martes, 30 de octubre de 2012

Aquilino Duque, experto en Menéndez Pelayo

Por su interés reproducimos este artículo de Alfredo Valenzuela para Efe, publicado en el Correo Vasco.
Aquilino Duque
 
Alfredo Valenzuela
 
Sevilla, 27 oct (EFE).- El escritor Aquilino Duque, director del curso sobre la figura y la obra de Menéndez Pelayo que, en conmemoración del centenario de su muerte, se celebrará en Sevilla el lunes y el martes, considera que "cualquier otro país estaría orgulloso de tener una figura de su envergadura".
Aquilino Duque (Sevilla, 1931) ha lamentado, en conversación con Efe, que este centenario "en lo oficial, no haya merecido fastos ni ceremonias", ni un congreso que haya servido para revisar su figura, como si este silencio fuese continuación de una histórica actitud hostil hacia Menéndez Pelayo.
"Ortega le debe mucho y no pronunció su nombre jamás", ha recordado.
"La Generación del 98 también lo silenció, cuando eran jóvenes todos se metieron con él", ha añadido el escritor sevillano, quien sin embargo ha destacado la exposición de primeras ediciones de los escritores del 98 dedicadas a Menéndez Pelayo que se ha celebrado este año en Santander y que demuestra cómo ese distanciamiento se tornó veneración.
 
"La más emocionante de esas dedicatorias es la de Antonio Machado, que envía desde Baeza un ejemplar de 'Campos de Castilla', con dedicatoria del 20 de mayo de 1912; no se había enterado de que don Marcelino había fallecido la víspera", ha señalado Duque.
En el recién publicado "Menéndez Pelayo. Genio y figura" (Encuentro), del que Duque es coautor junto a César Alonso de los Ríos e Ignacio Gracia Noriega, el escritor sevillano apunta cómo también tuvo una "hostilidad juvenil" hacia un señor a quien no se había tomado "la molestia de leer".
Duque ha reiterado que aquella hostilidad de su época universitaria se debió a razones extraliterarias y extracientíficas, pero, ha añadido: "Como nos sucede a todos, una vez que nos acercamos a su obra, sucumbimos".
Duque ha rememorado que cuando Jorge Luis Borges dirigía la Biblioteca Nacional Argentina tenía dos libros de autores españoles sobre su mesa, "El Quijote" y la "Historia de los heterodoxos españoles", de Menéndez Pelayo, obra que ha considerado la más adecuada para adentrarse en la obra del sabio santanderino.
Menéndez Pelayo
 El especialista ha añadido que "Historia de los heterodoxos españoles" se lee como "una novela, es polémica y divertida, está bien escrita y es amena"; una narración que cuenta la vida del Padre Marchena y la de Servet, entre otros.
"En 'Los heterodoxos' está lo esencial de lo que hay que decir de cada personaje, también de Blanco White", añadió.
"A don Marcelino -escribe Duque en 'Genio y figura'- se le opusieron frontalmente todos aquellos que estimaban que toda la Historia de España era la historia de una equivocación, en la que, en nombre de un afán de unidad, se habían sofocado desde los siglos más remotos todos los brotes heterodoxos que podrían haber hecho de la piel de toro una piel de cocodrilo".
No obstante, el especialista señala que la obra del sabio santanderino "no se dirigía en exclusiva a sus compatriotas o correligionarios, sino a todos aquellos a quienes participasen en una tradición y una historia comunes, por más que habitasen en otros confines o profesaran ideas contrarias".
En el curso que el lunes y el martes se celebrará en la Academia de Buenas Letras de Sevilla, organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), intervendrán, además de Aquilino Duque, los catedráticos José Luis Comellas, Vicente Lleó y Francisco Rodríguez Adrados, y el periodista César Alonso de los Ríos, entre otros. 
EFE

