ulises viaja por Galicia, se encuentra con León Leonardo, viejo marinero que con sus ahorros ha fabricado su barco pero ya, impedido, no puede navegar por lo que lo pone en venta por una moneda de oro en una de cuyas caras lleve acuñada la figura de un navío y, al que pueda comprárselo, le regala la mar, esa mar que cruzará el viejo Simbad cuando vuelva a las islas y tal vez se encuentre con un hombre parecido a Orestes que no ha mucho tiempo, convivió unos días con Fanto Fantini de la Gherardesca cuando éste acababa de fugarse de la prisión donde estaba encerrado, convirtiéndose en un halo nebuloso que se deslizó por la rendija de la puerta sin ser visto...Don Hamlet de Dinamarca, Merlín y familia...Este es el maravilloso y sorprendente mundo de Álvaro Cunqueiro, Galicia y Bretaña, región ésta que nunca conoció pero que describe forma magistral.
Sus novelas, es cierto, no tienen la densidad ni extensión de las de García Márquez o Vargas Llosa pero son tan ricas en imaginación que su lectura constituye un gozo insuperable.


(Álvaro Cunqueiro)


Su descripción de la corte del rey Arturo en completa decadencia, con éste, viejo y enfermo en el lecho, en la que un vivaracho enano hace todas las funciones, desde guarda en la puerta del castillo hasta enfermero que cura las almorranas al monarca, así como la representación de la obra de Shakespeare "Romeo y Julieta" en un manicomio a cargo de un grupo de muertos-vivos que viajan con un Sochantre, vivo, constituyen el colmo de lo fantástico mezclado con lo real.
¿No es esto realismo mágico? Así es, así fue el estilo de Álvaro Cunqueiro, nuestro grandísimo autor de mágica pluma cuya figura está semiolvidada gracias a la cultísima izquierda resentida y a la derecha cobarde y vergonzante de nuestro país... porque nuestro hombre perteneció a la Falange y colaboró en publicaciones del "bando sublevado", ¡vaya demérito y vaya pecado! Pues así es, repito este gran gallego y español que redactó en vida su propio epitafio:

Eiqui xaz alguén, que coa súa obra, fixo que Galicia durase mil primaveras máis
(Aquí yace alguien, que, con su obra, hizo que Galicia durase mil primaveras más).

Es un deber recordarlo, reivindicar su figura y, sobre todo, leerlo una y mil veces. Aparte de disfrutar, sin ninguna duda, ayudaremos a que se cumpla su epitafio, merecedor de toda justicia.


Manuel Alonso Trevicortov