No es problema

No es problema
Miguel Angel Loma
Erróneamente se podría pensar que en Cataluña deben ser ya muchos los que han perdido el seny, cuando alguien como el presidente del Grupo Nutrexpa, cuyos productos tienen como principales consumidores a todos los españoles, participa en una manifestación convocada para decirle al resto de España que ahí os quedáis, porque somos tan solidarios que, de vosotros, sólo admitimos vuestros dineros. Pero no, no es tan grave la cosa si atendemos a muy autorizadas voces. Como por ejemplo la del Príncipe de Asturias en la recepción ofrecida en el Palacio Real con motivo de la Fiesta nacional del pasado 12 de octubre, donde don Felipe de Borbón -en respuesta a un grupo de periodistas que le preguntó por la situación catalana- contestó que «Cataluña no es un problema», y que lo que está sucediendo lo pueden arreglar lo políticos y las instituciones si actúan con responsabilidad y siguiendo todos el mismo rumbo; que es algo muy parecido a aquello de que si mi abuela tuviera dos ruedas, un sillín y un manillar, en vez de mi abuela sería una bicicleta. Y  que también nos recuerda a aquel «Hablando se entiende la gente» que hace ya casi diez años le dijo su padre al republicano y secesionista Ernest Benach, presidente por aquel entonces del Parlamento catalán. Es lo que tiene ser rey o príncipe:  que se disfruta de una visión de Estado mucho más sosegadora y apacible de la que padecemos quienes no podemos observar la realidad desde excelsas atalayas. Pero no, no hay que preocuparse. Ni siquiera ahora que hasta un club de fútbol como el Español (o Espanyol, da igual) apuesta abiertamente por la internacionalización de las selecciones deportivas catalanas, y un joven obispo como Novell cree posible pescar en los charcos. Cataluña no es un problema, el príncipe no va desnudo y siempre nos quedará Cartagena.   
Miguel Ángel Loma 

Estelada

viernes, 26 de octubre de 2012

Genio y figura

Por su indudable interés reproducimos este artículo publicado en Diario de Sevilla.
Rafael Sánchez Saus
HOY presenciamos el lento suicidio de un pueblo que engañado mil veces por garrulos sofistas, empobrecido, mermado y desolado, emplea en destrozarse las pocas fuerzas que le restan y, corriendo tras vanos trampantojos de falsa y postiza cultura, en vez de cultivar su propio espíritu hace espantosa liquidación de su pasado, escarnece a cada paso las sombras de sus progenitores, huye de todo contacto con su pensamiento, reniega de cuanto en la historia los hizo grandes, arroja a los cuatro vientos su riqueza artística y contempla con ojos estúpidos la destrucción de la única España que el mundo conoce". Cuando Marcelino Menéndez Pelayo pronunció estas palabras que nos traspasan corría el año de 1910, España asistía al agotamiento de la monarquía constitucional canovista, los separatismos irrumpían con fuerza creciente tras el desastre del 98 y al gran intelectual de la Restauración le quedaban menos de dos años de vida.

El centenario de la muerte de Menéndez Pelayo, más allá del preceptivo congreso de especialistas y del homenaje de su Santander natal, está pasando del todo inadvertido y por eso son más destacables dos acontecimientos, uno reciente, el otro inminente: el primero, la aparición en Encuentro de Menéndez Pelayo. Genio y figura, sabrosa colección de ensayos de tres maestros del género como son Ignacio Gracia Noriega, César Alonso de los Ríos y el gran patriarca de las letras andaluzas, Aquilino Duque. El inminente, la celebración del simposio, dirigido por este último, que se celebrará la semana que viene en la sede de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras. No es mucho, pero sí muy bueno.

Es increíble que una personalidad como la de Menéndez Pelayo, considerado dentro y fuera de España como una de las cimas de la sabiduría europea, haya sido postergada de la forma que lo ha sido y lo es en su propia tierra, y que se haya privado de su huella a generaciones enteras de estudiantes de Letras, a pesar de que nadie se atreve a discutir su grandeza como historiador de las ideas, la literatura, la ciencia y el arte. Y este menosprecio inadmisible no es sólo el resultado de las banderías cainitas, sino ante todo de su olvido por la España que, también hoy, "en vez de cultivar su propio espíritu hace espantosa liquidación de su pasado". Dice César Alonso de los Ríos en el libro arriba mencionado: "Quizá si nuestros conservadores fueran, en general, un poco más cultos y tuvieran el coraje suficiente para asumir el pasado del que proceden… encontrarían en Menéndez Pelayo una respuesta reconfortante a los problemas que les plantea la asunción de su pasado". Me temo que don César pide demasiado.

miércoles, 24 de octubre de 2012

Dónde están los curas

«Los curas tratan de paliar lo que los comunistas destrozasteis»

EL MUNDO

Salvador Sostres

Salvador Sostres.  
Un comunista asaltó el otro día el colegio de los Salesianos de Mérida al grito de "¿Dónde están los curas, que les vamos a quemar".
¿Cómo que dónde están los curas? ¿No sabes dónde están los curas, comunista? No me extraña. Y no me extraña porque están donde tú no estás ni nunca has estado. Mientras tú haces el ridículo con tu ideología de fracaso y de muerte, ellos están predicando el amor y la vida. Mientras tú te haces el héroe de pacotilla, ellos humildemente hacen lo que pueden y lo que no pueden para paliar el sufrimiento de tantas personas desamparadas. Mientras tú prodigas el odio, ellos practican la compasión.
 
Ayer y ahora, los curas tratan, en definitiva, de paliar lo que vosotros los comunistas destrozasteis. Tratan de propagar el amor como metáfora de la solución universal y de hacer llegar la caridad allí donde vosotros sembrasteis el desastre.
Siempre habéis querido quemar iglesias y a los curas, eso no es ninguna novedad. Tampoco es nuevo que asaltéis colegios y que tratéis de imponer vuestra brutalidad y vuestra ignorancia. Es lo único que sabéis hacer y lo único que habéis hecho a lo largo de vuestra funesta trayectoria.
 
Pero por suerte, al final, habéis perdido siempre. Todo lo vuestro se ha derrumbado de miseria y muerte. Y han tenido que venir los curas y otros hombres de Dios a remontar con mucho amor  y mucha generosidad vuestros destrozos, a restablecer la dignidad y la libertad que son los dos grandes dones de Dios y justo lo contrario de vuestra atrocidad igualitarista que niega los propósitos de la Creación y es contraria a los intereses de la Humanidad.
Mártires Salesianos
 ¿Dónde están los curas? Preguntas fríamente cómo amo la vida y no querrías escuchar lo que te diría un grito. Los curas están despojándose de ellos mismos para ser y crecer en los demás, para hacer que el reino de Dios sea de este mundo y para que haya Providencia para todos.
¿Los queréis quemar? Ya de vosotros no me extraña nada. Sois un tanque contra cada esperanza de la Humanidad.

martes, 23 de octubre de 2012

Dionisio Ridruejo, presente

"Se cumplen hoy 100 años del nacimiento del escritor y político soriano, un hombre bueno que asumió sus errores de juventud y evolucionó del fascismo a la democracia"  Ignacio F. Garmendia / Sevillla

. Junto al general Yagüe tras la toma de Barcelona en enero de 1939.  

"Cervantes, por infeliz, / Juan de la Cruz, por celeste, / por deslenguado, Quevedo, / Jovellanos, por decente, / por aguileño, Unamuno, / Marañón, por impaciente, / Besteiro, por conservar / todo su honor indeleble. / ¿Y tú, Dionisio, por qué, / por qué tantas veces huésped / de las cárceles de España? / Por heredar a esos siete". Fechado el 27 de noviembre de 1974, el poema fue compuesto por don Pedro Laín Entralgo en homenaje a su viejo amigo Dionisio Ridruejo, una hermosísima "décima arromanzada" que tituló -con más desparpajo de lo habitual en sus manifestaciones públicas- Españoles en chirona. A Laín lo fustigó Umbral reiteradamente -por ejemplo en una de sus mejores novelas, Leyenda del César visionario (1991), donde acuñó la expresión "los laínes" para referirse al círculo de escritores falangistas que merodeaban en torno al gobierno de Burgos- porque según parece le había negado su apoyo para ingresar en la Academia. Pero sin pleitos de por medio lo ha explicado mucho mejor Andrés Trapiello, cuando señala que las cartas inéditas que el médico y humanista aragonés incluyó en su tardío libro de memorias, Descargo de conciencia (1976), ya las podía haber publicado en vida de Franco, del que nunca se permitió disentir aunque a sus espaldas o de tapadillo apoyara postulados afines a la democracia cristiana.

Los versos citados, sin embargo, redimen a Laín de sus dudas acomodaticias o de su pusilanimidad de persona honesta, pero claudicante. Infeliz, celeste, deslenguado, decente, aguileño, impaciente u honrado son calificativos -para no hablar de los altos ejemplos que aduce- que cuadran perfectamente con una personalidad como la de Ridruejo, el centenario de cuyo nacimiento celebramos o deberíamos celebrar estos días. La figura del poeta y político de Burgo de Osma ha sido reivindicada por Jordi Gracia en varios libros que fructificaron en el reciente La vida rescatada de Dionisio Ridruejo (2008), donde recorre con excelente pulso narrativo buena parte de su singular trayectoria, pero no conviene olvidar las aportaciones de Antonio Machín Romero, Manuel Penella o Francisco Morente, que en Dionisio Ridruejo. Del fascismo al antifranquismo (2006) analizaba los pasos que recorrió el soriano desde su inicial fascinación por el fascismo -llegó a ser Jefe Nacional de Propaganda, el equivalente español de Goebbels- hasta convertirse en una de las cabezas visibles de la militancia antifranquista.
3. Con su mujer, Gloria de Ros, y sus hijos Gloria y Dionisio en 1953.

"Este hombre desmedrado que aquí veis, no ha hecho en la vida otra cosa que equivocarse". Umbral solía citar las palabras de Cela -dos grandes escritores que por su recalcitrante oportunismo se sitúan en los antípodas de Ridruejo- en el homenaje que se le tributó a Dionisio con motivo de la publicación de su maravillosa Guía de Castilla la Vieja (1974), aparecida en el invierno de su vida. Celebrado en una abarrotada librería madrileña en abril del 75, el acto fue aprovechado por el escritor -por entonces envejecido y enfermo- para insistir en la necesidad de un cambio político que clausurara para siempre el régimen nacido de la Guerra Civil: "Estamos cansados de una España para gigantes. Necesitamos una España acomodada al tamaño del ser humano, y desde la desesperación esperamos su advenimiento". Hubo quien lo proponía, no sin perspicacia, como futuro presidente del primer gobierno de la democracia restaurada, pero murió sin llegar a ver por unos meses el final de la dictadura que había contribuido a fundar y de la que se hallaba apartado desde hacía décadas. Su último "error", dejó escrito Umbral, era haberse muerto "cuando más falta nos hacía".

Dionisio Ridruejo fue un gran hombre y un poeta discreto, pero jamás presumió de lo primero ni se engañó respecto a lo segundo. Llegó a lo más alto siendo apenas un muchacho y tuvo toda la vida para arrepentirse. No trató demasiado a José Antonio, pero se decía que su hermana Pilar estaba enamorada del poeta y el hecho es que ella y su círculo lo protegieron siempre. A Franco le envió una carta que sólo él pudo escribir, en aquella España adocenada en la que nadie osaba toserle al dictador ni mucho menos enmendarle la plana. Cuando volvió de la División Azul, adonde lo habían llevado su temprana disidencia -todavía entonces, por su lealtad al fascismo- y la mala conciencia, compartida por otros señalados jerarcas, de no haber hecho la guerra ni pisado el frente más que para dar mítines, pesaba cuarenta kilos y hubo que repatriarlo casi a la fuerza. En Barcelona se enamoró de su futura mujer, Gloria de Ros, y de la lengua catalana, entró en contacto con el grupo de la revista Destino -falangistas, ellos sí, liberales, claramente aliadófilos- y fue poco a poco evolucionando hacia la socialdemocracia, proscrito por las autoridades pero engrandecido por la persecución, arrastrando con dignidad el estigma de la traición y sin perder nunca la condición y la fama de hombre bueno.
Con el llamado grupo de los Laínez
2. En 1942, confinado en Ronda

Confesó sus culpas de juventud sin que nadie le instara a ello. Vivió siempre de forma precaria y con grandes apuros económicos. Nunca habló mal públicamente -léase su póstumo e imprescindible Casi unas memorias (1976)- de sus antiguos camaradas de la Falange, aunque razones no le habrían faltado, ni rompió con los amigos personales por causa de la ideología. Intentó ver lo mejor de cada uno y a él se deben -aún impresiona leerlas- las primeras declaraciones públicas que defienden, pero de verdad y desde dentro, una definitiva reconciliación entre los españoles. Estuvo implicado en el famoso contubernio de Munich y trabajó por la democracia venidera cuando muy pocos lo hacían. Siempre lo guió el sentido del deber, una radical honestidad que superó todas las pruebas. Mientras otros se aplicaban al medro, él se desentendió de sí mismo y asumió el difícil partido de la moderación, dejando de lado las proclamas maximalistas o el mezquino afán de revancha. En Ronda, donde vivió el primero de sus muchos destierros, aún se aprecia su aura, acaso hermanada con la del poeta Rilke. Nuestra pobre vida política necesitaría muchos hombres como Ridruejo -no gigantes, sino personas generosas, cabales, despreocupadas del propio beneficio- para levantar el vuelo, pero con que hubiera uno solo podríamos albergar un cierto grado de esperanza.
Diario de Sevilla

martes, 16 de octubre de 2012

La dignidad de la pobreza

Debuta, salvo error u omisión, Pedro Cantero en el mundo de la ficción con esta novela ambientada en el periodo previo a la última guerra civil española. Y lo hace con algo más que dignidad y bastante pobreza de fatuas pretensiones formales. La novela del autor adoptivo visueño, recoge y refleja  la imagen fidedigna del campesinado de la baja Andalucía del periodo  de preguerra. Para ello Cantero ha desnudado su prosa de cualquier adorno que la distrajera y ha descendido al miserable ambiente de los braceros andaluces de aquella época en toda su crudeza.
La novela
Hambruna, niños famélicos desnudos, frío, enfermedades, hacinamiento y analfabetismo son tratados por Cantero con toda la dureza que exige el tema para lo cual no ha dudado en retorcer los tópicos al uso y así aumentar la perspectiva de aquella tremenda desigualdad social, auténtico polvorín de la España de los años treinta.
Braceros andaluces
 La novela transcurre en un pueblo ficticio en la campiña gaditana donde confluyen, familias de campesinos sin absolutamente nada con lo que sobrevivir tanto física como espiritualmente, con la abismal desigualdad de los terratenientes de la época. Constituye este ambiente de miseria, represión y explotación del hombre por el hombre, terreno abonado para el crecimiento del anarquismo y el comunismo revolucionario. Nuestro autor relata en boca de sus personajes, aquel clima de odio cainita que la situación de profunda injusticia social genera entre la población. Se suceden  y entremezclan las peripecias existenciales de los personajes, sus entrañables detalles cotidianos, con los ajustes de cuentas pretéritas, no solo entre los elementos de diferentes clases sociales, sino también entre personas con lazos familiares de sangre que piensan de otra forma como en el caso del matrimonio formado por el falangista y la hermana de líder libertario.
Anarquistas de la Baja Andalucía
Es precisamente en este turbulento ambiente donde surge un pensamiento nuevo, incomprendido y perseguido a diestra y siniestra que viene a redimir, desde el vértice de la tarea común de la construcción de una empresa superior, al hombre como verdadero portador de valores espirituales negados por las ideologías revolucionarias en boga en la época. Una ideología de redención del hombre por la nación cuya revolución, a la postre, sería birlada por aquellas oligarquías que usaron su sangre para seguir prevaleciendo.
El resto, puede imaginárselo el lector: odio, venganzas y matanzas previas a la debacle civil entre hermanos más sangrienta de nuestra historia.
Casas Viejas
 El avance del comunismo frente al extendido anarco-sindicalismo del campo andaluz es fielmente contado por el autor mediante una prosa austera, lacónica y comprometida; ausente de artificios, como corresponde al estilo del ideario falangista del escritor visueño.
Pedro Cantero
Cantero deja abierta la historia para una sucesiva entrega que, dado el buen sabor de boca que deja la primera ,a buen seguro creará impaciencia entre sus lectores.

E.L.S.

ADEMAN

jueves, 11 de octubre de 2012

Manifiesto Andaluz por España


Manifiesto andaluz del 12 de octubre

Rafael Sanchez Saus

NOS alcanza el 12 de octubre, fiesta nacional de las Españas, con un estado de ánimo más propio de velorios que de desfiles y proclamas. Me pregunto si nuestros bisabuelos vivieron el 98 con la misma sensación de fin de ciclo, de decadencia, de acabóse que hoy se percibe en cuanto se rasca levemente la coraza casi siempre alegre, al menos bulliciosa, que el español usa en sociedad.

Que en este ambiente un grupo nutrido de sevillanos se hayan resuelto a redactar un manifiesto a los españoles para afirmar que "es la hora de un gran acuerdo nacional que responda, sin complejos, a las amenazas, hasta ahora impunes, que desde las propias instituciones de la Nación se están llevando a cabo por quienes de una manera u otra han decidido socavar los cimientos de España" me parece un acto tan meritorio como simbólico. Recalco lo de sevillanos no sólo porque de Sevilla haya partido la iniciativa, también porque creo que en la actual situación de España, toda Andalucía, pero especialmente Sevilla por ser su capital histórica, tienen mucho que decir. De Andalucía partió la solución política al dilema que se planteó en los comienzos de la Transición en torno a las llamadas nacionalidades históricas. El rechazo de los andaluces a un trato discriminatorio en aquel momento decisivo de la configuración del Estado de las Autonomías tuvo un peso determinante. Y aquella protesta masiva, que no pudo ser desoída ni en Madrid ni en Barcelona, es la que recondujo la cuestión territorial al claveriano "café para todos".

A menudo me he preguntado qué hubiera pasado si Andalucía hubiera canalizado su demanda hacia la afirmación de la unidad y no hacia la instintiva reclamación de igualdad con los insaciables. Ahí ya estaba asumida la absurda carrera hacia la disgregación del sentimiento nacional que ha prevalecido en los últimos treinta años. Pero Andalucía podía entonces, y puede ahora, con su enorme peso político en el total español, convertirse en el adalid de la unidad de la que ella es principal beneficiaria. Pero no, nuestros políticos no tienen el corazón en esas cosas, sino en la obsesión de no ser, nunca, menos que nadie en su pueblo.

"Los españoles que cada día nos echamos la Patria a hombros estamos seguros de que nos espera y nos pertenece un porvenir alegre en el que, por encima de tierras, lenguas y credos, nos reconozcamos en una España ancha, resuelta en su identidad y repleta en libertades". Palabras así, dichas con acento andaluz, es lo que están necesitando oír los españoles en estas horas tristes.



 
MANIFIESTO PLATAFORMA CIUDADANA 12 DE OCTUBRE EN SEVILLA
Estimado amigo,
Convive, con la cotidiana lucha de familias y empresas españolas por salir adelante de esta crisis económica, el desafío de quienes, frente a los demás,  reivindican  una independencia que subvierta aquellos valores en los que los españoles nos reconocemos y encontramos: unidad, solidaridad, igualdad y libertad, recogidos ampliamente en nuestra Constitución. 
Abundan los representantes de las más altas Instituciones de los distintos Poderes del Estado que, como mucho, contraponen  una calculada abstención ante tal atentado contra la solidaridad entre españoles o recurren a meros  argumentos económicos para, sobre ellos, mantener la unidad de todos los españoles como si la Unidad de nuestra Nación, tan sólo dependiera del saldo de una cuenta de pérdidas y ganancias. En la España, esa en  la que nos reconocemos, que ha conseguido avanzar en la integración de todos cuantos han venido buscando un futuro digno, se le ha impuesto a nuestros hijos un adoctrinamiento que, impunemente, los va envenenando  en el odio al semejante a lomos de una historia local maniquea  y falsa que sólo busca levantar fronteras allí donde la tierra era llana.
Si educar en el odio al diferente es, afortunadamente, una práctica socialmente reprobada y judicialmente perseguible, ¿qué razón encontramos para permitir una educación que fomente e  inocula el odio entre los españoles según su residencia?
Las propias lenguas de España parece que han dejado su natural esencia de mecanismo social de entendimiento para ponerse al servicio del enfrentamiento y blandirse como obstáculos en el desarrollo vital de aquellos que han de procurarse su porvenir en otras tierras distintas de las que le vieron nacer.
Quienes impulsamos esta celebración del 12 de Octubre, hacemos un llamamiento, a todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria, a las extraparlamentarias y a la sociedad civil en general, a trabajar juntos en alumbrar soluciones inmediatas ante la grave crisis económica, política, social y moral que invade nuestro país.
Pónganse los partidos políticos de acuerdo porque la sociedad ya lo está en defender este espacio de solidaridad y ayuda mutua que es España. Dejen de ser entes autistas incapaces de ponerse de acuerdo salvo cuando se trata de sacar adelante un plan financiero de ajuste impuesto por Bruselas. España no es  solo un puñado de cifras económicas ni una Nación que por única ley tenga el reglamento de un casino.
Es la hora de un gran acuerdo nacional que responda, sin complejos, a las amenazas, hasta ahora, impunes que desde las propias instituciones de la Nación se están llevando a cabo por quienes de una manera u otra han decidido socavar los cimientos de España y lo hacen, para mayor escarnio, con dinero público.
Es la hora inaplazable de replantearse  sin miedos ni servidumbres, la organización territorial del Estado. Una sociedad democrática y madura tiene derecho a plantearse si sus administraciones atienden eficazmente los servicios públicos y así, revisar y remover todas aquellas duplicidades y triplicidades que sólo sirven a los intereses de la clase política y a los intereses territoriales de partido cargando sobre los hombros de los españoles, el peso de  unos presupuestos hipertrofiados que nos hace pagar impuestos hasta la extenuación.
 
En Cataluña durante el pasado mes de septiembre hemos podido constatar que el nacionalismo, apoyándose en la máxima autoridad de dicha Comunidad Autónoma, ha desafiado al pueblo español solicitando expresamente una consulta popular soberanista que no ha recibido una respuesta clara y contundente por parte del Gobierno de la Nación. Es por ello, por lo que nuestro manifiesto toma aún más importancia, considerando que la movilización de la sociedad civil es vital para mantener la unidad nacional y para superar resueltamente esta crisis que nos angustia pero que no conseguirá vencernos. 
Si los políticos elegidos electoralmente continúan dimitiendo de su condición de representantes del pueblo español, se ahondará en esta sangrante realidad que nos muestra a España como una superposición de particularidades yuxtapuestas sin que nadie recuerde ni de dónde venimos ni si tenemos un futuro juntos.
La sociedad civil, los españoles que cada día nos echamos la Patria a hombros y con nuestro esfuerzo llenamos el plato de comida y las alforjas de esperanza, estamos seguros de que nos espera y nos pertenece un porvenir alegre en el que, por encima de tierras, lenguas y credos, nos reconozcamos en una España ancha, resuelta en su identidad y repleta en libertades.
Plataforma Ciudadana 12 de Octubre en Sevilla.
Sevilla, 10 de Octubre 2012.